Tras el recuento final de los resultados de las votaciones en EE.UU., se pueden sacar ciertas conclusiones (aunque no concluyentes) sobre el futuro inmediato de la vida social y política en EE.UU., los posibles ajustes y cambios en la política exterior y la dinámica de una mayor polarización en la sociedad ya en vísperas de las elecciones presidenciales de 2024.
Los débiles resultados de los republicanos y la "toxicidad" de la figura mediática demonizada de Trump plantean dudas sobre el futuro de la candidatura presidencial del Partido Republicano en 2024.
Estados Unidos celebró el 8 de noviembre sus tradicionales elecciones de mitad de mandato. Los ciudadanos estadounidenses reeligieron a toda la Cámara de Representantes (435 escaños) y a un tercio (35 de 100) de los senadores. El equilibrio de poder en el poder legislativo estadounidense y en parte del poder judicial (los nuevos jueces del Tribunal Supremo son nombrados por el Presidente con el consentimiento del Senado) depende del resultado de las elecciones. Una convincente victoria republicana en ambas cámaras convertiría al presidente demócrata Joe Biden en un "pato cojo" dos años antes de las elecciones presidenciales. Aplicar las políticas que prometió sería prácticamente imposible con sus oponentes en el control de la Cámara y el Senado. Además, los estadounidenses eligieron a los gobernadores de 36 estados, 3 dependencias y al alcalde del Distrito Federal de Columbia.
Las encuestas realizadas a los estadounidenses muestran que, a pesar de la preocupación por el coste de los compromisos militares, especialmente después de los despliegues en Irak y Afganistán, el público sigue apoyando en gran medida el mantenimiento de bases en democracias estables como Alemania, Corea del Sur y Japón.
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