Un pérfido golpe a la autonomía athonita
El escandaloso maltrato al profesor Alexander Dugin en el aeropuerto de Tesalónica hace unos días es inaceptable bajo cualquier circunstancia. Sin embargo, esto suscita una alarma particularmente fuerte a causa del destino de la peregrinación de Dugin: La comunidad monástica ortodoxa autónoma del Monte Athos.
El rechazo inicial de las autoridades griegas a permitir que el profesor Dugin continuase su viaje al Athos fue motivado por una solicitud dudosa, supuestamente por el gobierno húngaro, para denegarle la entrada al territorio de la UE. La prohibición de entrada fue rescindida más tarde, pero el hecho en sí es que en el territorio griego fue interrumpida una peregrinación sobre tales endebles pretextos, que sienta un precedente de que el mundo ortodoxo
El monte Athos no es un destino turístico, ni una parte integral de Grecia (y por extensión, de la Unión Europea) en el mismo sentido que Tesalónica o alguna otra porción de territorio soberano griego. Mientras legalmente está conectada a Grecia, las modalidades específicas de su conexión están reguladas por tratados internacionales, de los que la comunidad monástica es un sujeto distinto y reconocido. Aquellos acuerdos internacionales, sin dudas, concede a los monjes del Athos unos amplios derechos de auto-gobierno y se excluyen del dominio de la aplicación sin restricciones de los estándares y provisiones legales griegas (o de la UE).
De hecho, tras el fin del gobierno turco, tras acabar la guerra de los Balcanes (1912-1913), el estatus del Athos fue el tema de extensas negociaciones diplomáticas internacionales que esclarecían que, empezando con la retirada otomana, la península monástica no se relacionaba como sujeto de la soberanía griega análogamente a los otros territorios griegos liberados. Con la subsiguiente firma de los tratados multilaterales de Neuilly (1919), Sevres (1920) y Lausanne (1923), las restricciones a la soberanía griega sobre el monte Athos fueron oficialmente recogidas en el derecho internacional.
Entendiendo la posición legal especial del Athos (esencialmente, que no es una parte soberana y sin restricciones de Grecia) y las sutilidades por las que esta posición se expresa y sostiene, es indispensable apreciar las ramificaciones últimas de lo que ocurrió en el aeropuerto de Tesalónica. Algunas de estas sutilidades son expuestas por el profesor Ch. G. Patrinellis de la Universidad Aristóteles en Tesalónica: “Debería notarse que [en el Athos] las materias disciplinarias y las disputas menores entre monjes o monasterios son resueltas legal e inicialmente por autoridades monásticas individuales, en segunda instancia por la Santa Comunidad, y en tercera, por el Sínodo del Patriarcado Ecuménico. Los delitos menores y las infracciones menores son establecidas por las autoridades policiales locales, mientras que los delitos criminales y las disputas territoriales entre monasterios, están en la jurisdicción de tribunales competentes en Tesalónica”.
Dado que el Athos es una zona legal distinta con su propio derecho (una analogía entre China y Hong Kong quizá no estaría enteramente fuera de lugar), el rechazo de las autoridades griegas a facilitar la continuación hacia su destino del Profesor Dugin es un acontecimiento siniestro de una preocupación mucho más amplia y un alcance potencial del que sería una simple negación de derecho de tránsito a un individuo. En juego está el futuro del Monte Athos y el tema fundamental de si será o no será absorbido en última instancia por el sistema secular agresivo de “valores” sociales y jurisprudencia defectuosa que está siendo impuesta por la sumisión a la corrección política dictada por Bruselas con la connivencia activa del régimen izquierdista en Atenas.
Si a los visitantes de la comunidad monástica autónoma del Athos se les puede denegar el acceso sin restricciones a su territorio, se mina sus características esenciales e inherentes de su estatus especial. ¿Qué será lo siguiente? ¿La aplicación de una decisión desde Bruselas por la que, en nombre de la igualdad, a las mujeres se les deba permitir la entrada a pesar de que está prohibido por la constitución de la comunidad? ¿Seguido por una orden para instalar baños trans-género en los monasterios?
El abuso sufrido por el Profesor Dugin en el aeropuerto de Tesalónica se relaciona con la naturaleza totalitaria del nuevo orden mundial secular que está en proceso de ser impuesto, cuyos orquestadores han decidido que no dejarán ni el más mínimo espacio, rincón, o lugar, en cualquier parte del planeta, donde la “diversidad” que ellos sermonean hipócritamente, y la usan como un ariete para la destrucción de las identidades e instituciones tradicionales, puedan representarse y celebrarse actualmente. Este es el porqué de lo que ocurrió en el aeropuerto de Tesalónica es siniestro y peligroso. Especialmente cuando se considera en conjunción con la declaración del totalmente ateo primer ministro griego, Alexis Tsipras, que ya tiene un historial nada envidiable de sumisión servil a las fuerzas que están arruinando sistemáticamente su país y no ha dado el más mínimo rastro de afinidad a la herencia espiritual de la nación, salvo que el “Athos pertenece a todo el mundo”.
No, no pertenece a todo el mundo sino a la Madre de Dios que lo convirtió en su jardín. También pertenece a los creyentes ortodoxos del mundo que reciben del monte, la energía espiritual y la sobriedad que genera incesantemente. Pero enfáticamente no pertenece a “este mundo” o al “príncipe” del quien atrae su inspiración.
¿Dónde está la reacción del mundo ortodoxo al ultraje en el aeropuerto de Tesalónica y sus espantosas implicaciones?