La Turquía posgolpe será claramente euroasiática
Las secuelas del intento fallido de golpe de estado dirigido por Estados Unidos e inspirado por Gulen ya se están haciendo claras, con el primer ministro Yildirim indicando que Turquía podría reinstaurar la pena de muerte para hacer frente a los conspiradores. Esta afirmación es tan simbólica como sustancial, ya que no sólo refuta las acusaciones de que Erdogan "planeó esto" él mismo por algún propósito maquiavélico, sino que también indica que Turquía ha decidido rechazar a Occidente. La UE está totalmente en contra de la pena de muerte y tendría que detener de inmediato las ya largas décadas de negociaciones de adhesión con Turquía como consecuencia de ello.
Erdogan ha calculado correctamente que la UE no quiere tener nada que ver con su país y que Turquía no es capaz de extraer beneficios adicionales del bloque después del referéndum del Brexit, por lo que ha recalibrado la política exterior de su estado para alinearse en su lugar con el mundo multipolar. Así, se ha visto la reciente noticia de Turquía declarando tardíamente a Al Nusra como una organización terrorista, y la apertura de conversaciones de reconciliación secretas con Siria, a pesar de seguir repitiendo el estribillo de "Assad debe irse" para "salvar la cara". Además, Turquía es parte de la naciente coalición de Rusia de potencias regionales que se oponen al atrevido intento de los EE.UU. por forjar militantemente el "segundo Israel geopolítico" del "Kurdistán". No sólo eso, sino que Turquía y Rusia también están sobre la pista para poner en práctica de nuevo el megaproyecto del Corredor de los Balcanes [Balkan Stream] que, combinado con el proyecto chino complementario de la Ruta de la seda balcánica de alta velocidad ferroviaria desde Budapest al Pireo, es tal vez la más ambiciosa extensión multipolar a Europa que nunca se haya intentado.
Los EE.UU. pueden llegar a perder muchas de sus ventajas estratégicas de la década pasada si alguna de estas contraofensivas multipolares tienen éxito, por no hablar de todas ellas, y es por esto por lo que desesperadamente ideó este último intento de salvaguardar su hegemonía unipolar. Por mucho que haya intentado lo contrario, sin embargo, saltaba a la vista lo que los EE.UU. estaban haciendo, e incluso el cercano aliado iraní de Siria - que muchos de otro modo podrían pensar que tendría un interés relativo en la caída de Erdogan - expresó su apoyo a la "valiente defensa de la democracia" de Turquía a través de un tweet del canciller Zarif. A pesar de que esta declaración sea algo como un oxímoron, se demuestra que el aliado más activo sobre el terreno del gobierno sirio entiende los mayores intereses en juego aquí y está de pie por lo tanto detrás de Erdogan (no obstante lo chocante que esto podría parecer a muchos) debido a la imagen más grande que se elaboró al respecto.
Como pronóstico de cierre, es muy probable que Turquía acelere su giro multipolar y finalmente abrace su destino euroasiático, aunque no sin futuros desafíos de Guerra híbrida improvisada por los estadounidenses - una insurgencia kurda renovada, terrorismo izquierdista, una revolución de color, ataques del Daesh, hostilidad marítima por poderes a través de Grecia, provocaciones diseñadas con otros vecinos de Turquía, una guerra civil, y / u otro débil intento de golpe - con el fin de lanzar al estado progresivamente islamizado e inspirado por la Hermandad Musulmana, en tal caos que se haga imposible para sus nuevos socios multipolares hacer cualquier uso sustancial de su territorio en su búsqueda conjunta para desmantelar el orden mundial unipolar.