La hora dramática de Nuestra América

20.05.2016

La historia es un proceso de aceleramiento o de amesetamientos de hechos que marcan etapas de avances y retrocesos de los pueblos.

Para ir directo al grano el Mercosur, la Unasur y la Celac marcaban anillos complementarios de la integración, la principal batalla -todo lo demás es secundario-. Porque la integración tiene un horizonte que va más allá de la economía y es lograr fuerza para sumar soberanía en el sistema mundial. Así lo concibieron San Martí, Bolívar, Perón y Vargas.

La Unasur creó nada más ni nada menos, que el Consejo Suramericano de Defensa, un mecanismo de cooperación ente los Ministerios de Defensa de Suramérica con sede en Quito. E incluso en Buenos Aires funciona el Centro de Estudios de Estratégicos del Consejo Suramericano de Defensa, con el fin de elaborar una doctrina de seguridad cooperativa suramericana ante las nuevas amenazas que se nos vienen y que ya están, la guerra por los recursos y las guerras cibernéticas.

Esto implicaba el más alto grado de integración porque se buscó reemplazar a las doctrinas de seguridad nacional con sus respectivas hipótesis del enemigo interno y las guerras interestatales, entre nosotros, para pasar a la hipótesis de confluencia, y la frontera pasó a ser frontera cooperativa, y la doctrina cooperativa señala las amenazas a nuestros recursos naturales, la biodiversidad, nuestro sistema acuífero, nuestro potencial alimentario. Malvinas y el Atlántico sur se transformaron en el eje concreto de la integración. Y esa integración iba mucho más allá de ejercicios de medidas de confianza mutua.

Se creó el Colegio Suramericano de Defensa. E incluso conozco bien este proceso de creación porque participé en Ecuador en los proyectos y escribí un libro referente a este punto estratégico (Miguel Ángel Barrios. Consejo Suramericano de Defensa. Desafíos Geopolíticos y perspectivas continentales. Ed. Biblos. BsAs. 2011).

Brasil creó, por primera vez, con Lula un Ministerio de Defensa ya que allí, cada fuerza tenía su propio Ministerio y elaboró su Estrategia de Seguridad teniendo como amenaza la Amazonía y el Atlántico; el ALBA creaba en Santa Cruz de la Sierra su Escuela de Defensa en consonancia con la nueva época; Argentina creaba unidades conjunta con Chile y Perú, y los intercambios eran permanentes. Chávez pregonaba una OTAS suramericana.

Sin embargo, el golpe de estado en Brasil, que cuenta con su antecedente en esa modalidad con el del Paraguay, una sólida alianza parlamentaria, judicial y mediática con el aval de los Estados Unidos amputa a la mitad de América del sur geopolíticamente.

El golpe de estado en Brasil es una derrota continental sin igual.

Y simultáneamente en silencio el gobierno argentino relanza con EEUU los ejercicios militares y los cursos de especialización que son de colonización cultural para nuestras fuerzas armadas. En los hechos un tablero de ajedrez con un jaque mate perfecto ("El Gobierno retoma las relaciones militares con Estados Unidos" www.politicargentina.com notas139).

Es una hora dramática para Nuestra América. Y la gran batalla es cultural. La historia como siempre tendrá su última palabra.

Miguel Ángel Barrios -Argentina- es doctor en educación y en ciencia política. Autor de reconocidas obras sobre América Latina.