La última elección del s.XXI: OBOR o guerra
El G-20 se reúne en el polo tecnológico de Hangzhou, China, en un momento de extrema tensión geopolítica.
China ha invertido un inmenso capital político / económico para preparar esta cumbre. Los debates girarán en torno al tema principal de la búsqueda de soluciones "hacia una economía mundial innovadora, vigorizada, interconectada e incluyente".
Los Ministros de Comercio del G-20 ya se han puesto de acuerdo para fijar nueve principios básicos para la inversión global. En la cumbre, China va a seguir presionando para que los mercados emergentes tengan una mayor participación en el sistema de Bretton Woods.
Pero, sobre todo, China buscará un mayor respaldo del G-20 para las Nuevas Rutas de la Seda - o One Belt, One Road (OBOR) [Un cinturón, un camino], como se las conoce oficialmente -, así como para el nuevo Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIb).
Así que en el corazón del G-20 tendremos los dos proyectos que están compitiendo codo con codo geopolíticamente para dar forma al joven s.XXI.
China ha propuesto el OBOR; una espectacular conectividad pan-euroasiática diseñada para configurar un hipermercado de, al menos, 10 veces el tamaño del mercado de Estados Unidos en las próximas dos décadas.
La hiperpotencia estadounidense - no el Occidente atlantista, porque Europa está sumida en el miedo y el estancamiento - "propone" el actual statu quo neocon/neoliberalcon; las habituales tácticas del Divide y vencerás; y la primacía de miedo consagrado en la gama de “amenazas” del Pentágono que hay que combatir, de Rusia y China a Irán. El ruido geopolítico con el fondo de la selva de la alta tecnología tiene que ver con la "contención" de los miembros principales del G20, Rusia y China.
No hace falta ser un oráculo para adivinar cuál proyecto es intrigante - y en muchos aspectos seductor – para el Sur Global, así como para una serie de naciones miembros del G-20.
Ese frenesí de conectividad
Yendo y viniendo entre Occidente y Asia, uno puede vislumbrar, en múltiples formas, el contraste gráfico entre la parálisis y la paranoia, y un inmensamente ambicioso proyecto de 1.4 trillones de dólares que potencialmente toca a 64 naciones, no menos de 4.4 mil millones de personas, y alrededor del 40 por ciento de la economía mundial, el cual, entre otras características, creará nuevos "innovadores, vigorizados, interconectados e incluyentes" horizontes comerciales, y podría decirse que instalará un era post-geopolítica de beneficios para todos.
Una serie de mecanismos financieros ya se ha puesto en marcha. El AIIb (que financiará mucho más allá del compromiso inicial de 100 millones de dólares); el Silk Road Fund (40.000 millones ya comprometidos); el BRICS’s New Development Bank (BND), comprometiendo en un principio 100.000 millones; además de una variedad de jugadores, como el Banco de Desarrollo de China y el China Merchants Holdings International, de Hong Kong.
Las empresas estatales chinas y los fondos están comprando implacablemente los puertos y las empresas de tecnología en Europa occidental, desde Grecia hasta al Reino Unido.
Los trenes de mercancías están ahora circulando por la ruta de Zhejiang a Teherán en 14 días, a través de Kazajistán y Turkmenistán; pronto esto será parte de una red ferroviaria trans-euroasiática de alta velocidad, incluyendo un transiberiano de alta velocidad.
El Corredor Económico China-Pakistán (CPEC) de 46.000 millones de dólares, tiene el potencial para desbloquear vastas zonas del sur de Asia, con Gwadar, operado por el China Overseas Port Holdings, destinado a convertirse en un centro naval clave de las nuevas rutas de la seda.
Puertos de aguas profundas se construirán en Kyaukphyu, en Myanmar, en la Isla Sonadia, en Bangladesh, y en Hambantota, en Sri Lanka. Añádasele el parque industrial de China-Bielorrusia y 33 acuerdos en Kazajstán que abarcan desde la minería a la ingeniería de petróleo y gas.
Allá por febrero, PwC estaba detallando ya 250.000 millones en proyectos OBOR que habían sido construidos, comenzados recientemente o aceptados y firmados.
Una serie de proyectos de la Ruta de la Seda entrecruzan Eurasia, una interconexión progresiva de corredores este-oeste y norte-sur a través de una zona económica; una conectividad y un desarrollo de infraestructuras en expansión frenética que implica a Rusia, China, India, Pakistán, Irán, Asia sudoriental y central. La conectividad, ahora más que la geografía, es el destino.
No es por casualidad que una gran cantidad de la acción sucede en los estados miembros u observadores de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS). Las Nuevas Rutas de la Seda están a punto de ser totalmente vinculadas con la reprogramación de la OCS como un paraguas de seguridad para la cooperación económica.
En paralelo, Rusia, con la coordinación progresiva de la Unión Económica de Eurasia (UEE) con las nuevas rutas de la seda, proyecta la asociación estratégica entre Rusia y China mucho más allá de la conectividad de la Nueva Ruta de la Seda a Europa.
Siga esas CUES ("señales". N.d.T.)
El sudeste de Asia - a través de la Ruta de la Seda Marítima - es un centro clave en el nuevo juego de la conectividad en Eurasia. Lo que nos lleva a la supuesta ilegalidad de la reclamación china de soberanía indiscutible de la "línea de nueve puntos", tal y como dictaminó recientemente La Haya.
Los EE.UU. y Filipinas tienen un tratado de defensa mutua desde 1951, según el cual los "territorios insulares bajo la jurisdicción [de Manila]" también deben ser defendidos. Washington, bajo una potencial presidencia neoliberalcon de Hillary Clinton - y Kurt Campbell, quien conceptualizó el "giro hacia Asia", como posible Secretario de Estado - podría estar tentado a declarar que el tratado se aplica a las islas, atolones, "rocas" e incluso a elementos submarinos, tales como el Banco de arena Scarborough.
Pekín no va a esperar a caer en esta posible trampa. Después de una reciente reunión en Mongolia Interior, China y la ASEAN se preparan para lanzar una línea telefónica de emergencia diplomática, y eventualmente adoptar un Código para Encuentros Imprevistos en el Mar (Code for Unplanned Encounters at Sea, CUES).
La ASEAN y las potencias del este asiático, por su parte, siguen sopesando los méritos de la Asociación Económica Regional (RCEP) - 16 países, el 29% del comercio mundial - como una alternativa al TPP impulsado por las corporaciones estadounidenses, una especie de OTAN-en-el comercio que excluye a China.
China está hiperactivo en todos los frentes. Esto impulsará el uso de Singapur, que sabe cómo avanzar en los proyectos de la Nueva Ruta de la Seda. Singapur, con una población de casi el 75% de origen chino, es el mayor inversor extranjero en China y un importante centro exterior para el comercio en yuanes. Más del 20% del PIB de Singapur está vinculado a China.
Al mismo tiempo, planificando una post-guerra Siria, Pekín se ha comprometido a impulsar el comercio y la cooperación económica con Damasco, otro futuro centro OBOR. No se pierde nada y esto es también la revancha asimétrica por las interferencias del Pentágono en el Mar del Sur de China y el despliegue del THAAD en Corea del Sur.
Pekín ha dejado claro que el Mar del Sur de China no será discutido en el G20. El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, por su parte ha insistido: "No tenemos prisa por hacer la guerra, tenemos prisa por hablar".
El meollo de la cuestión en el Mar del Sur de China vinculado al OBOR no es la soberanía sobre "rocas" o incluso sobre reservas de petróleo y gas sin explotar; esto depende de la capacidad de la Armada china para regular y eventualmente negar el "acceso" al Pentágono y a la Marina de los Estados Unidos. Lo que es seguro es que la Marina de los EE.UU. no tomará prisioneros para evitar que China domine estratégicamente el Pacífico occidental, tanto como Washington va a ir sin tabúes embistiendo con el TPP para evitar que China reine económicamente en la región de Asia y el Pacífico.
La máxima de Deng Xiaoping - "Nunca tomar la iniciativa, nunca revelar el verdadero potencial, nunca estirar demasiado las capacidades" - ahora pertenece al pasado. En el G-20, China una vez más está anunciando que está tomando la delantera. Y no sólo tomando la iniciativa - sino también planificando sobrepasar sus habilidades para hacer el hiper-ambicioso trabajo del plan general de integración de Eurasia del OBOR. Llámese un monstruoso ejercicio de relaciones públicas o un poder blando beneficioso para todos; el hecho de que el imperialismo humanitario encarnado por el Pentágono considere a China la mayor "amenaza" es algo que todo el Sur Global - y el G20, para el caso - tiene que saber.