Un agente a cargo de la falsificación ideológica: El caso de Jorjani

29.03.2021

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera

El fenómeno norteamericano conocido como la “derecha alternativa” se caracteriza (lo cual ha sido confirmado por algunos de sus referentes ideológicos) [1] por una ausencia sistemática de cualquier clase de producción bibliográfica. De hecho, además de la propaganda que difunden en todas las redes sociales y más allá de que sus exponentes se dediquen simplemente a la publicación de memes, videos y artículos acusatorios, la Alt-Right casi siempre se dedica exclusivamente a recurrir a las obras de algunos intelectuales europeos (su gama de referentes va desde Guillaume Faye hasta Aleksandr Dugin) en un intento de apoyar su propia cosmovisión. Sin embargo, la figura de Jason Reza Jorjani se encuentra muy lejos de semejante incapacidad teórica: Jorjani es un ideólogo norteamericano de origen iraní cuya obra, que tiene la virtud de hacer continuas referencias a la civilización indoeuropea, ha comenzado a volverse bastante popular en algunos círculos de derecha del "Viejo Continente". Estos círculos derechistas tienen la desventaja de dejarse impresionar fácilmente ante el uso de una terminología pseudohistórica y pseudo-tradicional. Intentaremos a lo largo de escrito refutar las principales tesis de Jorjani, por lo que intentaremos demostrar que su pensamiento tiene un carácter puramente "occidental" y constituye un intento de crear una superestructura mitológica pseudo-tradicional que quiere justificar la geopolítica atlantista.

La relación entre Jason Reza Jorjani, actualmente director de la editorial Arktos Media [2], y la llamada “Alt-Right” ha conocido varios altibajos. Este ideólogo neoyorquino muchas veces se ha atribuido la "paternidad intelectual" de este fenómeno y muchas personalidades vinculadas a este movimiento solamente lo han utilizado con tal de darle a su corriente una cierta sofisticación cultural que de otra manera no sería sino una mera expresión de la supremacía blanca norteamericana. Tras la elección de Donald J. Trump en 2016, Jorjani definió a la Alt-Right como una "vanguardia hiper-intelectual que utilizó las elecciones presidenciales con el fin de imponer su agenda" [3]. El mismo Jorjani afirma que la Alt-Right nunca ha estado exclusivamente del lado de Donald Trump, ni tampoco apoya solamente a los los votantes republicanos o a los cristianos evangélicos [4].

Ahora bien, si tomamos en serio las afirmaciones que hace Jorjani, y si es verdad que la Alt-Right no está simplemente restringida al apoyo que se le puede prestar al trumpismo, no se podría decir lo mismo de Jorjani, dado que su proyecto nacionalista que tiene como objetivo el renacimiento de un Irán anti-islámico (proyecto que causó su progresiva separación de la Alt-Right) estuvo presente y fue bastante visible en la manifestación pro-Trump que sucedió el 6 de enero del 2021, la cual finalmente terminó en el "asalto" al Capitolio de Washington. Entre las muchas "ideas" que han hecho famoso a Jorjani entre los medios de la extrema derecha islamófoba, podemos mencionar su programa de ingeniería genético-social destinado a eliminar todos los componentes árabes y turco-mongoles que existen dentro del pueblo iraní; en su opinión, esa sería la única forma de "hacer que Irán vuelva a ser grande". Este proyecto, que sería la oposición real en contra del "globalismo y de sus peones islamistas que destruyen su país" (¡sic!), tiene como objetivo la construcción de un Gran Irán cuyas fronteras naturales coincidirían (como era de esperar) con las del Gran Israel, cumpliendo así los sueños de los padres del sionismo [5]. De hecho, el Gran Irán y el Gran Israel, desde la perspectiva de Jorjani, son aliados naturales y la transformación de la "conciencia aria" mediante la relación con la Shekhinah judía representaría la culminación de la evolución humana [6].

A este respecto, Jorjani se refirió a menudo al papel positivo que los judíos europeos habrían tenido en la "tradición indoeuropea". En este caso, hemos optado por poner el término entre comillas porque la idea de una "tradición indoeuropea" tal y como la entiende Jorjani merece que le prestemos mucha atención, ya que su rechazo de un principio vertical hace de esta tradición nada más que una forma de "transfiguración occidental" de lo que realmente llamamos la Tradición. Se trata de una "operación genealógico-ideológica" que, citando a Evola, hace parte de una verdadera "elección de nuestros antepasados".

Quizás el libro más famoso de Jorjani es Prometeo y Atlas. Jorjani sostiene en el libro que los mitos de Prometeo y Atlas (interpretados según la Biblia u otros textos modernos como El paraíso perdido de Milton, el Fausto Goethe o el Frankenstein de Mary Shelley) son ejemplos perfectos que demuestran la capacidad humana de divinizarse por medio de la tecnología. Jorjani toma partido por el materialismo de los Titanes en contra del espiritualismo de los Olímpicos, atribuyéndole a la divinidad suprema (Zeus) toda clase de celos vengativos hacia el hombre por sus creaciones técnicas, interpretación que, desde los principios mismos de la religiosidad griega, no tiene ningún fundamento real.

Lo eterno se reveló ante los griegos de la Antigüedad de una forma muy diferente a como se manifestó a los pueblos semitas. La idea griega de Dios y de la Divinidad es muy cercana e inalcanzable (el hombre, según Heráclito, vive siempre muy cerca de los dioses). El "milagro", como ruptura del orden natural, juega un papel realmente muy insignificante en la revelación divina de los griegos. Casi nunca ocurre en los poemas homéricos, aunque la presencia de lo Divino siempre es constante. Nada sucede sin que lo Divino intervenga. Pero a pesar de la extrema proximidad de los dioses, todas las cosas suceden de forma natural. Lo Divino no domina los acontecimientos naturales, sino que se revela en ellos bajo la forma de la naturaleza. "Si los milagros ocurren en otras religiones – afirma el gran filólogo alemán Walter F. Otto, quien es poco citado en las obras de Jorjani – entonces para los griegos el mayor de los milagros se produce dentro del espíritu, ya que posees la oportunidad de ver y de vivir la experiencia para que se manifiesten los venerables contornos de la Divinidad” [7]. Los griegos no conocían una especie de corporeidad que fuera únicamente material. Nunca separaron el cuerpo de lo que ahora llamamos espíritu o alma: todos estos elementos están unidos. La frase "conócete a ti mismo", en este sentido, significa antes que nada qué es el hombre y cuál es la distancia que lo separa de la divina Majestad de lo Eterno. Esto último se manifiestan ante él no para imponerse sino para mostrar e indicar la verdad. Todo ello implica conocer cuáles son los límites del hombre; eso significa que existe algo que esta por encima de todo y que el hombre es solo la medida de todo aquello que puede percibir con sus sentidos, pero no de lo que no puede ver. Por lo tanto, no existe el error (o el pecado) porque el mayor orgullo del hombre es el rechazar la guía de la naturaleza y pensar y actuar mucho más allá de las fronteras de su propia fuerza. El carácter sagrado de la naturaleza se encuentra incluido en la esencia luminosas de las divinidades olímpicas.

Martin Heidegger, que muy a menudo es citado y mal comprendido por Jorjani, dice que el error fundamental de la tecnología moderna es el haber liberado al conocimiento humano de cualquier vínculo con la naturaleza. Haciendo uso del término griego τέχνη, Heidegger indica que el conocimiento humano únicamente se logra por medio de la φύσις. Fue de esa manera que los griegos abordaron el problema del ente. Sin embargo, ese enfrentamiento nunca fue algo parecido a un ataque para someter las cosas, sino más bien un afrontar las cosas con tal de nunca abrumarlas. La acción que el hombre ejerce frente a la naturaleza es más bien un intento de relacionarse con los fundamentos mismos de la naturaleza mediante el respeto hacia ella: se trata de dejar fluir las cosas y no de aprovecharse de ellas con el pretexto de la acumulación o los beneficios materiales. Esa es la esencia de la técnica para los griegos antiguos. Cuando se pierde la interconexión entre el pensamiento, la palabra y la acción, entonces la técnica se convierte en un mero acto del hombre dirigido contra el cuerpo (la naturaleza). Y la técnica, interpretada como un fin en sí misma, es una expresión puramente "titánica". Friedrich Georg Jünger, hermano de Ernst, escribió repetidamente acerca del origen titánico de la técnica y del ideal perseguido por el homo faber "que es dirigido por el celo, por un deseo de eficiencia inquietante y una actividad implacable".

Tomando en cuenta todo lo anterior, no resulta extraño que Jorjani considere al homo faber como el Daseinmismo de un ideal humano que avanza hacia un futuro guiado por la luz primordial de los Titanes [8]. En este sentido, los conceptos teóricos de Jorjani tienen muchas analogías con el arqueo-futurismo de Faye y sus muchas distorsiones interpretativas que hacen del Ulises homérico una especie de hombre fáustico ante litteram, cuando, al contrario, es una representación de las aspiraciones profundas del homo religiosusque desea reencontrar esa "Patria" perdida donde el Cielo y la Tierra se encuentran, es decir, el lugar que es el centro del mundo.

La teoría de Jorjani representa una especie de venganza titánica contra las deidades olímpicas. Zeus había confinado a los Titanes a una tierra que Hesíodo, en su Teogonía, describe como "una región oscura en el otro extremo de esta prodigiosa tierra". Esa tierra es el Lejano Occidente. Y a esa región de la tierra también pertenece el continente perdido de la Atlántida, cuyos habitantes, definidos como "demonios materiales" por Numenius de Apamea, representan, en la perspectiva de Jorjani, la mejor expresión de la realización del potencial super-humano del hombre mediante el uso de la tecno-ciencia. No solo eso, la Atlántida también representa el arquetipo primordial de los instintos colonialistas de la llamada "civilización atlántica".

Ahora bien, se sabe que el nombre de este continente (o isla) deriva del nombre de Atlas, el mítico gobernante del Océano Atlántico, hijo de Poseidón, dios de las aguas, quien también fue el primer gobernante de aquella isla. Walter F. Otto, en su estudio sobre la religiosidad de los griegos, considera que Poseidón esta intrínsecamente ligado a la materia y no puede elevarse realmente hacia lo Divino. Su esfera de poder se limita totalmente al reino de lo material que es representado por la extensión de las aguas y las olas que produce. En El Político, Platón habla de la materia como un "mar infinito lleno de desigualdad". El mar, identificado con la materia, es el principio del desorden que se opone al orden y el orden, dentro de la tradición griega, está por encima de todo. El materialismo, el exceso y el gigantismo de los Titanes representan las características fundamentales de la talasocracia de los atlantes. Esta fuerza de carácter occidental, como relata igualmente Platón en El Critias, fue capaz de extender su poder hasta el otro lado de las Columnas de Hércules gracias a que construyó asentamientos por todo el mar Mediterráneo, llegando incluso a amenazar a Grecia y Egipto. Fue después de haber fracasado en su invasión de Grecia que la Atlántida acabó por hundirse en medio de las aguas debido a la venganza de los dioses. Sin embargo, el mito dice que sus sobrevivientes, que fundaron sociedades secretas, continuaron influyendo en la política y en los ejércitos alrededor del mundo.

El metafísico francés René Guénon subraya bastante bien el carácter negativo de la influencia de la Atlántida cuando la identifica como el origen de toda "contra-iniciación" (la herencia de la Atlántida llegó incluso a influenciar a los judíos a través de Egipto), mientras que Jorjani la evalúa de un modo absolutamente positivo. El espíritu talasocrático de los atlantes, basado en el colonialismo y el cosmopolitismo, logró invadir Atenas. Este espíritu, por supuesto, hizo prosperar a esta ciudad y enfrentar todas las amenazas "telúricas" que la asediaban.

El dualismo entre la tierra y el mar, que fue estudiado y analizado por el gran jurista alemán Carl Schmitt, es una de las dicotomías clásicas del pensamiento geopolítico. Al igual que la dicotomía filosófica entre la técnica y la naturaleza que fue planteada por Martin Heidegger, Jorjani adopta dentro de su sistema interpretativo las categorías de la tierra y el mar y las transfigura en un sentido "occidentalista". Desde su perspectiva, la Liga de Delos representa el arquetipo de la OTAN. Se trata de una organización que constituye una especie de resurgimiento del mito atlántico, la cual promueve la colonización militar y cultural de Occidente sobre el Oriente. Según Jorjani, el verdadero pecado de Occidente es el haber humillado a Rusia después del colapso de la URSS y el final de la Guerra Fría. Occidente no incorporó a Rusia en sus estructuras teniendo en cuenta una posible "Tercera Guerra Mundial". Jorjani, siguiendo a Huntington, cree que la próxima guerra no será librada entre Estados sino entre diferentes civilizaciones [9]. En ese sentido, Jorjani dice que el enemigo de esta "nueva civilización atlántica" es el Oriente: el Islam [10] y la civilización confuciana China, civilizaciones en las que se expresa de una forma inalterable la cultural, la tradición, la política y la ley, siendo por lo tanto ajenas a cualquier cosa que pueda proceder del pensamiento occidental contemporáneo.

Si vamos más allá de las supuestas acusaciones sobre la creación del Covid-19 en un laboratorio del Partido Comunista Chino, debemos reconocer que Jorjani llegó a intuir que el socialismo con características chinas de Pekin es algo sustancialmente diferente a todo lo que podemos llamar el marxismo-leninismo clásico. Sin embargo, Jorjani lo interpreta atribuyéndole una connotación racial falsa [11]. La idea imperial china es muy parecida a la de los aqueménides (algo que Jorjani parece no conocer muy bien a pesar de sus orígenes iraníes) y no tiene una connotación étnico-nacional particular. El concepto confuciano de jen a menudo se traduce erróneamente en "Occidente" como "solidaridad racial". Sin embargo, indica un modelo de virtud que solo se puede cultivar dentro de una sociedad de hombres que son dignos y que están vinculados por un impulso que los lleva a querer mejorar la comunidad en la que viven.

Jorjani – y en esto sigue por completo las ideas de cualquier teórico y geopolítico norteamericano, o las de sus seguidores y subordinados europeos – ve a China como el principal rival tecnológico de Occidente. China, que ha puesto en práctica la virtud del principio neo-confuciano del ti-yong, ha sido capaz de arrebatarle Occidente su ciencia para poder utilizarla en contra del mismo "Occidente", lo cual convierte a China en una verdadera amenaza para la hegemonía de la civilización atlántica. El enfrentamiento con China es inevitable y Estados Unidos se enfrenta en su interior una semi-guerra civil producida por el caos desatado debido a la crisis de la pandemia. Sin embargo, este caos inducido podría generar el nacimiento (o quizás sería mejor decir la "renovación") de un imperio intercontinental que este basado en el mercantilismo talasocrático, la innovación tecno-científica y la conquista militar. En el centro de este "nuevo" imperio únicamente puede encontrarse la Nueva Babilonia (o la "nueva Poseidonia") que, como era de esperar, Jorjani identifica con Nueva York [12].

Notas:

[1] J. Morgan, Alt Right versus New Right, en www.counter-currents.com.

[2] La editorial Arktos Media fue fundada en la India en el año 2009 por el empresario sueco Daniel Friberg, que es su director general, y por el estadounidense John B. Morgan. Arktos Media tiene su sede en Budapest.

[3] C. Schaeffer, Alt Fight, www.theintercept.com.

[4] Ibíd.

[5] Why I am an Iranian Zionist, www.jasonrezajorjani.com.

[6] Ibíd.

[7] W. F. Otto, Gli Dei dell’Antica Grecia, Adelphi Edizioni, Milán 2004, p. 17.

[8] J. R. Jorjani, Prometheus and Atlas. An inquiry into the spectral essence of the technoscience, Strony Book University 2013, p. 99.

[9] Ibidem, pág. 209.

[10] No es sorprendente que Jorjani se defina a sí mismo como un "globalista" que no quiere tener nada que ver con el Islam.

[11] The Chinese Virus and World War III, www.jasonrezajorjani.com.

[12] Ibidem.