Perspectivas y límites del ecumenismo (I)

22.02.2016

Ecumenismo y diálogo interreligioso hoy

La cuestión del ecumenismo y del diálogo interreligioso en la realidad actual de secularización progresiva es un gran desafío para la Iglesia Católica y otras comunidades cristianas. La actitud hacia este tema marca la línea entre los partidarios de las orientaciones modernistas y tradicionalistas en el mundo cristiano, que se superpone (pero sólo parcialmente) sobre otra división que define al cristianismo contemporáneo: la moral de los liberales y los conservadores. La interpretación estricta de la cuestión a través de estas divisiones sería sin embargo un error, ya que demasiado a menudo sucede que los de moral conservadora pueden ser modernistas en temas de diálogo interreligioso, y los liberales en cuestiones morales pueden ser partidarios de la teología tradicional de las religiones (1). Es valioso ver esto desde la perspectiva de los tradicionalistas, para entender las amenazas y las oportunidades que presenta el ecumenismo y el diálogo interreligioso.

Dos ecumenismos

El ecumenismo es posible, por supuesto, sólo dentro de los límites del cristianismo, mientras que el diálogo interreligioso puede llevarse a cabo también con los seguidores de otras religiones. El diálogo entre las diversas comunidades cristianas es siempre más o menos ecuménico en su carácter, porque su objetivo es conducir a los cristianos a la unidad eclesiástica. El diálogo con las otras religiones está comprometido con objetivos generales y es más limitado, pero también en esta área es posible hablar de teología. Generalmente, sin embargo, parece ser más fácil el deseo de trabajar juntos sobre temas sociales, lo que también debería servir como un objetivo importante en las relaciones entre las comunidades cristianas.

Ecumenismo doctrinal

El ecumenismo con una base doctrinal, desde la perspectiva de los católicos romanos, tiene sus orígenes en los sacramentos del Bautismo y de la Eucaristía, y en la legitimidad papal y el ministerio episcopal. Las contradicciones aquí proceden de las relaciones entre los católicos y los cristianos evangélicos (bautistas, pentecostales), que reconocen solamente el bautismo de los adultos. Además, algunas comunidades ortodoxas (algunos monjes del Monte Athos, iglesias del Viejo Rito y del Calendario Antiguo en Rusia) requieren a los convertidos del catolicismo romano volverse a bautizar, no reconociendo los sacramentos dados fuera de su propia comunidad. La intercomunión limitada (en caso de ausencia de un templo accesible de su propia Iglesia, se permite participar en la liturgia y en la Eucaristía en los templos de otra) entre católicos romanos y ortodoxos es aceptable, sin embargo, debido a que estas Iglesias reconocen la validez de la otra ordenación.

Los obstáculos para el ecumenismo cristiano, obviamente, implican más de un par de cuestiones de carácter doctrinal, litúrgico y disciplinar. Éstas incluyen la falta de reconocimiento por parte de los católicos de la validez de la ordenación de los anglicanos, la falta de reconocimiento por parte de los protestantes de la transferencia de la autoridad de Cristo sobre la Iglesia en las manos del Papa. Pero los logros del movimiento ecuménico también son visibles: se ha apaciguado la disputa con la Iglesia Asiria de Oriente, que fue acusada de nestorianismo en el Concilio de Éfeso (431), y también se ha apaciguado la disputa con las Iglesias orientales (siríaca, siria-Malankar, armenia, copta, etíope y eritrea) a menudo acusadas a su vez de monofisismo desde el Concilio de Calcedonia (451).

El movimiento ecuménico, sin embargo, también plantea una amenaza, y como entidad que es esencialmente protestante, despierta dudas razonables entre católicos y ortodoxos. La Iglesia Católica nunca ha participado en el Consejo Mundial de Iglesias establecido en Ámsterdam en 1948, mientras que la Iglesia Ortodoxa de Georgia y la Iglesia Ortodoxa búlgara retiraron a sus miembros de esta organización en 1997 y 1998, respectivamente. El peligro que plantea el movimiento ecuménico es el concepto de "unidad en la verdad" conceptualizado en algunas comunidades protestantes, expresado ​​como "hospitalidad eucarística" popularmente entre los mismos, y que significa la liberación de sus ritos de comunión a todos los bautizados, y a veces incluso a los no bautizados.

La Eucaristía es el sacramento de la renovación y el refortalecimiento de la unidad de la Iglesia, no puede por lo tanto ser concelebrada en caso de ausencia real de dicha unidad en la Fe, en los sacramentos y en la jerarquía de la Iglesia. Para evitar la trampa de ignorar las diferencias reales y significativas, el Catolicismo y la Ortodoxia pueden reconocer la intercomunión, pero la rechazan en relación con las comunidades protestantes.

Ecumenismo ético

Además de los campos dogmáticos en las disciplinas de la sacramentología y eclesiástica, otros campos para el diálogo entre las comunidades cristianas son la ética, la antropología y el modelo de orden social. La importancia de estas áreas hoy en día es sin duda mayor que las cuestiones teológicas, ya que determinan la naturaleza de la vida colectiva y dan forma al orden social. Todo indica que en el siglo XXI, la disputa doctrinal más importante no debatirá sobre lo teológico-dogmático, sino sobre lo moral-antropológico (2). Cuando el estado y la autoridad tienen un carácter religioso, el contenido y la forma de la religión determinan la vida humana temporal y si ha abierto su camino hacia Dios. Con el advenimiento del estado secular, la religión ha sido empujada a los márgenes de la vida humana, por lo tanto las diferencias dogmáticas entre las religiones ya no desempeñan un papel tan fundamental como el concepto de vida colectiva por el que aboga una comunidad religiosa determinada.

Hasta hace poco tiempo, un socio natural en el diálogo ecuménico para la Iglesia Católica eran las comunidades protestantes iniciadas durante la primera ola de la Reforma, ya que como indicó Hilaire Belloc en Essays of a Catholic, ("Ensayos de un católico"), los pueblos que pasaron al protestantismo, no rechazaron sus normas morales católicas (3). Esta situación cambió, sin embargo, en el último medio siglo, cuando muchas iglesias y comunidades protestantes han pasado a aceptar el aborto, la ingeniería genética, la homosexualidad, y a veces incluso la eutanasia. Esto ha distanciado significativamente de la Iglesia Católica a muchos anglicanos, luteranos, reformados, metodistas y comunidades de santidad.

Por otro lado, se hizo evidente un acercamiento de los católicos con los baptistas, anteriormente hostiles a ellos, los pentecostales y los ortodoxos, así como a la Comunión Anglicana Tradicional (Iglesia Anglicana en América y la Iglesia Católica Anglicana de Canadá). Las fronteras y los muros sobre cuestiones morales atraviesan todas las divisiones existentes. Los anglicanos, que hasta hace poco eran la denominación protestante más cercana a los católicos, se han convertido en la más distante de la iglesia cristiana moralmente hablando, desde un punto de vista antropológico. Los baptistas o los pentecostales, que hasta hace poco ni siquiera veían a los católicos romanos como cristianos, sino sólo como los hijos de la gran ramera, ahora cada vez más reconocen que están mucho más cerca de nosotros (es decir, de los católicos romanos) que de los protestantes (4).

Cristianismo versus liberalismo

Las controversias sobre los estudios éticos y antropológicos, sin embargo, derivan meramente de una más fundamental, como se ha dicho antes, que es la discusión entre los partidarios de fundar una comunidad política sobre principios seculares (liberales), y los partidarios de fundarla sobre principios religiosos (religiones). Hoy en día, nuestras naciones hacen frente a nuevos desafíos. Bajo el pretexto de mantener el principio del secularismo, o la defensa de la libertad, se cuestionan los principios morales básicos basados en los Diez Mandamientos. Son promovidos el aborto, la eutanasia, las uniones del mismo sexo presentadas como una de las formas de matrimonio, un estilo de vida consumista, el rechazo de los valores tradicionales y la retirada de los símbolos religiosos del espacio público. A menudo lidiamos con manifestaciones de hostilidad hacia Cristo, Su Evangelio y la Cruz, así como a intentos de excluir a la Iglesia de la vida pública. El secularismo falsamente entendido toma la forma de fundamentalismo, y de hecho es una de las variedades del ateísmo (5).

En la lucha permanente entre el liberalismo y el cristianismo, la cooperación natural debería ser, por tanto, entre los ritos antiliberales cristianos ortodoxos, y los ritos romanos y protestantes. La idea a presentar contra las ideas liberales del Estado laico debe ser la idea del estado cristiano. Tenemos la convicción de que Cristo resucitado es la esperanza no sólo para nuestras Iglesias y pueblos, sino también para Europa y el mundo entero (6). El Arzobispo Jozef Michalik y el Patriarca Kirill escribieron esto en un mensaje conjunto en agosto de 2012. La comunidad política basada en el cristianismo y la antropología cristiana, es una comunidad política que se organiza en torno a las normas de la ética cristiana, rechazando así crímenes como el aborto, la eutanasia, la ingeniería genética, la clonación, así como las diversas manifestaciones de inmoralidad como el divorcio, la pornografía, la promiscuidad y la impudicia, postuladas por el liberalismo.

Llamamos a todos a respetar la dignidad inalienable de toda persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:27). En el nombre del futuro de nuestros pueblos abogamos por el respeto y la defensa de toda vida humana desde la concepción hasta la muerte natural. Creemos que no sólo el terrorismo y los conflictos armados son un grave pecado contra la vida y la vergüenza de la civilización moderna, sino que también lo son el aborto y la eutanasia.

Una base firme de cualquier sociedad es la familia como una unión permanente entre un hombre y una mujer. Como una institución establecida por Dios (cf. Génesis 1:28; 2,23-24), la familia exige respeto y defensa. Es el soporte de la vida, un medio ambiente saludable, educativo, y es un garante de estabilidad social, y un signo de esperanza para la sociedad. Es en la familia donde el hombre madura y se vuelve responsable de sí mismo, de los demás, y de la sociedad en la que vive.

Con sincera preocupación, esperanza y amor, miramos a los jóvenes, a quienes queremos proteger contra la desmoralización, y educarlos en el espíritu del Evangelio. Queremos enseñar a los jóvenes el amor de Dios, al hombre y a su patria terrena y desarrollar en ellos el espíritu de la cultura cristiana, frutos de la cual son el respeto, la tolerancia y la justicia (7).

Siendo el respeto de la dignidad humana y la protección efectiva de la vida por nacer, la reconstrucción de la familia y la educación cristiana, requisitos de las futuras generaciones para reemplazar el Estado liberal por el estado cristiano, deben ser garantizados. Tradicionalistas e integristas cristianos no deben, por tanto, participar en las llamadas "guerras culturales" llevadas a cabo dentro de los límites del paradigma liberal, ya que no alcanzan la esencia del conflicto actual y no ofrecen perspectivas de ningún éxito real permanente. El efecto del diálogo ecuménico entre los cristianos debe ser un rechazo común por su parte del paradigma liberal en los campos ideológico y político.

La cristianización del estado liberal no es posible, porque el liberalismo y el cristianismo son competidores y paradigmas de civilización que se excluyen mutuamente. La lucha contra la inmoralidad y la llamada a la obediencia de la ley de Dios sin rechazar el liberalismo político, el andamiaje de la moderna "cultura de la muerte", están condenadas al fracaso. Aun cuando los cristianos asuman temporalmente esta lucha y salvaguarden con eficacia la protección legal de la vida por nacer, el principio de la alternancia política creará, al final, la voluntad de impulsar a las fuerzas anti-cristianas, que completarán la destrucción temporalmente ralentizada.

El Reinado Social de Cristo en el estado liberal es imposible. Sería posible sólo después de la destrucción del liberalismo, bajo el dominio de los gobernantes legítimos de Dios. Frente a las dificultades objetivas a las que se enfrenta el ecumenismo en las áreas del dogma y la disciplina eclesiástica, y la disminución de la importancia del cristianismo en Europa, el acento en el diálogo ecuménico debe trasladarse hacia los problemas de la antropología y de la ética, lo cual debe conducir a la aparición del bloque cristiano anti-liberal compuesto por cristianos de diferentes ritos que comparten su rechazo al liberalismo. Este bloque debe combatir no sólo las consecuencias concretas y específicas del liberalismo (el divorcio, la institucionalización de la homosexualidad, el aborto, etc.), sino también el paradigma liberal ideológico y político, buscando sustituir el estado liberal por el estado cristiano.

 

Notas:

1 . T. Terlikowski, Kościół (dla) zagubionych, Kraków 2007, s. 51-52.

2T. Terlikowski, Kiedy sól traci smak. Etyka protestancka w kryzysie, Warszawa 2005, s. 10.

3T. A. Nelson, Przedmowa amerykańskiego wydawcy [w:] F. Sardà y Salvany ks. dr, Liberalizm jest grzechem, Poznań 1995, s. 21.

4T. Terlikowski, dz. cyt., s. 11-12.

5 Józef Arcybiskup Michalik, Metropolita Przemyski, Cyryl, Patriarcha Moskwy i Całej Rusi, Wspólne Przesłanie do Narodów Polski i Rosji, Przewodniczącego Konferencji Episkopatu Polski, Arcybiskupa Józefa Michalika, Metropolity Przemyskiego i Zwierzchnika Rosyjskiego Kościoła Prawosławnego Patriarchy Moskiewskiego i Całej Rusi Cyryla, podpisane 17 sierpnia 2012 r. w Warszawie,http://episkopat.pl/dokumenty/pozostale/4396.1,Wspolne_Przeslanie_do_Nar..., Russian version: https://mospat.ru/ru/2012/08/17/news69023/ (15.01.2016).

6 Józef Arcybiskup Michalik, Metropolita Przemyski, Cyryl, Patriarcha Moskwy i Całej Rusi, Wspólne Przesłanie...

7 Józef Arcybiskup Michalik, Metropolita Przemyski, Cyryl, Patriarcha Moskwy i Całej Rusi, Wspólne Przesłanie...

08/02/2016

(Traducción Página Transversal).

Fuente: Katehon.