Mi reseña del libro «Europe, Tiers monde, même combat» (Europa, Tercer Mundo, mismo combate)
Alain de Benoist propone una «tercera vía» que rechaza el dominio tanto del capitalismo dirigido por los Estados Unidos como del comunismo de estilo soviético, en favor de la preservación de la identidad cultural y la autonomía nacional.
He aquí mi resumen/reseña del libro de Alain de Benoist «Europe, Tiers monde, même combat» (Europa, Tercer Mundo, el mismo combate). Este libro fue escrito en 1986, en plena Guerra Fría. En aquella época, tenía sentido geopolítico que Europa se planteara una alianza con el Movimiento de Países No Alineados en oposición a Estados Unidos y la URSS. He realizado este resumen/reseña porque es poco probable que este libro llegue a traducirse y publicarse íntegramente en inglés, ya que las ideas que propone son anticuadas y el público al que va dirigido es prácticamente inexistente. Sin embargo, me pareció importante y relevante para la comprensión histórica de la Nueva Derecha europea, ya que deseaba aclarar las posiciones sostenidas por los pensadores de tal movimiento en aquella época.
En «Europe, Tiers monde, même combat» (Europa, Tercer Mundo, el mismo combate) Alain de Benoist sostiene que Europa y el Tercer Mundo, a pesar de sus aparentes diferencias, comparten una posición geopolítica común que podría permitirles forjar una «tercera vía» independiente de las superpotencias estadounidense y soviética.
El libro comienza examinando la historia de la ideología colonial y la evolución del «tercermundismo» desde la Segunda Guerra Mundial. De Benoist sostiene que las divisiones políticas tradicionales izquierda-derecha rara vez se han correspondido con las fuerzas reales existentes en relación a las cuestiones del Tercer Mundo. Sugiere que en la actualidad está surgiendo un «nuevo tercermundismo» que difiere significativamente de sus versiones anteriores.
De Benoist analiza a continuación la situación actual del Tercer Mundo, argumentando que las ideologías occidentales dominantes son en gran medida responsables de su continua situación de subordinación. Examina críticamente la noción de «desarrollo» tal como se concibe típicamente en Occidente y sostiene que tanto las soluciones capitalistas liberales como las socialistas son inadecuadas para el Tercer Mundo. En su lugar, propone un nuevo orden económico internacional basado en grandes zonas de desarrollo autárquico que cree que pueden devolverle al mundo su diversidad y riqueza.
El autor plantea la disyuntiva clave entre una ideología de los derechos humanos universales y la defensa de la causa de los distintos pueblos. Se decanta firmemente por esta última alternativa, argumentando que en una época de uniformidad global y muerte de las culturas arraigadas los pueblos deben ser libres para construir sus propios destinos al margen de los modelos occidentales u orientales. Para de Benoist, apoyar al Tercer Mundo significa abogar por la no alineación y rechazar la obsesión occidental por la economía.
De Benoist critica tanto el antiguo sistema colonialista como las formas más recientes de intervención occidental en el Tercer Mundo. Sostiene que los intentos de imponer el desarrollo y la modernización al estilo occidental han sido a menudo destructivos para las culturas y estructuras sociales tradicionales. Al mismo tiempo, critica el «tercermundismo» de izquierdas que romantiza los movimientos revolucionarios del Tercer Mundo, considerándolos un sustituto de la revolución proletaria occidental.
El libro sostiene que aún no se ha logrado una verdadera descolonización, ya que nuevas formas de dominación económica y cultural han sustituido al control político directo. De Benoist considera que el actual sistema económico internacional, basado en el libre comercio y la ventaja comparativa, es fundamentalmente injusto para los países en desarrollo. Sostiene que los atrapa en relaciones de dependencia e impide su desarrollo autónomo.
Como alternativa, de Benoist propone un modelo de desarrollo autónomo y autocentrado para los grandes bloques regionales. Esto permitiría a los países dar prioridad a las necesidades internas y los valores culturales frente a la integración en el mercado mundial. Cita ejemplos como las políticas económicas de Japón como modelo potencial. De Benoist también aboga por un nuevo sistema monetario internacional que no se base en el dominio del dólar estadounidense.
El autor sostiene que Europa puede desempeñar un papel clave en el fomento de un nuevo movimiento de no alineados junto con el Tercer Mundo. Sostiene que Europa, atrapada entre Estados Unidos y la URSS, comparte intereses comunes con los países en desarrollo en su resistencia a la dominación de las superpotencias. De Benoist imagina un orden mundial multipolar que permitiría una mayor diversidad de modelos políticos y económicos.
A lo largo del libro, de Benoist insiste en la importancia de preservar las distintas identidades culturales y de oponerse a lo que considera efectos homogeneizadores tanto del capitalismo occidental como del comunismo soviético. Defiende el derecho de los pueblos a mantener sus tradiciones y trazar vías independientes de desarrollo. El autor se muestra muy crítico con las ideologías universalistas, ya sea que se trate del discurso liberal de los derechos humanos o el internacionalismo marxista, por considerarlas formas de dominación occidental/norteña.
De Benoist sitúa su «nuevo tercermundismo» en oposición tanto al colonialismo de viejo cuño como al romanticismo revolucionario de izquierdas. Aboga por apoyar la autonomía del Tercer Mundo al tiempo que rechaza la ayuda basada en la culpa o los intentos de rehacer estas sociedades a imagen y semejanza de Occidente. El libro hace un llamamiento a los europeos para que reconozcan sus puntos en común con el Tercer Mundo y se unan a la resistencia contra las superpotencias.
En conclusión, de Benoist sostiene que defender al Tercer Mundo significa promover la no alineación, romper con las obsesiones económicas occidentales y anticipar los nuevos alineamientos políticos del futuro. Ve un enorme potencial en que Europa y el Tercer Mundo se unan para trazar un rumbo independiente entre el Occidente capitalista y el Oriente comunista. El libro lo presenta como una forma para preservar la diversidad global y permitir que los pueblos determinen sus propios destinos.
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera