Los vívidos recuerdos de Alain de Benoist
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
Crónica publicada en el número 53 de la revista Rébellion (2013)
Alain de Benoist nació en 1943. El próximo año cumplirá setenta años. Sin duda, ha llegado el momento de hacer un balance de su vida y de su obra, para trazar una mirada global sobre la cual poder analizarlo y juzgarlo. Esto es lo que se propone hacer el autor en su último libro, Mémoire vive, publicado además por un editor muy importante, Bernard de Fallois.
Si Vu de droite fue en 1977 una especie de introducción general al pensamiento aún en desarrollo de Alain de Benoist, Mémoire vive es en cierto modo su contraparte invertida, en la forma de una síntesis final. En su parte teórica, el libro efectivamente establece un resumen enciclopédico y brillante de las principales ideas adelantadas durante su carrera por quien se convertiría, según la expresión consagrada, en el “Papa de la Nueva Derecha”: el federalismo, la ecología, la dominación técnica planetaria, la división izquierda/derecha, la crisis del capitalismo, las doctrinas de la Tercera Posición, el diferencialismo, etc. A decir verdad, nunca terminaríamos de enumerar todas las líneas de pensamiento discutidas en el libro. El objetivo de Alain de Benoist no es en este caso desarrollar aquí nuevas ideas, sino reunir la mayoría de las que ha propuesto en el pasado para ponerlas en perspectiva y revelar su consistencia general. Si este libro es fundamental para todos aquellos que están directa o indirectamente interesados en el pensamiento del autor, es porque allí encontraremos una suma real, en el primer sentido literario de una obra que enumera un conjunto de temas privilegiados para revelar la unidad fundamental subyacente. Alain de Benoist no se limita a sumar ideas; las articula, hasta construir así una "visión del mundo" que le es peculiar y que por eso define el carácter singular y original de su pensamiento. La memoria viva es en este sentido una valiosa herramienta intelectual, que guiará al lector en su comprensión sinóptica del camino filosófico de un hombre al que le debemos más de treinta libros, así como miles de artículos y ensayos.
Pero el libro, antes de ser un libro de ideas, es aún más un libro de recuerdos, como sugiere su título. Y, desde este punto de vista, hay que decir que la mayoría de los lectores descubrirán multitud de detalles fascinantes sobre la vida del autor, y también conocerán en el proceso una serie de revelaciones que seguro despertarán su asombro. Alain de Benoist narra primero su infancia, es una parte de apertura muy completa donde habla de su relación con sus padres, pero también de la, quizás más decisiva aún, que tuvo con su abuela paterna. Este última, que paradójicamente era una verdadera fanática, contribuyó mucho a su educación y lo inició en muchos aspectos de la cultura. También se relatan los años escolares, el ingreso al Lycée Louis-le-Grand, las vacaciones escolares, los amigos de la infancia, algunos coqueteos dignos de recordar, etc.
La segunda parte, aunque todavía biográfica, obviamente toma un giro más político con la descripción de los años de militancia dentro de la extrema derecha francesa, entre 1961 y 1966. Las cincuenta páginas que evocan este período constituirán sin duda en el futuro un testimonio de primer orden, no sólo para quienes estudiarán la obra de Alain de Benoist, sino más aún para todos los historiadores que examinarán la historia de la política en Francia en los años sesenta, además de la considerable masa de anécdotas y hechos históricos sobre el ambiente que reinaba en los círculos nacionalistas en ese momento, en la época de la FEN y de Europa-Acción, pero también sobre algunos de los hombres que animaron estos movimientos y en ocasiones luego se convirtieron destacadas figuras políticas o periodísticas, como François d'Orcival, Jean-Claude Valla, Dominique Venner, Alain Madelin, Gérard Longuet y muchos otros.
La tercera parte vuelve a la ruptura más o menos paulatina con los círculos nacionalistas y a la base de lo que terminaremos por llamar la "Nueva Derecha". También cubre la muy violenta campaña de prensa del verano de 1979, que le dio al movimiento una imagen bastante negativa en los principales medios de comunicación, pero al mismo tiempo aseguró su notoriedad y le permitió crecer extremadamente rápido. También hay páginas muy informativas sobre la época de la Revista Figaro, que luego sirvió de foro principal para algunos de los principales representantes de la Nueva Derecha, antes de descartarlos bajo la presión de una opinión cada vez más vengativa.
Todas estas biografías son interesantes en más de un sentido. Además de su innegable valor como testimonio histórico, ayudan a comprender desde adentro la tumultuosa vida de un movimiento de ideas: las condiciones para el surgimiento de un grupo, las divergencias de estrategias, disputas y deserciones, reversiones ideológicas, la difícil relación con la prensa, etc. Es cierto que estos relatos no aportan mucho a la comprensión de la obra individual de Alain de Benoist (si no tal vez en los pasajes donde el autor evoca su personalidad casi obsesiva y "polimániaca", su gusto verdaderamente desproporcionado para todas las formas de colecciones y censos, su perfeccionismo a veces enfermizo y su relación bulímica con el trabajo, que muy probablemente explican el tono enciclopédico bastante particular que impregna sus libros); pero, si la vida básicamente falla la mayor parte del tiempo en darnos alguna información real sobre el pensamiento de un hombre, al contrario, nos ayuda mucho a comprender los círculos en los que evolucionó y las páginas de la historia en las que participó. Te guste o no Alain de Benoist, leer Mémoire vive es una necesidad para todo aquel interesado en la vida intelectual francesa y en algunos de los pequeños grupos ideológicos que la integran, tanto para la izquierda como para la derecha.
Finalmente, uno de los principales méritos del libro es, sin duda, el permitir a todos hacerse una idea rigurosa, informada y exacta de las posiciones reales del autor sobre determinados temas que le han valido a lo largo de los años suscitando diversas polémicas: 'La inmigración, el racismo, el coeficiente intelectual y muchos otros temas del mismo tipo son objeto de una revisión minuciosa y honesta, en la que Alain de Benoist no esconde ciertos "errores" ideológicos del pasado, ni ciertas posiciones aún presentes en los temas de discusión para sus detractores, pero donde manifiesta la preocupación constante por una franqueza y precisión que lo honra. Sigue repitiendo que lo único que queda de un autor son sus libros, por lo que no tendría mucho sentido escribir lo contrario de lo que uno piensa para hacer que su pensamiento parezca más aceptable; pero, precisamente donde muchos ceden al manto de plomo del pensamiento único para recibir los laureles de la opinión pública o para afianzar su carrera, Alain de Benoist nos muestra hasta qué punto su carrera estuvo marcada por la intransigencia, el rechazo a los compromisos políticos, la pugnacidad y la dedicación al servicio de las ideas. Si alguien se siente tentado a olvidarlo, Mémoire viveestá ahí para recordárselo.
En fin, terminaremos con una impresión general, que es cierto que solo toca un aspecto muy secundario del libro, pero que sin embargo nos ayuda a comprender cuánto hemos cambiado con los tiempos. Uno no puede dejar de sorprenderse por la importancia de las ideas y la cultura hace cincuenta años, no solo para Alain de Benoist, que dedicó su vida a ellas con ejemplar devoción, sino en menor medida a todos los compañeros de viaje de los que habla. Cuando Benoist estudiaba en Louis-le-Grand, la mayoría de sus compañeros de clase estaban afiliados a un partido político; y, cuando era miembro de la FEN, ¡el oscuro periódico del órgano tenía 15.000 ejemplares! Nada de esto todavía sería posible hoy. Los procesos de fabricación que hacen posible la creación de una revista, por ejemplo, son increíblemente baratos y de fácil acceso, pero las oportunidades de distribución se han vuelto increíblemente limitadas. Gracias a las nuevas tecnologías, entonces, nunca ha sido más fácil publicar textos, en papel o en línea, pero quizás nunca ha sido tan difícil encontrar lectores. La crisis de las ideas y la cultura es ahora generalizada. En la era de Twitter y Facebook, la conexión en tiempo real con el resto del mundo hace que el mundo exterior sea tan "cercano" y "transparente" que vivimos en una especie de hiperrealidad permanente, donde nada es de hecho real, y donde, sobre todo, nada importa para la mayoría de nosotros. Incluso los hechos más dramáticos se ven a través del prisma onírico e ilusorio de un espectáculo, de una actuación. La movilización al servicio de una "causa", de una gran "historia" ya no puede ser la norma en ese marco.
La lectura del libro de Alain de Benoist nos remonta a medio siglo atrás, a tiempos que, para la mayoría de nosotros, no eran los nuestros; de alguna manera podemos sentir nostalgia por ella y de otra manera no; pero podemos aprender de él de todos modos, durante las próximas décadas, porque nosotros, a su vez, tendremos que desempeñar un papel. La memoria, dijo Christopher Lasch, es lo que nos aleja de la nostalgia, ayudándonos a integrar la dimensión del pasado en el orden del presente y del futuro, para que lo que ha sido sirva de inspiración y combustible a lo que es y lo que será. Que los recuerdos de Alain de Benoist también nos sirvan para esto. Un autor talentoso merece ser recordado. Hoy y por toda la eternidad.
Fuente: http://rebellion-sre.fr/les-memoires-vives-dalain-de-benoist-par-thibaul...