La segunda fase de la operación militar especial

10.04.2022

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera

La operación militar especial ha alcanzado suelo ruso: ¿de qué otra forma podemos interpretar los atentados de Belgorod y lo que está sucediendo ahora?

De hecho, ya hemos pasado a una nueva fase de la operación y nos hemos alejado de los objetivos limitados.

La primera fase era un procedimiento técnico donde el Estado tomaba una decisión y la ponía en práctica. Se esperaba que solo los tecnócratas actuaran y que el pueblo esperara con paciencia a que todo acabara, sin hacer nada en contra de lo que estaba sucediendo. Hasta ahora eso es lo que todos hemos hecho: solo los traidores que han sido encarcelados o huido.

Los medios oficiales – y en especial Vladimir Soloviov (1) – han hecho declaraciones de que todo está bajo control, que no es necesario introducir nuevos factores a la ecuación y que la élite rusa es perfectamente capaz de resolver lo que está sucediendo. Todo va bien y no debemos preocuparnos por nada. Si esta fuera una operación especial técnica – rápida como el rayo y eficiente – entonces todo seria perfecto y no habría de qué preocuparse. Pero como hemos optado por una ruptura total con Occidente, y no por una simple operación militar, las cosas son un poco más complicadas. Quizás hasta hace poco parecía que todo podía seguir este camino, pero las cosas ya no son así. Es difícil explicarle a los habitantes de Járkov lo que ocurre ahora y es también difícil explicarle a los habitantes de Donetsk por qué no ocurrió todo esto no sucedió antes. No obstante, ya no hay vuelta atrás.

Se han cometido muchos errores, empezando por el hecho de que al pueblo no se lo puede tratar como un elemento puramente técnico o una masa estadística. El pueblo es un ser vivo y sabe muy bien lo que está ocurriendo. Es por eso que surge la pregunta: ¿cómo está siendo tratado el pueblo por las autoridades y qué piensa este de todo lo que está pasando? El pueblo está a favor de Putin y del Estado, apoya a nuestro presidente y la operación militar especial, comprenden los objetivos y las metas de la misma. Sin embargo, el pueblo desprecia el sistema, el statu quo actual y la forma en que es tratado por las élites. Y cada vez que la élite toma un camino muy diferente al de Putin – que comprende y hace parte del pueblo – se siente desconcertado. En medio de esta operación especial y los ataques de Belgorod, el pueblo se siente confundido.

Las autoridades ya son incapaces de decir que mantengamos la calma, que todo está bajo control o que nos quedemos donde estamos y no hagamos nada. Soloviov prácticamente reconoció en su programa de televisión del del domingo que la élite rusa nunca ha escuchado ni escuchará a los taxistas, peluqueros y agricultores, ni tampoco a los defensores de la idea rusa – por supuesto, lo dijo de una forma mucho más tosca y mezquina –, solamente les interesa la opinión de la gente exitosa. ¿Quiénes son estas personas exitosas? Gente como Altushkin (2). Por supuesto, solo son escuchados los hombres ricos y patriotas que aparecen en la revista Forbes, pero nadie más. Todo aquel que está del lado de Rusia, la Ortodoxia, el Templo, la Tradición y el pueblo – al menos su parte más orgánica – es desatendido.

Eso no puede continuar. La siguiente fase de la operación militar especial no puede llevarse a cabo sin recurrir al pueblo ruso y a sus símbolos inequívocos, es decir, de los verdaderos representantes de la Idea Rusa. Tal evolución es perfectamente lógica si tenemos en cuenta los objetivos mismos de esta operación, pues la lucha contra el globalismo no podrá ser llevada a cabo sin la participación de todos nosotros. Eso significa que debemos escuchar la voz del taxista, del peluquero y del agricultor, además de a los representantes de la Idea Rusa y no solo la del heroico y valiente Ramzan Kadýrov (3), quien es su principal defensor: “¡Akhmat es poder! Allahu Akbar!”. Sin embargo, Kadýrov es solo el representante de la versión chechena de la Idea Rusa: existen otras versiones de esta Idea que deben ser tomadas en cuenta.

Es obvio que el pueblo desprecia las negociaciones que la élite rusa realiza en Estambul, pues representa lo que piensan de ellos: que están dispuestas a traicionar al pueblo en cualquier momento. Es necesario convencer al pueblo de que eso no sucederá y no basta con hacer juramentos, sino que se debe recurrir a símbolos, signos y música. Hoy predominan los despidos y el cambio de personal, pero mañana necesitaremos tomar medidas más drásticas. Para darnos una idea de lo que nos espera simplemente debemos ver nuestra historia.

El 22 de febrero del 2022 se derrumbó el viejo paradigma de la soberanía y la aceptación del globalismo. Es imposible dar marcha atrás y la defensa de la soberanía requiere deshacernos del liberalismo, el occidentalismo, la quinta columna y la sexta columna. Eso significa que la Idea Rusa debe ser abrazada por la élite y no rechazada. Es necesario que esta Idea Rusa sea aceptada tanto por la derecha (conservadora y tradicionalista) como por la izquierda (anticapitalista). Después de todo, ambas tienen un mismo enemigo (Occidente) y desean preservar nuestra libertad, independencia, autonomía y civilización. Tanto la izquierda como la derecha están preparadas para llevar a cabo tal pacto el cual inspira un enorme terror en la élite y sus voceros. No obstante, la oportunidad de convertirse al patriotismo se le da a todos, incluyendo a los representantes de la sexta columna. Aunque se está agotando el tiempo.

La segunda parte de la operación militar especial requiere del despertar ruso. El pueblo debe dejar de ser un observador pasivo que se limita a ver desde la distancia lo que ocurre para pasar a la acción. Por supuesto, eso no implica la anulación de negociaciones tácticas, pero sí se requiere de cambios profundos. El pueblo odia a Abramovich (4) y desprecia a Medinsky (5) quizás de forma inmerecida, pero eso no es lo importante, ya que sociológicamente lo importante es lo que el pueblo piensa y no la realidad. La operación militar en Ucrania lo demuestra: aquellos quienes han sido zombificados por la propaganda mueren por tonterías ridículas e igualmente matan por ellas. Mueren debido a las palabras, los gestos, las imágenes, las poses, etc… ¿Qué nos dice todo eso? Que las palabras y las imágenes son importantes, al igual que la entonación, los gestos, el tono de la voz y los símbolos que elegimos. Peskov (6) es un gran orador, pero solo para los tiempos de paz, ya que lo único que transmite es tranquilidad, confianza y despreocupación. Pero este es el momento… el momento del Leviatán…

Todo lo anterior es incluso más difícil de decir con respecto a Abramovich, Medinsky y los expertos israelíes que le gusta citar a Soloviov. Sin embargo, ninguno de ellos le habla al pueblo, que desea ver expresada la Idea Rusa: es lo que quieren el taxista, el peluquero y el agricultor. Podemos preguntarnos, ¿qué ha quedado de los agricultores (koljoz) después de que fueran destruidos por las reformas liberales de la década de 1990? De todos modos, aún existen muchos de ellos en Rusia. ¿Por qué seguir olvidándolos? Odiamos la rusofobia, pero al parecer las élites rusas también la están padeciendo: incluso cuando todo parece ir bien las cosas se descarrilan. Esto es simplemente inaceptable.

El enemigo está asesinándonos y atacando nuestras ciudades. En un momento como este hasta los internacionalistas se dirigen al pueblo diciendo: “Hermanos y hermanas…” Y no: “¿Qué pueden querer los taxistas, los peluqueros y los agricultores? No esperen nada de nosotros…”.

Creo que las palabras de Vladimir Soloviev son la expresión de alguien que está siendo dominado por el diablo o por algún agente de influencia extranjero, lo que significa que vivimos en un momento difícil, tenso y angustioso. No obstante, ha llegado el momento de decidir si los rusos somos o no somos y eso implica dejar de lado todo lo que los demás digan de nosotros.

Esta segunda fase militar requiere de la movilización psicológica y espiritual de toda la sociedad rusa: todos debemos marchar al frente y contribuir a alcanzar la victoria. ¡Ha llegado el momento de que los rusos se levanten! Nadie se interpondrá en nuestro camino. Los rusos nos levantaremos, pues se trata del futuro de nuestra Patria, de nuestra historia, de nuestros héroes, por lo que deberemos volver a derramar sangre por nuestra tierra, nuestro Estado y nuestra Idea, es decir, la Idea Rusa.

Notas del Traductor:

1. Vladimir Rudolfovich Solovyov es un periodista y propagandista ruso, presentador de radio, televisión y escritor. Fue sancionado por la Unión Europea, Canadá y el Reino Unido debido a la operación militar especial en Ucrania.

2. Igor Alexeevich Altushkin es un empresario ruso y director de una compañía rusa de cobre. Es considerado uno de los hombres más ricos del mundo por la revista Forbes.

3. Ramzán Ajmátovich es un político ruso de origen checheno. Desde el 15 de febrero de 2007 es el jefe de la República de Chechenia; anteriormente ejerció el cargo de primer ministro de esa república rusa desde el 4 de marzo de 2006 hasta el 15 de febrero de 2007.

4. Roman Arkadyevich Abramovich es un empresario, multimillonario y oligarca ruso, israelí y portugués. Fue cercano al entorno de Boris Yeltsin. Es famoso por ser el dueño del equipo de futbol Chelsea.

5. Vladimir Rostislavovich Medinsky es un estadista y político ruso, actualmente a cargo de las negociaciones rusas en Estambul.

6. Dmitri Serguéievich Peskov (es un diplomático ruso, actualmente secretario de prensa del presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin. Además de ruso, habla turco, árabe e inglés.