La oposición entregó la victoria electoral a Erdoğan
La grave crisis económica, el terremoto que asoló 11 ciudades, el sistema presidencial que no funciona, millones de inmigrantes ilegales, la falta de méritos en las instituciones estatales, la injusticia en la distribución de la renta, la alianza electoral que molesta a los votantes nacionalistas (la alianza electoral del AKP con HÜDAPAR, cercana a la organización terrorista de etnia kurda y de la sharia Hezbolá, con sede en Turquía), los dilemas en política exterior, la degeneración cultural, el aumento de los índices de criminalidad, los cuadros obsoletos, la necesidad de un cambio en la sociedad y 20 años de cansancio...
A pesar de todas estas adversidades, el candidato de la Alianza Popular obtuvo el 49,50% de los votos en la primera vuelta de las elecciones.
Kemal Kılıçdaroğlu, el candidato de la Alianza de la Nación formada por 6 partidos, recibió sólo el 45% de los votos.
Sinan Oğan, que reunía en parte votos urbanos, atatürkistas, nacionalistas y laicistas resentidos con ambas Alianzas, dio la gran sorpresa con un 5,17%.
Los resultados muestran que no hay cambios significativos en la composición parlamentaria y que el gobierno ha mantenido su fuerza.
Cómo puede Erdoğan volver a ganar?
Tras más de 20 años en el poder, ¿cómo puede Erdoğan volver a ganar? La respuesta está en la razón por la que perdió la oposición.
El Partido Republicano del Pueblo (CHP), que Mustafa Kemal Atatürk había construido sobre la base de la plena independencia, el antiimperialismo, el nacionalismo, el estatismo, priorizando el reparto equitativo de los recursos y la cooperación con los vecinos, sufrió un cambio drástico especialmente después de la década de 1980.
En la década de 1990, el partido se vio arrastrado por los vientos de la globalización e influido por la tendencia liberal-izquierdista procedente de Occidente. Sin embargo, los patriotas conservaron su influencia dentro del partido.
El verdadero cambio en el partido tuvo lugar en los últimos 5 años... La administración del partido fue completamente tomada por los defensores liberales y prooccidentales del libre mercado, mientras que las figuras patrióticas, kemalistas, nacionalistas, socialistas y estatistas del personal ejecutivo fueron purgadas.
Como resultado de este cambio, el partido se presentó a las elecciones de 2023 con un bloque formado por restos del AKP, liberales conservadores, liberales urbanos de izquierdas, occidentales y quienes se oponen a la identidad nacional por motivos de origen étnico/sectario.
En economía, las políticas neoliberales centradas en Occidente se presentaron como el remedio a la opinión pública.
En política exterior, se sucedieron las declaraciones de lealtad a la OTAN y los movimientos que tensaron las relaciones con Rusia.
El CHP perdió nacionalistas urbanos
El factor más importante y decisivo fue la pérdida de votos nacionalistas, quizás el electorado más numeroso y dinámico cuyas preocupaciones por la seguridad superan, por no poner la distancia -esperada por este mismo electorado- con las organizaciones terroristas PKK y FETÖ.
Como resultado, los votantes especialmente urbanos-nacionalistas, kemalistas-nacionalistas y laicos no dieron su voto o se decantaron por el tercer candidato Sinan Oğan como reacción.
Ahora, todos se preparan para la segunda vuelta de las elecciones.
Las encuestas y el curso de los acontecimientos sugieren que es probable que la dirección del CHP sume otra más a las derrotas electorales de los últimos 20 años.
Sin duda, esta posible derrota traerá algunas consecuencias ciertas.
La creciente ola nacionalista, kemalista y estatista en Turquía, que está en consonancia con la tendencia mundial, buscará un nuevo camino para sí misma en el próximo período. Esta búsqueda conducirá probablemente a divisiones y cambios dentro del CHP.
El bando estadounidense/OTAN también es consciente de esta búsqueda y se esfuerza por canalizar este ascenso hacia lo que podemos llamar una línea política OTAN-turquista basada en la enemistad de la época de la Guerra Fría con Rusia y otros vecinos.
Evitar que Turquía caiga en esta trampa es decisivo para los próximos 10 años.
El auge de los nacionalismos de izquierda y derecha obligará al gobierno a cambiar sus políticas.
El espacio para el discurso y las alianzas contra el Estado-nación y el secularismo en la política interior se estrechará y será más difícil seguir una política de equilibrio pragmático en política exterior.
Ganarán fuerza las políticas de amistad de principios con los vecinos.
Si este ascenso general del país puede asentarse sobre la firme base ideológica de la plena independencia y las políticas antiimperialistas de Mustafa Kemal Atatürk y también de la lucha de clases, Turquía ocupará su lugar en el mundo multipolar como un país fuerte.
Traducción al español para Geopolitica.ru por Enrique Refoyo,
Fuente: https://unitedworldint.com/