Reseña del libro: Ernst Jünger: Un destino europeo diferente

10.12.2024

Ernst Jünger es célebre en Francia y despreciado en Alemania y Austria. ¿Por qué? En su libro de 2008, recientemente traducido al inglés por la editorial Arktos, el nacional-revolucionario e historiador francés Dominique Venner explica el por qué el héroe de guerra y revolucionario conservador alemán Ernst Jünger no sólo es una figura monumental del siglo XX – que sirve de sismógrafo de sus inmensas convulsiones –, sino también un guía para la creación de un destino europeo diferente.

A lo largo de 212 páginas Venner, que eligió suicidarse en el 2013 en protesta frente a la decadencia de Europa, no sólo ofrece una visión de las numerosas etapas de la vida de Jünger, sino que también las sitúa en su contexto político e histórico. El germanófilo francés se centra en las primeras obras del escritor, que residió por última vez en Wilflingen, de especial interés para los nacionalistas revolucionarios. Venner recorre la trayectoria de Jünger, cautivado por la guerra, desde su breve paso por la Legión Extranjera francesa (Juegos africanos), su heroico servicio como soldado de asalto en la Primera Guerra Mundial (Tempestades de acero), hasta el ascenso del nacionalsocialismo y la Segunda Guerra Mundial.

Venner destaca la cosmovisión vitalista des nacionalista revolucionario nietzscheano que, como acérrimo prusiano, predicaba el mito del servicio al Estado y la movilización total de todos los alemanes a través del ejército (El Trabajador) con el objetivo de hacer posible la renovación de Alemania. Para ello, Jünger buscó incluso una alianza con la Unión Soviética para derrocar el orden burgués-liberal. Jünger aspiraba a una revolución nacional y, frente al mito científico-social darwinista de la raza, abrazó el mito prusiano del Estado.

Según Venner, Jünger estaba al corriente de las actividades de la resistencia alemana, pero se negó a participar. Durante la Segunda Guerra Mundial, Jünger sirvió principalmente como oficial de ocupación en París, donde continuó traduciendo sus obras al francés y mantuvo contactos con la intelectualidad parisina junto con sus obligaciones militares. El final de la Segunda Guerra Mundial, marcado por la muerte de su hijo Ernstel y el hundimiento de Alemania, fue una catástrofe total para Jünger y alteró profundamente su vida. Venner ve reflejada esta transformación en la figura del Waldgänger (caminante del bosque), que Jünger introdujo en 1951 como símbolo de la resistencia total. Esta figura, afín a la crítica de Martin Heidegger a la tecnología, se opone al peligroso desarrollo de un mundo hipertecnologizado y aboga por la resistencia total del individuo frente a una sociedad criminalizada.

Venner concluye su retrato de Jünger con la figura del Anarca en la novela de Jünger Eumeswil. Este personaje sólo busca gobernarse a sí mismo y, como frío e indiferente observador de los acontecimientos, se convierte en la antítesis de los globalistas que pretenden gobernarlo todo.

El trabajo de Venner es de interés para cualquiera que desee explorar los escritos de Ernst Jünger desde una perspectiva patriótica. Llama especialmente la atención el enfoque nacional-revolucionario, marcial y pagano a través del cual se contempla la obra de Jünger, enfatizando su pensamiento inmanente-dionisíaco. Sin embargo, debido al alcance del libro, no se abordan los aspectos cristiano-apolíneos de las obras posteriores de Jünger. Para quienes deseen comprender a Ernst Jünger, la Revolución Conservadora y, sobre todo, su influencia en Francia, este libro es indispensable.

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera

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