México, acribillado por los cárteles de Rothschild-Soros y de Kissinger-Trump-Rockefeller

21.12.2018

México está ya entre dos fuegos: el del nacional sionismo (de Kissinger, Netanyahu, Trump, Kushner, Adelson y Rockefeller) y el mundialismo sionista (de Rothschild, Soros, Ehud Barak, los Clinton y Obama).

En una colaboración previa, titulada "Las tenazas del sionismo se disponen a estrangular a México" y que se publicó antes de que Andrés Manuel López Obrador tomara posesión como Presidente de México, o sea, el 27 de noviembre pasado, expusimos que Soros (con el apoyo de sus aliados) manipula la emigración de América Central a México y Estados Unidos porque quiere balcanizar a la región y provocar la caída del gobierno de Trump. ¿Por qué? Muy sencillo: porque míster Donald es aliado del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, una de las cabezas visibles del nacional sionismo.¹

Argumentamos, de igual manera, que Netanyahu representa a una ideología racista, invasiva, persecutora y terrorista, que gusta de marginar a los pueblos como el palestino (utilizando muros y la fuerza militar).

Del pasado 27 de noviembre a la fecha han ocurrido cuatro hechos muy graves para México y América Central:

a) La secretaria de Gobernación de México (responsable de la política interior del país), Olga Sánchez Cordero, cedió ante la ola de inmigrantes patrocinada por Soros.

b) El secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, firmó el “Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular”, para oficializar la obediencia del gobierno de México a los dictados de Soros.²

c) Ebrard anunció que Estados Unidos aceptó el "Plan de Desarrollo Integral" lanzado por el Gobierno de México en conjunto con los gobiernos de El Salvador, Guatemala y Honduras para promover la prosperidad, el buen gobierno, la seguridad en Centroamérica y -lo más importante- contener la emigración hacia EE.UU.³

Este plan contempla una inversión estadounidense de 5 mil 800 millones de dólares (provenientes de fuentes privadas y públicas) para llevar a cabo reformas institucionales y promover el desarrollo económico en el Triángulo del Norte (compuesto por El Salvador, Guatemala y Honduras).

Además, los Estados Unidos, a través de la Corporación de Inversión Privada en el Exterior (OPIC), aumentará la inversión privada y pública en México, hasta alcanzar un total 4 mil 800 millones de dólares, incluyendo 2 mil millones para proyectos apropiados en el sur de México.

El gobierno de México, por su parte, aplicará 25 mil millones de dólares en la región sur del país, en el próximo lustro, para fomentar el desarrollo económico y la generación de empleos, tanto para mexicanos como para inmigrantes centroamericanos.

d) El Gobierno de Estados Unidos comunicó al Gobierno de México que tiene la intención de devolver a extranjeros no mexicanos a territorio mexicano, para lo cual promoverá una reforma legal.

La Cancillería mexicana protestó y dijo que "Autorizará, por razones humanitarias y de manera temporal, el ingreso de ciertas personas extranjeras provenientes de Estados Unidos que hayan ingresado a ese país por un puerto de entrada o que hayan sido aprehendidas entre puertos de entrada, hayan sido entrevistadas por las autoridades de control migratorio de ese país, y hayan recibido un citatorio para presentarse ante un Juez Migratorio. Lo anterior con base en la legislación mexicana vigente y los compromisos internacionales suscritos, como la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados, su Protocolo, así como la Convención Contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, entre otros".

La interpretación de los hechos

México, como lo anticipamos, quedó ya entre dos fuegos. América Central, también. El canciller mexicano Marcelo Ebrard firmó con un entusiasmo desbordado el “Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular” empujado por Rothschild, Soros y compañía.

Sin embargo, en una movida que él consideró audaz, quiso congraciarse con el nacional sionista Trump, abriéndole las puertas de los gobiernos de México y América Central y ofreciéndole que México seguiría haciendo el trabajo sucio en su frontera sur, deteniendo en esa región a los emigrantes centroamericanos. Ebrard con la colaboración y complicidad de Sánchez Cordero ofreció, sin más, llevar el muro de Trump a la fronterza sur (ofreciendo trabajo y trato especial a los inmigrantes).

Con lo que no contaban es que el gobierno de Trump les iba a salir con que tiene el propósito de mandar a los indocumentados detenidos en territorio de los Estados Unidos para que sigan su proceso migratorio en territorio mexicano. La Casa Blanca pondrá con esto otro "tapón" a Soros. Lo anterior, no excluye más medidas de presión y nuevas amenazas por parte del nacional sionista Donald Trump.

Duele decirlo, pero los emigrantes centroamericanos son usados como "carne de cañón" y México, Guatemala, Honduras y El Salvador han quedado absolutamente a merced del intervencionismo de Rothschild y Soros por un lado y de Kissinger, Netanyahu y Trump, por el otro. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, tiene el deber patriótico de defender a la Nación, aunque tenga que sacrificar a gente que les es muy allegada como Olga Sánchez Cordero y Marcelo Ebrard. Sus compromisos particulares pierden sentido cuando se expone el compromiso con México.

En la actualidad, lo que pasa en América Central y en América del Norte tiene repercusiones, tarde o temprano, en el resto del mundo. Que nadie se sienta ajeno. Y menos, los europeos.

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