La OTAN y la desestabilización de Asia
"Las ambiciones publicitadas y las medidas coercitivas de la República Popular China desafían nuestros intereses, nuestra seguridad y nuestros valores", dice el documento publicado en la cumbre de Madrid. Según el texto de la OTAN, China "pretende subvertir el orden internacional basado en normas, incluso en los ámbitos espacial, cibernético y marítimo".
Tal afirmación por parte de una alianza militar liderada por Estados Unidos que durante décadas ha amenazado la seguridad mundial con sus políticas y acciones coercitivas y expansionistas ha provocado tanto diversión como ira en China.
El plan de guerra de la OTAN para bloquear a Rusia está en el centro del actual conflicto entre Rusia y Ucrania. Después de haber causado suficiente daño con sus operaciones en Europa y Asia Occidental, la OTAN parece estar mirando cada vez más al este, hacia la región de Asia-Pacífico y China en particular.
Aunque la OTAN ha declarado públicamente en varias ocasiones que sigue siendo una alianza regional y que no busca la expansión geopolítica hacia otras regiones, la alianza militar liderada por Estados Unidos ha lanzado en los últimos años repetidamente ataques a la región de Asia-Pacífico y ha realizado ejercicios navales provocativos cerca de las aguas chinas, provocando tensiones y disputas.
Como si se anticipara a los (¿próximos?) futuros enfrentamientos "indopacíficos", los líderes de Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda también fueron invitados a la cumbre de la OTAN de este año en Madrid. Todos tienen el objetivo tácito pero claro de contener el poder cada vez mayor de China y su influencia global.
"La OTAN debe dejar de trazar líneas ideológicas, de agitar la confrontación política o de intentar iniciar una nueva Guerra Fría", reiteró el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Zhao Lijian, al comentar la cumbre. "Estados Unidos debe reflexionar sobre su infame papel en la crisis de Ucrania y dejar de denigrar a China", continuó.
La arcaica alianza militar del "Bloque Occidental" de la época de la Guerra Fría siempre necesita algún tipo de "Bloque Oriental" para seguir siendo relevante. Durante décadas, la OTAN ha vivido de las guerras y los conflictos o del miedo a las amenazas externas.
En ausencia de un enemigo creíble, la OTAN correría el riesgo de desintegrarse. Así que se ha intentado revitalizar la alianza invocando la "amenaza rusa". También busca crear nuevas amenazas en caso de adversidad, lo que explica el deseo existencial del Occidente de la OTAN de convertir a China en "el nuevo desafío a corto plazo" junto a Rusia.
A diferencia del Occidente dirigido por Estados Unidos, China ha seguido una política exterior pacífica. Pekín no se ha inmiscuido mucho en los asuntos internos de otros países, ni ha intentado difundir su ideología política por la fuerza, como han hecho los bombarderos de la "democracia y la libertad". China tampoco persigue una política de coerción a la manera estadounidense.
Como producto de la Guerra Fría y como la mayor alianza militar del mundo, la OTAN se ha aferrado a un concepto anticuado de seguridad y se ha convertido en un instrumento de la élite gobernante de Occidente para mantener la hegemonía. La supremacía estadounidense puede convenir a los nostálgicos finlandeses de Occidente, pero como se ha visto en China y Rusia, esto va en contra del deseo de la mayoría de la comunidad internacional de un orden mundial multilateral y multipolar.
La OTAN ya ha socavado la seguridad europea con su programa de ampliación, pero las élites políticas de Finlandia y Suecia siguen celebrando el impulso de sus solicitudes de adhesión. A más tardar, cuando la alianza militar pretenda desestabilizar a China y a toda Asia, el regodeo puede convertirse en llanto.