La tormenta se cierne sobre al Alq-Aqsa. ¿El Medio Oriente ha estallado en llamas?
El movimiento palestino Hamás inició el 7 de octubre de 2023 una serie de ataques militares en contra de las ciudades y pueblos israelíes que limitan con la Franja de Gaza. El ala militar de Hamás afirma haber atacado más de 50 posiciones militares israelíes, publicando un comunicado donde dice que capturó a 35 militares y colonos en sus incursiones dentro de las fronteras de Israel. El Ministro de Defensa de Israel declaró que Hamás le ha declarado la guerra a su país. En respuesta a los ataques, el ejército israelí ha anunciado el lanzamiento de una operación “antiterrorista”, Espada de Hierro, sobre la Franja de Gaza y se ha impuesto el estado de excepción. La escalada del conflicto podría desencadenar una reacción en cadena incontrolable. Por otro lado, los palestinos no tienen ninguna posibilidad de ganar la guerra, ya que no pueden destruir el Estado de Israel o infligirle una derrota militar significativa. Tampoco es que Israel tenga algo por lo que luchar, ya que toda Palestina es, desde un punto de vista realista, territorio controlado por ellos y resulta imposible eliminar físicamente a todos los palestinos.
Si la situación internacional fuera diferente, los palestinos contarían con el apoyo de la izquierda internacional, pero Estados Unidos hoy en día es dominado por neoconservadores y globalistas que no se preocupan por la suerte de este pueblo. Claro, tales fuerzas tampoco ven con nuevos ojos las políticas nacionalistas que Israel ha implementado en los últimos años. Sin embargo, todo este conflicto ha generado crispado los ánimos de los países musulmanes, principalmente Irán, Turquía, Arabia Saudí, los países del Golfo y Egipto, que están en consonancia con tales acontecimientos, siendo sin duda este punto uno de los principales objetivos del ataque de Hamás. El fortalecimiento de la multipolaridad y el debilitamiento de la influencia de Occidente sobre sus antiguos aliados no occidentales en el mundo islámico, sobre todo Turquía y Arabia Saudí, que ya no siguen al pie de la letra las ordenes de Washington, prueban que el nacimiento de un polo autónomo en el mundo islámico esta sucediendo. La unión de muchos de estos países a los BRICS refuerza este punto. Por supuesto, el conflicto palestino-israelí puede extenderse a otros países, ya que Irán y Hezbolá han dejado claro que estas hostilidades involucraran tanto al Líbano como a Siria. También existe una gran población de palestinos dentro de Israel que odian a los judíos, por lo que un aumento de la intensidad de la guerra puede llevarnos a un escenario imprevisible. Es probable que Estados Unidos y los globalistas harán todo a su alcance para evitar la escalada del conflicto, ya que no obtendrán nada bueno de tal escenario. Además, el separatismo, el irredentismo, etc., ya no son validos en el mundo de hoy. Occidente reconoce tanto la unidad territorial como el separatismo siempre que le resulte ventajoso y en esta ocasión no hace parte de sus planes. No existen reglas claras al respecto, por lo que todos pueden aplicar sus propios criterios, algo que Rusia ha comenzado a hacer en la arena internacional.
Resulta imposible para Rusia, al menos por ahora, ponerse del lado de un solo bando en el actual conflicto palestino-israelí, existen tanto sus pros como sus contras en ambos casos. Rusia cuenta con muchos antiguos vínculos con el movimiento palestino, que es la victima en este caso, pero la derecha israelí ha decidido seguir una política neutral e incluso amistosa hacia Rusia que dista mucho de la rusofobia que hoy domina inequívocamente al Occidente colectivo. El problema subyace, sin duda, en cómo se desarrollarán los acontecimientos de ahora en adelante, pues es obvio que este conflicto tiene una dimensión escatológica muy profunda. No por nada los palestinos han llamado a esta guerra “Tormenta sobre Al-Aqsa”, es decir, la intensificación de la lucha por Jerusalén y el fortalecimiento de las ideas mesiánicas israelíes sobre la reconstrucción del Tercer Templo (lo cual significa la demolición del Domo de la Roca, uno de los lugares más sagrados para el Islam). Los palestinos están intentando despertar las ideas escatológicas en el resto de los musulmanes, tanto en los chíitas, que siempre han sido muy sensibles sobre este tema, como entre los sunnitas, que no son ajenos al tema del Fin de los Tiempos y la batalla final. Para los musulmanes, Israel y el sionismo representan a los siervos del Dajjal. Hasta que punto esto se convertirá en una guerra escatológica, lo veremos pronto, pero en cualquier caso es imposible dejar de lado tal interpretación de los hechos si es que queremos comprender lo que está sucediendo. Esto no solo se aplica al Medio Oriente, aunque resulte mucho más evidente en tal caso.
Mientras tanto, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Qatar ha dicho que Israel es el único responsable de la actual escalada, debido a sus constantes violaciones de los derechos de los palestinos. Hezbolá sostiene que irá a la guerra en caso de que Israel lleve a cabo una operación terrestre en contra de la Franja de Gaza, la cual ya ha sido aprobada por el consejo de seguridad israelí. Todos estos acontecimientos son bastante serios, a lo que se suma el apoya de Irán y Qatar a los palestinos, la actitud arrogante de Turquía frente a Israel, el deseo de Hezbolá de abrir un segundo frente… la duración y la escala de la violencia no deja de crecer, pues ya ha durado varios días, lo que ya es demasiado en esta clase de acontecimientos. Los judíos de Israel viven sobre un polvorín que está a punto de estallar, pues su Estado fue creado como un anticipo de la llegada del Mesías. En caso de que esto no suceda, colapsará bajo su propio peso. ¿Será está “tormenta sobre Al-Aqsa” tan catastrófica? Todo ello esta por verse, pero nos consta que la situación ha desviado la atención de Ucrania y los terroristas nazis de Kiev. Rusia debe aprovechar todo esto.
Quizá el comienzo de la audaz ofensiva de Hamás contra Israel sea ese cisne negro que cambie el equilibrio de poder global, ya que la situación ha llegado a un punto muerto donde cualquier explosión podría aliviar la tensión. Han pasado cincuenta años desde que se llevó a cabo la última gran guerra y sin duda esta hace parte de los planes de Jehová. Este tema es importante, pues Israel cuenta con armas nucleares que, en caso de usarlas, causen conmoción. Pero, ¿a dónde irá el mar embravecido de árabes? Tal escenario supone el fracaso del liderazgo mundial de los Estados Unidos una vez que la URSS ya desapareció hace mucho tiempo del escenario internacional. Nadie, aunque lo intente, es capaz de aplacar este conflicto entre árabes y judíos. Por su parte, los liberales de izquierda como Soros no han encontrado nada mejor que hacer que atacar al actual gobierno de derecha de Israel. En caso de que esta guerra se ponga en marcha, y todos comiencen a morir, no solo los eslavos orientales se verán afectados, sino todo el mundo. De hecho, ya nos encontramos en tal escenario. En caso de que Israel y el Occidente colectivo decidan declararle abiertamente la guerra al Islam, Rusia, China, la India y el resto de los BRICS también tomarán partido. La época en que todos seguían incondicionalmente las directrices de Occidente se acabó y cada uno actuará según más le convenga. Allí donde la presión este apunto de estallar sin duda causará grandes daños. La Operación Militar Especial es una prueba de ello, los rusos hemos sacado nuestras conclusiones y es hora de que los otros hagan lo mismo.
Finalmente diré unas palabras sobre el fantástico espectáculo que es la élite rusa actual: un tercio de ella son antisionistas y celebran la ofensiva palestina. Otro tercio son prosionistas y simpatizan con la derecha israelí que se ha negado a condenar a Putin y la Operación Militar Especial en la estela del show dirigido por Soloviov. Y el resto son globalistas que están a favor de Biden y el Consejo de Asuntos Exteriores, aunque no dejan en claro cuál es su posición, pues Soros esta en guerra con Israel y ellos son partidarios, más o menos fervientes, de Soros. ¿Qué línea ganará? Puede que las tres.
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera