La Defensa Nacional en el pensamiento estratégico de Juan Domingo Perón: 1945-1955
El concepto de defensa en sentido restringido: la desactivación de las hipótesis de conflicto con Brasil y Chile
El concepto de Defensa Nacional, en el pensamiento de Juan Perón [1] tiene dos aspectos. Uno al que podemos denominar restringido y otro al que podemos llamar totalizador.
El restringido está relacionado a la parte más clásica de la Defensa, que es el aspecto militar: la defensa ante una agresión y cómo desactivarla. En esto, Perón fue un gran innovador, ya que elimina las dos grandes hipótesis de conflicto que tenía el Ejército Argentino: la hipótesis de guerra con Brasil y la hipótesis de guerra con Chile. Es por estas viejas hipótesis de conflicto, anteriores a Perón que, por ejemplo, el pensamiento tradicional del Ejército Argentino había mirado, hasta entonces, con malos ojos cualquier posibilidad de unir la Mesopotamia (compuesta por las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Misiones) con puentes sobre el Río Paraná, en tanto pensaba que dicha zona, era el escenario natural de una potencial guerra con Brasil. Si había conflicto, las hostilidades se desarrollarían en la Mesopotamia y había que detener al ejército brasileño allí El Paraná, entendía el pensamiento militar tradicional argentino, formaría una especie de barrera natural contra dicha invasión: la última defensa. Una especie de gigantesca línea Maginot pero, natural.
Perón desactivó ambas hipótesis. Para Juan Perón, en cambio, tanto Brasil, como Chile, no eran enemigos naturales de la Argentina, sino, todo lo contrario, aliados naturales. [2] La única hipótesis de conflicto posible, para Perón, provenía de un ataque extra-continental Lo único que podía hacer, el hecho de mantener las viejas ideas de potenciales conflictos con Brasil o Chile, era agravar esa posibilidad de agresión extra-continental y esto, porque las mismas podían ser fácilmente utilizadas y azuzadas, llegado el caso, por un enemigo estratégico extra continental. En ese escenario, dentro del pensamiento de Perón, la Argentina sería incapaz de soportar una agresión en dos frentes o bien, una agresión combinada: la de una potencia extra regional y la de un país limítrofe, a la vez.
Quizás, lo que Perón tuviese en mente fuera la situación sufrida por Alemania durante la Primera Guerra Mundial, es decir la de tener que combatir en dos frentes al mismo tiempo. [3] Perón, reiteremos, planifica, por el contrario, desactivar estratégicamente esas hipótesis mediante la propuesta - no casualmente realizada en el Aniversario del día de la independencia de Brasil, en 1951 - de constituir un nuevo “A.B.C” (Tratado de Integración Argentina, Brasil, Chile). Perón ve, en un acuerdo entre Argentina, Brasil y Chile, el camino hacia la integración de la América del Sur. [4] A partir de este núcleo de aglutinación, pensaba Perón, se llegaría paulatinamente, a una asociación más amplia: la de América del Sur en su conjunto. [5] Aglutinación que, en pensamiento de Perón, constituiría la verdadera fortaleza defensiva del sub-continente todo, incluida, obviamente la Argentina. En síntesis, lo que Perón pensaba era que la única defensa posible de cada una de las unidades nacionales de suramérica estaba en la defensa conjunta de la América del Sur. Todos juntos defendiendo a cualquier país que pudiese ser agredido. Es, en ese sentido, que el 12 de julio de 1947, los cancilleres argentino y chileno, Bramuglia y Gómez, firmaron en Buenos Aires una declaración conjunta afirmando los derechos de la Argentina y Chile sobre la Antártida y adoptaron la decisión de encarar conjuntamente el conocimiento científico y la explotación de la región. En otra declaración se estableció que ambas partes se comprometían a proteger y defender en forma conjunta la porción de la Antártida comprendida entre los meridianos 25ª y 90ª, espacio que fijaba los límites continentales del lado Pacífico y del Atlántico, cuya proyección definía la porción del continente antártico suramericano. El acuerdo fue ratificado por los presidentes Perón e Ibáñez en Buenos Aires dentro del marco de los acuerdos de la política de Bloques impulsada por Perón y popularmente conocida como “A.B.C” (Argentina, Brasil y Chile), tendientes como ya afirmásemos a fomentar la integración regional suramericana. [6]
La ocupación efectiva de la Antártida y el enfrentamiento con Gran Bretaña
Aclaremos algo: la potencia extra regional a la que Perón consideraba como una posible agresora de la Argentina, era Gran Bretaña. ¿Por qué? Porque era el único poder real que podía disputarle al país, la posesión de la Antártida. Ésta y las aguas del Atlántico Sur, en el pensamiento defensivo de Perón, conformaban la única posibilidad argentina, desde el punto de vista geográfico, de alcanzar, mínimamente, un “umbral de resistencia” y esto porque el territorio antártico reclamado por Argentina, implicaba que su territorio se duplicase y, de ese modo, se duplicasen también, sus riquezas. El territorio antártico, además, poseía - y posee- una ventaja: esta despoblado. De ese modo, la Argentina no tiene, a los ojos de Perón posibilidad, ni necesidad de agredir o usurpar territorio o población alguna, reclama un territorio que geográficamente le pertenece, la potenciaría y, sin embargo, para lograr su posesión efectiva, no debe agredir a país o población alguna. Es, en ese sentido, que la Armada Argentina procede el 31 de marzo de 1947 a crear en la Antártida la Base Melchior y, el 25 de enero de 1948 la Base Decepción. A su vez el Ejército Argentino se suma al esfuerzo por reforzar la soberanía argentina en la Antártida fundando, el 18 de enero de 1950, la Base Gral. Belgrano con el objetivo de asegurar la presencia Argentina en el Mar de Wedell y como punto de apoyo para una proyectada expedición al Polo Sur. Poco después, el Ejercito Argentino crea, el 21 de marzo de 1951, la Base Gral. San Martín y, el 17 de diciembre de 1952, la Base Esperanza. [7]
Importa resaltar que, el presidente Perón, para remarcar la importancia estratégica que le adjudicaba a las expediciones de la Armada y del Ejército Argentino al continente antártico, despidió personalmente junto con todo su gabinete en pleno, el 12 de febrero de 1951, en el puerto de la ciudad de Buenos Aires, a la expedición del Ejército que, el 12 de febrero de 1951 partió rumbo al continente antártico.
En este gran proyecto, que es la ocupación efectiva de la Antártida, debemos destacar la intención del presidente Juan Perón, de que, para el año 1956, la base militar antártica Esperanza (ya por entonces establecida), se transformase en “Pueblo San Lorenzo”, es decir, en una pequeña ciudad -de una determinada cantidad de familias argentinas que ya se habían ofrecidos como voluntarias- con un gobierno civil elegido democráticamente. Con lo cual la República Argentina, iba a poseer uno de los títulos más importantes que se pueden tener respecto de un territorio en el plano del Derecho Internacional, que es la ocupación efectiva del territorio. La fundación del “Pueblo San Lorenzo” quedó establecida como un objetivo estratégico en el Segundo Plan Quinquenal del gobierno peronista. Es en este período que Argentina adquiere su primer rompehielos, el Gral. San Martín, construido en Bremerhaven, Alemania, en un plazo record de 9 meses y que resultó excelente, prestando servicios durante 25 años. Importa resaltar que, a fines de 1947, una escuadra de la Armada Argentina inició maniobras en las aguas próximas a las islas Malvinas, que incluyeron el desembarco de personal y equipamiento en varias islas del Atlántico Sur. Esta escuadra, en enero de 1948, se constituyó en una verdadera flota, con más de 200 hombres embarcados, siendo el encuadramiento naval más importante que ha navegado las aguas del Atlántico Sur hasta la expedición británica en la Guerra de Malvinas. Importa destacar que para 1949 la Fuerza Aérea Argentina era la más importante de Latinoamérica. Estos desembarcos y actos de soberanía, significaron serios enfrentamientos con Gran Bretaña, llegando al intercambio de fuego en la zona de Bahía Esperanza el 1 de febrero de 1952. En esa ocasión la guarnición argentina del Destacamento Naval Esperanza, a las órdenes del Teniente de Corbeta Isidoro Paradelo obligó a retirarse con fuego de ametralladora al personal británico del buque inglés John Biscoe. En represalia a esta acción argentina, el 15 de febrero de 1953, desembarcan en caleta Balleneros, donde la Armada Argentina había establecido el refugio Teniente Lasala, 32 Royal Marines, procediendo a destruir el refugio y a apresar a los marinos argentinos que se encontraban custodiando el mismo. En el continente antártico y las aguas del Atlántico Sur, hasta septiembre de 1955- en que el gobierno constitucional de Juan Domingo Perón es derrocado, por un golpe militar inducido por Inglaterra- , la relación entre la República Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña es de una tensión extrema. [8]
El concepto de defensa en un sentido totalizador
Hasta el momento nos hemos referido al pensamiento del General Perón en materia de defensa nacional en un sentido restringido. Sin embargo, como lo hemos propuesto al postular esta exposición, nuestra intención es refererirnos, también, a su pensamiento desde un punto de vista totalizador o integral. Perón expone por primera vez su concepción sobre la defensa nacional en sentido totalizador o integral durante la Conferencia que pronunciara, en ocasión de la inauguración de la cátedra de defensa nacional, en la Universidad de la Plata, el 10 de junio de 1944. [9]
Del análisis excautivo de dicha conferencia se desprende que Perón concebía a la Defensa, como un proceso de Insubordinación Fundante. Es, a tal efecto que debemos hacer referencia a aquello que Perón tenía en mente. No nos referiremos sólo a su inteligencia e imaginación, sino a una serie de reflexiones que se venían desarrollando dentro del Ejército Argentino desde hacía mucho tiempo y que Perón va a sintetizar.
Por entonces, había militares argentinos que sostenían que la gran lección a extraer de la Primera Guerra Mundial era que los conflictos bélicos no se ganan en los campos de batalla, sino que se ganan - o pierden - en las fábricas. De esta concepción surge la persuasión, extendida entre muchos militares de la época, de que la industrialización de la Argentina era una cuestión indispensable para una apropiada Defensa nacional. Además, respecto a la Gran Guerra, había que tener en cuenta algunas cosas, como la derrota de la Rusia zarista frente a Alemania y la revolución bolchevique. En sectores del Ejército Argentino existía preocupación por el pensamiento comunista y la proliferación del comunismo como partido internacionalista. Veían en eso la destrucción de los conceptos de patria, nación y familia.
En relación a este tema, Perón les dice a sus camaradas que se estaban preocupando por el efecto, que es el comunismo, cuando en realidad tenían que prestarle atención a la causa, que es la injusticia social. Perón sostenía algo revolucionario para ese momento: y era que, la industrialización de la Argentina, que sería un proceso de Insubordinación Fundante, no podía sino ir ligada a la Justicia Social.
Debemos entonces decir qué entendemos por proceso de Insubordinación Fundante. [10] Para ello, tenemos que remontarnos a la época de Isabel I de Inglaterra y preguntarnos de qué vivía, en aquellos años, dicha nación. Inglaterra vivía de la producción de lana en bruto que le exportaba a los Países Bajos, las actuales Holanda y Bélgica. Para revertir esa situación de algo que podemos denominar mono-ingreso de carácter primario, lo que hizo Inglaterra fue comenzar un proceso por el cual el Estado dijo: “Señores, vamos a fomentar la industrialización de nuestra lana en Gran Bretaña y para eso vamos a ir poniendo mayores barreras a la entrada de productos provenientes de los Países Bajos.” A este proceso podríamos llamarlo, en términos actuales, una sustitución de importaciones forzada por un proteccionismo económico. [11] Se trata de una prohibición, si se quiere, y toda prohibición, por sí sola no sirve para nada, sino va acompañada de un adecuado impulso estatal. De este modo, llegamos al concepto de impulso estatal, que pone en acto todo lo que el Estado tiene en potencia. Nos referimos a los elementos de poder del Estado.
Haciendo referencia a distintos autores, podemos pensarlos como una pirámide. En la base de la misma, está el factor geográfico, un segundo escalón lo ocupan los recursos naturales, o sea estamos hablando de elementos tangibles. Al ir escalando la pirámide, nos encontraríamos con el poder económico industrial, pero además con otros elementos intangibles del poder nacional, como la moral nacional o el carácter nacional. Y cuando la pirámide no está trunca, nos toparíamos con una élite de conducción nacional y a veces con la existencia de un gran hombre. Morgenthau se preguntaba qué hubiese sido de EEUU sin Washington o Hamilton. Por nuestra parte, podríamos preguntarnos qué hubiese sido de Francia sin De Gaulle, de Argentina sin Perón o de Brasil sin Vargas, sólo por mencionar ejemplos muy notorios.
Avanzando en esta línea de análisis, podríamos darnos cuenta que los factores intangibles son, quizás, tanto o más importantes que los tangibles.
Inglaterra, entonces, va a desarrollar este proceso industrializador, aunque tampoco va a descuidar jamás otros elementos intangibles del poder nacional, como el carácter nacional y la moral nacional. Decía Federico List que era difícil saber si Gran Bretaña fue potencia por haber sido el primer país en industrializarse en el mundo o por haber mantenido un férreo carácter nacional y una moral nacional profunda por mucho tiempo.
Como dijimos, Inglaterra nunca descuidó ninguno de ambos aspectos. El que nos interesa a nosotros, que es la industrialización británica, se va a desarrollar durante el período isabelino a partir de un fuerte proteccionismo y un adecuado impulso estatal. ¿En qué consistió el impulso estatal? En trasladar a Gran Bretaña a holandeses y belgas, a los que nosotros llamaríamos, hoy en día, capitanes de industria, porque los ingleses no tenían ningún tipo de experiencia industrial. Esto le permitirá a Inglaterra iniciar este proceso industrializador, impulsado por el Estado.
Y esta industrialización, incipiente en el periodo isabelino, es la que va a posibilitar la gran industrialización británica a partir de 1750 con el invento de la máquina de vapor. Así, Inglaterra se convierte en la gran primera potencia industrial del mundo. Hobsbawn decía que en la única potencia industrial del mundo, si bien había pequeños núcleos industrializadores en Francia. [12]
Por otra parte, lo más importante es que Gran Bretaña, a partir de este período, comienza a reflexionar sobre cómo hacer para que las otras unidades políticas del sistema no lleguen al estadio de poder que ella había alcanzado. E Inglaterra va a convertirse así en la patria de la Economía como ciencia: Una ciencia “nueva” que, el pensamiento inglés, va a ir separando de la Filosofía para aproximarla a las Ciencias Naturales, con el objetivo de que los argumentos que blandirá esta supuesta nueva ciencia sean indiscutibles, como la ley de gravedad. ¿Y cuál es la ley de gravedad en la economía, según Adam Smith? Que el Estado jamás debe intervenir en el mercado, pero sobre todo que la economía mundial es un gran reloj universal y que si alguien le pone la mano encima, colocando por ejemplo barreras proteccionistas, no sólo se afecta negativamente a sí mismo, sino a todos.
Desde esta perspectiva, la relación comercial entre las distintas unidades es el librecomercio, y esto es así porque hay una división internacional del trabajo que nos favorece a todos. Cada uno tiene una cosa para hacer, y la naturaleza así lo ha querido. Claro, todo error tiene un contenido de verdad, ya que nadie podía discutir que esa división tenía un sentido profundo en cuanto se refería a los productos naturales.: Es lógico, por ejemplo, que no se plantase bananos en la Pampa Húmeda, ni trigo en el Amazonas. Pero esto no se ajustaba a la industria, que es siempre una creación artificial del hombre, e Inglaterra borraba de un plumazo su propia historia y pasaba a predicar lo contrario a lo que había hecho para industrializarse.
Pero nosotros, los latinoamericanos, no fuimos las únicas víctimas de tal estrategia de subordinación ideológica ideada por Gran Bretaña para que otros estados no se industrializaran. También lo fueron, por ejemplo, los franceses: la élite política francesa, en una noche de borrachera ideológica, ni bien se desarrolla la Revolución, en 1789, va a instaurar el libre comercio. Y así resulta que ellos liberaban países para que detrás vinieran los ingleses a vender sus telas a los compases de la Marsellesa. Hasta la llegada de Napoleón, que se da cuenta de que el establecimiento del libre comercio había sido un error fatal para Francia. De ahí el bloqueo continental para derrotar a Gran Bretaña y la industrialización de Francia y de otras regiones de Europa. [13]
Pero nos interesa remarcar aquí que, a partir de la Revolución Industrial, si bien Inglaterra no deja de utilizar la fuerza o las presiones económicas, su principal arma de dominación mundial será la subordinación ideológica-cultural. Sin duda alguna el “imperialismo cultural” [14], fue la principal herramienta de dominación utilizada por Gran Bretaña. Si esto es cierto, también lo es el hecho de que todo proceso emancipatorio exitoso sólo puede darse a partir de un proceso de insubordinación ideológica al que debemos sumarle un adecuado impulso estatal.
Perón ha sido advertido por sus profesores alemanes, durante su formación en el Colegio Militar de que el librecomercio es una ideología de dominación exportada por Gran Bretaña para impedir la industrialización de otros estados, y es esa la razón por la cual ese joven Coronel, a partir de 1943, comienza un proceso de insubordinación ideológica contra el orden ideológico dominante en materia económica: el liberalismo económico y el librecomercio. Mejor dicho, él va a sintetizar y popularizar el proceso de insubordinación ideológica. Ya que, en realidad, dicho proceso había sido iniciado por muchos argentinos, de distintas posiciones ideológicas y políticas, a partir de 1930, cuando, por la crisis comienza a caerse la máscara de una Argentina próspera, ligada a Gran Bretaña y se advierte la situación semicolonial de la Argentina. Y esos argentinos van a empezar a denunciar tal situación: desde el nacionalismo católico, podemos citar a hombres tales como Leonardo Castellani (1889-1981); desde la izquierda marxista nacional, a jóvenes como Aurelio Narvaja y Jorge Abelardo Ramos (1921-1994); y también desde el nacionalismo militar, con sus reflexiones que ya se venían desarrollando a partir de la Primera Guerra Mundial, con el Gral. Manuel Savio (1892-1948) y antes con el Gral. Enrique Mosconi (1877-1940) y el Gral. Alonso Baldrich (1870-1956); y desde el radicalismo yrigoyenista con la gente de FORJA, con Arturo Jauretche (1901-1974) y con Raúl Scalabrini Ortiz (1899-1959), y la denuncia de los ferrocarriles como herramienta de dominación.
Estos argentinos que empiezan a plantear que el país sufre un proceso de subordinación ideológica, y que no sólo ha consistido en la aceptación de la teoría del librecomercio y de la división internacional del trabajo como una panacea que iba a llevar al país al progreso, sino que, además, se había falsificado la historia. Y entonces llegamos, finalmente, a la denuncia de la misma que hace el denominado “Revisionismo Histórico”, con los hermanos Rodolfo (1897-1967) y Julio Irazusta (1899-1982), Manuel Gálvez (1882-1962), Ernesto Palacios (1900-1979) , Ricardo Font Ezcurra (1895-1955), José María Rosa (1906-1991) y tantos otros. [15] Revisionismo histórico al que Perón adhirió desde muy joven. [16]
Perón, va a sinterizar esa insubordinación ideológica, que va a tener su expresión más acabada en su desarrollo de la teoría de la “Tercera Posición”. Él, ante un escenario global en el que ya ha terminado la Segunda Guerra Mundial y en el que se presentan dos grandes poderes victoriosos, sostiene lo siguiente: que hay dos grandes ideologías de dominación: el comunismo, por un lado, y el liberalismo extremo, por el otro. De allí que plantee intentar elaborar una “Tercera Posición” que, en el fondo, es una insubordinación ideológica, tanto contra el comunismo internacionalista como, contra el capitalismo salvaje que Perón también rechaza. [17]
No es que él innove en forma absoluta, sino que se apoyó, principalmente, en los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, en el pensamiento de Colmar von der Goltz, Jacques Maritain, Federico List, Miguel de Andrea, Manuel Ugarte, Víctor Raúl Haya de la Torre, Alejandro Bunge, y José Luis Torres entre otros. Sin duda alguna, realizando una profunda síntesis, Perón va a reconocer y a incorporar aspectos ya pensados por otros. [18]
Y esto es algo fundamental, porque la concepción de Perón es que si la guerra es total, la defensa también lo es. Es decir, no hay ninguna posibilidad de defensa del país, sin industrialización. Y tampoco hay posibilidad de defensa, sin justicia social. Porque mal puede marchar un ejército a la guerra si su frente interno está dividido, ya que entonces le ocurriría lo mismo que a la Rusia zarista: estallaría una revolución interna.
De modo que la justicia social complementa a la industrialización, además de que es el elemento de dignificación del hombre. Pero acá se plantea para Perón un gran problema, que comúnmente no está expresado en el peronismo, ni tampoco en la reflexión académica hecha desde sectores no peronistas o antiperonistas. Me refiero a que Perón es consciente de que la Argentina tenía demasiada población para un proyecto agrícola ganadero y, al mismo tiempo, poca para un proyecto industrial clásico. Es un gran problema que la Argentina arrastra hasta el día de hoy.
¿Cómo se sale pues de esta cuadratura del círculo? La gran innovación de Perón es que, de ese problema se sale utilizando el concepto de “salto de rana”. El fenómeno conocido como “salto de rana”, es aquel por el cual una economía subdesarrollada logra explotar eficazmente una nueva tecnología y así, de un solo salto, alcanzar a los países avanzados. De esta forma el proyecto económico de Perón para salir del subdesarrollo divergía sustancialmente de la propuesta desarrollista elaborada por Raúl Prebich, que consistía en la “profundización” del proceso de sustitución de importaciones para poder de esa forma “subirse al tren” de la Revolución Industrial, tal cual como se había subido EEUU luego de desafiar al poder británico y realizar su propia insubordinación fundante después de que el bando industrialista ganara la guerra civil.
Perón afirma que ése es el camino válido para la industrialización clásica que la Argentina no podía justamente realizar por no tener la población suficiente. Pero tal cosa no implicaba para él que la Argentina debía abandonar o desproteger a las industrias que se habían desarrollado durante la Segunda Guerra Mundial porque la Argentina, para mantener la paz social necesitaba garantizar la ocupación efectiva de la población. La Segunda Guerra Mundial había actuado como un elemento protector de la industria, en tanto se había interrumpido la llegada de productos británicos y norteamericanos, y había hecho surgir una incipiente industria argentina, por sustitución de importaciones. Pero dicha industrialización había nacido anárquicamente, sin planificación alguna. Las preguntas que se hacía el General Perón eran: cuando se acabe el conflicto bélico, ¿qué vamos a hacer? ¿Lo que hicimos después de que terminara la Primera Guerra Mundial? ¿Abrir las fronteras de nuevo? ¿Vamos a aceptar lo que EEUU propone, que es la teoría del libre comercio? [19] Estamos hablando de Norteamérica, heredera del pensamiento británico y que había sido proteccionista por un siglo y que de repente, se presentaba como la campeona del libre comercio.
Perón se preguntaba: ¿vamos a aceptar todo eso? No, se respondía, vamos a hacer como si la guerra continuase. Es decir, vamos a poner una gran barrera proteccionista para que las manufacturas extranjeras, principalmente las norteamericanas, no entren al territorio argentino, y entonces así podremos mantener el pleno empleo. Aunque Perón sabía que esa estructura industrial iba al fracaso, dado que el mercado argentino era muy pequeño. Entonces, de nuevo, ¿cómo se sale de la cuadratura del círculo?
Primeramente, tengamos en cuenta que el pensamiento de Perón se divide en dos partes o momentos: la táctica y la estratégica. A Perón se le plantea un problema táctico y otro estratégico. El primero es que Perón no podía permitir que los argentinos quedasen, de vuelta, desamparados, ni que las industrias cierren, ni que la mitad de la población se sumiese, de vuelta, en la miseria. Para evitar esto, la solución táctica era el proteccionismo. Pero, estratégicamente, ¿cómo vamos a solucionar el problema de la falta de población suficiente? Con el “salto de rana” que le permitirá a la economía argentina lograr explotar eficazmente una nueva tecnología y así, de un solo salto, alcanzar a los países desarrollados, responde Perón. El entonces coronel Perón pensaba que si los argentinos eran pocos para un proyecto industrial clásico, no lo eran para un proyecto industrializador innovador y radical. Es decir, para un proyecto que se apropie de la tecnología de punta. Para eso, eran suficientes. Perón le va a decir a Eva: Somos un gran país en extensión, tenemos una gran cantidad de materia prima, pero fallamos en lo que dijo Alberdi: que gobernar es poblar. Y entonces no tenemos otra alternativa que la alianza don el Brasil y la realización de un proyecto de innovación tecnológica radical. [20] De forma que propone apropiarse de las dos grandes tecnologías de punta del momento: la aeroespacial y la nuclear. Por eso va a organizarse algo que sólo se ha estudiado desde la denostación, ya que se lo verá como una cosa nazi-fascista o como un hecho de corrupción. Me refiero a la operación de inteligencia más importante que Argentina realizó en su historia: la Operación “Arco Iris”, que tenía por objetivo estratégico traer a la mayor cantidad de científicos alemanes al país. [21] Ya que – pensaba Perón- si uno está retrasado en lo referido al avance científico/tecnológico, no hay otra forma de hacer el salto de rana que traer a esos cerebros que ya alcanzaron dicho estadio para que le enseñen a uno como se hacen las cosas. Por poner en marcha la operación “Arco Iris”, Perón ha sido acusado reiteradamente de tener afinidad con el nazismo pero, importa resalta que el gobierno estadounidense hizo lo mismo: llevó científicos alemanes a Norteamérica, por ejemplo a Von Braun, que encarará el gran proyecto espacial de EEUU. Y si hoy uno visita la NASA, va a descubrir que una de sus principales áreas lleva su nombre [22]. Y la URSS, con Stalin a la cabeza, hizo otro tanto. [23]
Volvamos un poco atrás. Hablábamos de los dos grandes proyectos estratégicos de Perón para solucionar el problema estratégico: el comienzo de la industria nuclear y el reforzamiento de la industria aeroespacial. Ésta última ya contaba con una tradición bastante importante en la provincia de Córdoba, que Perón va a potenciar. Hay que recordar el Pulqui I, el Pulqui II. Se trata del proyecto argentino de avión a reacción. .El 9 de agosto de 1947, la Argentina se convirtió en el octavo país, en el mundo, en disponer de un avión a reacción, diseñado y construido localmente. [24] El Pulqui II representó de esa manera para la Argentina la oportunidad de formar parte de la élite de países que dominaron tempranamente la tecnología de aviones propulsados por motores jet. [25]
Como dijimos, Perón pesaba que eran, los dos grandes proyectos estratégicos los que iban a permitir que la población argentina (que era poca pero que estaba bien preparada intelectualmente), fuera suficiente para encarar el gran proyecto industrializador/modernizador de alta tecnología. Mientras tanto, pensaba: “tenemos que mantener el otro esquema industrial clásico, que es el que generará trabajo hasta que las dos industrias de punta (nuclear y aeroespacial) se hayan desarrollado.” Y de hecho, si se observa objetivamente, el exitoso desarrollo de la energía nuclear argentina - quizás, la única política de Estado que Argentina mantuvo a lo largo de su historia- se llega a la conclusión de que el razonamiento de Perón era correcto. Hoy la República Argentina está ubicada en un lugar que no muchos países pueden decir que poseen en materia de tecnología nuclear. Y esto, teniendo en cuenta que se trata de una nación pequeña, prácticamente insignificante, en el concierto mundial. [26] Perón tenía razón: Argentina estaba en condiciones de desarrollar la tecnología nuclear. ¿Y la aeroespacial? También. [27] El proyecto Pulqui, no fracasa, fue en realidad exitoso pero fue boicoteado caído el gobierno peronista. [28] Había costado un gran esfuerzo llevarlo adelante, y el propio Perón había tenido que frenarlo un poco porque sabía que las cosas había que acelerarlas o frenarlas de acuerdo a las necesidades del momento, y en el período en el que se encaró el proyecto había pocas divisas. Hay que recordar algo: cuando la mal llamada revolución libertadora derroca al gobierno constitucional de Juan Domingo Perón, la aviación argentina va a plantear la necesidad de adquirir 500 o 600 aviones a reacción. De modo que le pregunta a la fábrica de Córdoba si estaba en condiciones de producirlos, y aquélla dice que sí, pero al cabo de tres años. El gobierno responde por su parte que eso no le sirve, que los necesita con carácter de urgencia. Y entonces se va a gastar una enorme cantidad de dinero en comprar esos aviones en el extranjero, pero la cosa es que tardaron tres años en llegar, el mismo tiempo que pedía la fábrica militar de aviones instalada en la provincia de Córdoba, y el capital invertido en adquirirlos afuera del país habría sido suficiente para pasar del prototipo, en Córdoba, a la producción en masa. Sin embargo, como dijimos, se terminaron comprando en el exterior, y el proceso del avión a reacción argentino, se desactivó, finalmente, durante el gobierno del presidente Arturo Frondizi.
Veníamos hablando de la existencia de un problema táctico y uno estratégico, y de las soluciones pertinentes para ambos. Ahora bien, ¿cuál era el marco? Y aquí, aparece otro gran problema porque hay un mito que es asumido, incluso por aquellos partidarios del gobierno que va de 1945 a 1955, pero que si uno lo piensa bien, no resiste ni un segundo: algunos sostienen que Perón asumió el gobierno con condiciones favorables, algo que es absolutamente falso. Las condiciones eran totalmente desfavorables, porque el margen de maniobra para los países periféricos, se había abierto en 1930, producto de la crisis, y se había profundizado en 1939, con la guerra, pero se había cerrado con la conclusión de la misma. Perón llega tarde, en 1943 y mucho más tarde 1945. El que llega a tiempo, fue Getulio Vargas en 1930, en Brasil.
Con la conflagración mundial terminada, el margen de maniobra se está cerrando. Aparecen dos potencias que van a ajustar cuentas en sus áreas de influencia, que no van a permitir desvíos. Pero también hay algo sobre lo que no se reflexiona demasiado, y es el hecho de que, supuestamente, la Argentina tenía una cantidad enorme de divisas para hacer lo que se le ocurriese. Esto es falso. Las divisas eran muy limitadas. Porque si bien es cierto que la República Argentina le había vendido a los ingleses, durante la guerra, enormes cantidades de materia prima, éstos, nunca le habían pagado nada.
Perón piensa tácticamente que hay que mantener el proyecto industrializador clásico que se gestó durante la guerra de forma anárquica, como vimos, y que hay que darle una guía a ese desarrollo casi espontáneo (que son los planes quinquenales), pero no se puede ignorar que esa industria es obsoleta, porque no ha cambiado ni mejorado sus máquinas. ¿Cuál es la solución a esto, si Argentina no las produce? Hay que comprar estos famosos bienes de capital en otros lugares. Y el único país en el mundo en posición de venderlos es EEUU, no la URSS que se está recuperando de la guerra, ni Europa.
Y Perón piensa entonces que con las libras esterlinas de nuestro comercio con Gran Bretaña, que son convertibles al dólar o al oro, vamos a poder comprar las máquinas que necesitamos en EEUU, y este país tampoco puede negarse a venderlas porque es el campeón del libre comercio. Pero hay un pequeño detalle: Inglaterra declara la inconvertibilidad de su moneda. ¿Entonces esas libras para qué les sirven a los argentinos? Sólo para comprarle productos a Gran Bretaña, pero no hay posibilidad alguna de cambiarlas para comprar máquinas en los EEUU. Cuando esto acontece, en una reunión de gabinete, el primer ministro británico dice que con dicha medida han herido de muerte al ambicioso proyecto industrializador de Perón. Hay otro detalle: la libra sólo era inconvertible para la Argentina. Porque para Canadá y Australia, por debajo de la mesa, los ingleses - en colaboración con EEUU - admitían su convertibilidad. Uno podría decir que bueno, que sin embargo, Argentina podía seguir exportando productos primarios y de ellos obtener divisas para comprar los insumos necesarios en Norteamérica. Podría ser cierto, salvo por un tercer detalle: los países europeos incluidos en el Plan Marshall compraban los productos que necesitaban, con dólares que EEUU les proveía. Pero hay una directiva secreta en dicho plan que les prohíbe a los europeos adquirir con esos mismos dólares productos argentinos.
Conclusión
De lo expuesto podemos concluir que el proyecto en materia de Defensa Nacional elaborado por el presidente Perón no pudo ser realizado en su totalidad pues fue deliberadamente boicoteado por la acción conjunta de los Estados Unidos y Gran Bretaña. Del estudio de los archivos norteamericanos y británicos surge, sin lugar a dudas, que hubo una conspiración contra el gobierno argentino. [29] A pesar de ello, el proyecto argentino sigue avanzando. Hay un gran plan de austeridad, pero se logra controlar la inflación y el conflicto social, y el país no abandona el camino de la industrialización, pero no puede modernizarse ni encarar el ambicioso proyecto que se había propuesto Perón a través del llamado “salto de rana”: la industrialización “tecnologizante” que era el corazón de la Defensa Nacional, entendida en sentido totalizador.
Marcelo Gullo es Doctor en Ciencia Política por la Universidad del Salvador. Magister en Historia y Política Internacional por Universidad de Ginebra. Profesor de la Escuela Superior de Guerra.
Texto redactado por el autor tomando como base su intervención en la mesa “El peronismo como insubordinación fundante”, del Seminario “La Defensa en el Pensamiento de Juan Domingo Perón”, realizado en la Escuela de Defensa Nacional (EDENA), en la ciudad de Buenos Aires, el 15 de octubre del 2014.
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ROSA, José María, Historia Argentina, Buenos Aires, Ed. Oriente, 1974.
TRIAS, Vivián, El Imperio británico, Cuadernos de Crisis nº 24, Buenos Aires, Ed. Del noroeste, 1976.
1 Cuando hablamos de la Defensa Nacional de la República Argentina, en el pensamiento del tres veces presidente constitucional, el Gral. Juan Domingo Perón, debemos tener en cuenta que él, al reflexionar, tiene en mente, el mapa de una Argentina bicontinental, una Argentina que se extiende desde la Quiaca al Polo Sur. Y nosotros, comúnmente -me refiero a los que no vivimos entre 1945 y 1955 - tenemos en mente, una Argentina acotada, aquella que se extiende desde La Quiaca a Ushuaia. Si no tenemos en cuenta esta concepción bicontinental, no podemos entender qué tiene en mente, Perón, cuando se refiere a la Defensa Nacional en sentido restringido. Se trata de la defensa de este territorio ampliado hasta el Polo Sur, y que, por así decir, Perón piensa ocupar. El territorio que Perón quiere defender, es un territorio deseado.
2 Al respecto ver: METHOL FERRÉ, Alberto, Perón y la alianza argentino brasileña, Córdoba, Ed del Corregidor, 2000.
3 Perón fue un estudioso de la Primera Guerra Mundial fruto de esos estudios es su libro, El Frente Oriental de la Guerra Mundial en 1914. Estudios estratégicos, publicado en 1931. Al respecto ver PERON, Juan Domingo, Obras Completas, tomo 1, Ed. Universidad Hernandarias, Buenos Aires, 1997.
4 Al respecto ver: GULLO, Marcelo, Argentina Brasil. A grande oportunidade (prefacio de Helio Jaguaribe), Rio de Janeiro, Ed. Mauad, 2006.
5 Perón planteó de forma pública el nuevo A.B.C. el 22 de septiembre de 1951 al conmemorarse un aniversario más de la independencia del Brasil, ocasión en que el presidente argentino ofreció un gran banquete en honor al embajador brasileño en Buenos Aires. El 20 de diciembre de 1951 el presidente Perón publicó bajo el seudónimo – por todos conocidos- de Descartes un artículo en el diario Democracia donde afirma: “La unidad comienza por la unión y ésta por la unificación de un núcleo básico de aglutinación…El signo de la Cruz del Sur puede ser la insignia de triunfo de la América austral. Ni Argentina ni Brasil ni Chile aisladas pueden soñar con la unidad económica indispensable para enfrentar un destino de grandeza. Unidos forman, sin embargo, la más formidable unidad a caballo sobre los dos océanos de la civilización moderna. Así podrían intentar desde aquí la unidad latinoamericana con una base operativa polifacética de impulso indetenible. Desde esta base –prosigue- podría constituirse hacia el norte la Confederación Sudamericana, unificando a todos los pueblos de raíz latina…Unidos seremos inconquistables; separados, indefendibles”. PERON, Juan Domingo, Política y Estrategia (1951/1953), Buenos Aires, Ed., Fabro, p. 200.
6 Al respecto ver CARDOSO, Julio, GULLO, Marcelo, PESTANHA, Francisco, TREJO, Cesar, Malvinas en la Historia. Una perspectiva suramericana, Ed de la Universidad Nacional de Lanús, Buenos Aires, 2011.
7 Al respecto de la fundación de bases miliares argentinas en el continente antártico y de la ocupación efectiva de la Antártida por parte de gobierno argentino ver: QUEVEDO PAIVA, Adolfo, Medio siglo del Ejército en nuestra Antártida, Ed. Dunkel, Buenos Aires, 2001.
8 Al respecto de la influencia británica en el golpe de estado de 1955 resulta interesante leer el libro de de Juan Perón, titulado Del poder al exilio. Como y quienes me derrocaron, en el cual el presidente argentino responsabiliza a Gran Bretaña - y no a Estados Unidos- como promotora del golpe de estado. En dicho libro Perón afirma: “El Golpe de Estado que ha derribado a mi gobierno, elegido con una mayoría de votos aplastantes, después de elecciones claras y limpias….(ha sido) financiado por fuerzas que se agitan dentro y fuera de la Argentina..La conclusión de esos sucesos, es que hemos sido objeto de un verdadero ataque armado, no muy distinto de aquel que hizo posible la caída de Mossadegh; como Premier persa, también nosotros fuimos víctimas de la sorda lucha por el petróleo. El consejero comercial inglés en Buenos Aires, declaró un día, con desusada franqueza, que cualquier esfuerzo realizado por quienquiera para asegurarse la producción petrolífera argentina, sería considerado en Londres como un atentado a los intereses británicos. La armada argentina, que presume de haber sido la protagonista número uno de esta ‘victoria’ no parece darse cuenta de haber jugado en cambio, el simple y absurdo rol de ‘caballo de Troya’. El objetivo era impedir que los recursos petrolíferos argentinos fuesen explotados de manera de concurrir al desarrollo industrial del país y la lucha era principalmente contra los Estados Unidos que según nuestros adversarios, habían tenido la ‘culpa’ de proporcionarnos una operación sobre bases sólidas y concretas. No es necesario retroceder mucho en el tiempo para hallar la prueba de lo que digo. Basta con leer el contenido de un documento que en estos días y bajo la forma de publicación clandestina circula por Buenos Aires”. PERON, Juan Domingo, Del poder al exilio. Como y quienes me derrocaron, Buenos Aires, Ed. Síntesis, 1982, págs. 5 y 7.
9 En la clase magistral del 10 de junio de 1944- calificada por el historiador Fermín Chávez como acta fundacional de peronismo- el coronel Perón afirma: “Las dos palabras, ‘Defensa Nacional’, puede hacer pensar a algunos espíritus que se trata de un problema cuyo planteo y solución interesan o incumben únicamente a las fuerzas armadas de una nación. La realidad es bien distinta. En su solución entran en juego todos sus habitantes; todas las energías, todas las riquezas, todas las industrias y producciones más diversas, todos los medios de transportes y vías de comunicación, siendo las fuerzas armadas únicamente, como luego veremos en el curso de mi exposición, el instrumento de lucha de ese gran conjunto que constituye la Nación en armas…Un país en lucha puede representarse por un arco con su correspondiente flecha, tendido al límite máximo que permite la resistencia de su cuerda y la elasticidad de su madero, y apuntando hacia un solo objetivo: ganar la guerra. Sus fuerzas armadas están representadas por la piedra o el metal que constituye la punta de la flecha; pero el resto de ésta, la cuerda y el arco son la nación toda, hasta la mínima expresión de su energía y poderío…( es por ello que)…La defensa nacional exige una poderosa industria propia y no cualquier industria, sino una industria pesada. Para ello, es indudablemente necesaria una acción oficial del Estado, que solucione los problemas que ya he citado y que proteja a nuestras industrias, si es necesario…Al mismo tiempo, es necesario orientar la formación profesional de la juventud argentina. Que los faltos de medios o de capacidad, comprendan que mas que medrar en una oficina pública, se progresa en las fábricas y talleres y se gana en dignidad muchas veces….Las escuelas industriales de oficios y facultades de química, industrias, electrotécnicas, deben multiplicarse. La defensa nacional de nuestra patria, tiene necesidad de ellas”. PERON, Juan Domingo, El pueblo quiere saber de qué se trata, Buenos Aires, Ed. Freeland, 1973, págs. 69 a 86.
10 Al respecto ver: GULLO, Marcelo. A insubordinaçao fundadora. Breve história da construçao do poder pelas naçoes, Florianópolis, Ed. Insular, 2014.
11 Al respecto de cómo el proteccionismo económico y el impulso estatal fueron la clave del desarrollo industrial de Inglaterra pueden consultarse las siguientes obras: CHANG, Ha-Joon, ¿Qué fue del buen samaritano? Naciones ricas, políticas pobres, Buenos Aires, Ed. Universidad Nacional de Quilmes, 2009. GULLO, MARCELO, La Insubordinación Fundante. Breve historia de la construcción del poder de las naciones, Buenos Aires, Ed. Biblos, 2008. GULLO, Marcelo, Insubordinación y desarrollo. Las claves del éxito y el fracaso de las naciones, Buenos Aires, Ed. Biblos, 2012. REINERT, Eric, La globalización de la pobreza. Cómo se enriquecieron los países ricos y por qué los países pobres siguen siendo pobres, Barcelona, Ed. Crítica, 2007. TRIAS, Vivián, El Imperio británico, Cuadernos de Crisis nº 24, Buenos Aires, Ed. Del noroeste, 1976.
12 HOBSBAWN, Eric, Industria e Imperio, Buenos Aires, Ed. Ariel, 1998, p. 37.
13 Paradójicamente, la revolución francesa fue, en un principio, funcional a los intereses económicos y políticos de Gran Bretaña: “Después de 1789, la revolución política francesa consolidó la revolución industrial inglesa. La noche del 4 de agosto de 1789, la constituyente, abolirá los obstáculos al tráfico internacional en una borrachera doctrinaria liberal que hace exclamar a Camilo Desmoulina: ‘En esta noche histórica han caído todos los privilegios; se ha concedido la libertad de comercio; la industria es libre.’ Francia se llena de tejidos ingleses de Manchester, que arruinan su producción nativa a los compases de la libertad, la igualdad y la fraternidad…Europa se arruina, pero sus teóricos leen, en Adam Smith, que la libertad de comercio es la base de la riqueza, y les parece una verdad científica y sin réplica. Es la base de la riqueza pero para Inglaterra solamente…Los liberales ingleses dueños del capital industrial, aplauden las locuras de la Constituyente. Pitt mira, en 1790, complacido la obra revolucionaria.” ROSA, José María, Historia Argentina, Buenos Aires, Ed. Oriente, 1974, p. 12.
14 “El imperialismo cultural –afirma Hans Morgenthau- es la más sutil y, en caso de llegar a triunfar por si sola, la más exitosa de las políticas imperialistas. No pretende la conquista de un territorio o el control de la vida económica, sino el control de las mentes de los hombres como herramienta para la modificación de las relaciones de poder entre las naciones. Si se pudiera imaginar la cultura y, más particularmente, la ideología política de un estado A con todos sus objetivos imperialistas concretos en trance de conquistar las mentalidades de todos los ciudadanos que hacen la política de un estado B, observaríamos que el primero de los estados habría logrado una victoria más que completa y habría establecido su dominio sobre una base más sólida que la de cualquier conquistador militar o amo económico. El estado A, no necesitaría amenazar con la fuerza militar o usar presiones económicas para lograr sus fines. Para ello, la subordinación del estado B a su voluntad se habría producido por la persuasión de una cultura superior y por el mayor atractivo de su filosofía política. MORGENTHAU, Hans, Política entre las naciones. La lucha por el poder y la paz. Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano, 1986, p. 86.
15 Al respecto del Revisionismo histórico ver: GULLO, Marcelo, La necesidad de un nuevo revisionismo histórico, en O’DONNELL, Pacho (compilador), La otra historia. El revisionismo nacional, popular y federalista, Buenos Aires, ed. Ariel, 2012.
16 Al respecto de la adhesión de Perón al Revisionismo histórico, ver: GULLO, Marcelo, Perón, teniente rosista y presidente sanmartiniano. La confirmación del revisionismo histórico como movimiento popular, nacional y federalista, en O’DONNELL, Pacho (compilador), La otra historia. El revisionismo nacional, popular y federalista, Buenos Aires, ed. Ariel, 2012.
17 Al respecto ver: PERON, Juan Domingo, Tercera Posición y Unidad Latinoamericana. Selección e introducción de Fermín Chávez, Buenos Aires, Ed. Biblos, 1985.
18 Al respecto ver: PIÑEIRO IÑÍGUES, Carlos, Perón. La construcción de un ideario, Buenos Aires, Ed. Ariel, 2013.
19 Estas preguntas Perón las plantea durante su durante la Conferencia que pronunciara, en ocasión de la inauguración de la cátedra de defensa nacional, en la Universidad de la Plata, el 10 de junio de 1944.
20 El embajador Abel Posse afirma: “Perón conocía su límite. Éramos un gran país en extensión, con una población inteligente pero mínima. Ese era el talón de Aquiles. Una vez Eva se animó a discutirle y él dijo: ‘Mirá Eva, los argentinos no podemos hacer nada significativo en el plano del poder mundial, pese a tu entusiasmo. Nuestra única revolución tiene que ser moral, política, latinoamericana. Somos apenas 16 millones. Eso es nada. Fallamos a no haber seguido a Alberdi con su gobernar el poblar. Ahora solo podemos negociar con la Sinarquía con mucha prudencia, y crear un modelo de vida independiente que pueda servir de base a la unión latinoamericana. Somos tan pocos y un crecimiento demográfico tan débil, que pronto no tendremos otro futuro histórico que la alianza total con Brasil.”. POSSE, Abel, La pasión según Eva, Buenos Aires, Ed. Emece, 1997, p.
21 “El viaje de Evita a Europa – afirma Frank Garbeliy un reconocido escritor furibundamente antiperonista- fue presentado oficialmente como una gira de buena voluntad, para mejorar las relaciones comerciales entre la Argentina y las naciones del viejo continente…Los preparativos del viaje se iniciaron en octubre de 1946 y demandaron medio año. Paralelamente al programa oficial –gira promocional de la Argentina y su nueva política exterior- Perón y sus estrategas perseguían un segundo proyecto mantenido en celoso secreto: la caza de científicos alemanes y patentes industriales y bélicas alemanas. Para ello utilizaron a Suiza como plataforma de intercambio. Todo indicaría que Evita recién se enteró de ese propósito secreto durante el viaje y que, además, sólo era informada de aspectos puntuales. Porque su viaje, en realidad, no fue otra cosa que una hábil maniobra de distracción. Mientras la diva argentina, con sus espectaculares y pomposas actuaciones, atraía la atención de todos, los diplomáticos argentinos, junto con emisarios nazis, instalaban en Suiza una central secreta para la asistencia a los fugitivos nazis”. GARBELY, Frank, El viaje del arco iris. Los nazis, la banca suiza y la Argentina de Perón, Buenos Aires, Ed. El Ateneo, 2003, págs. 189 a 191.
22 Antes de que finalizara la Segunda Guerra Mundial los Estados Unidos organizaron la operación “Paperclip” destinada a capturar científicos alemanes. El más brillante científico nazi reclutado por Washington fue Wernher Magnus Maximilian Freherr von Braun, quien inventó para Hitler las bombas V2 con las que Alemania asoló la ciudad de Londres. Von Braun se afilió de muy joven a las SS, mucho antes de que Hitler llegara al poder y trabajando para las SS obtuvo un doctorado en ingeniería aeroespacial. Al final de la guerra Von Braun, quien había sido amigo personal de Hitler, se entregó junto con otros quinientos científicos de su equipo a los Estados Unidos. El 14 de abril de 1955 Washington le concede la ciudadanía norteamericana y en 1960 la NASA le encomienda la construcción de los gigantescos cohetes Saturno convirtiéndose por entonces en el director del Centro de Vuelo Espacial Marshall de la NASA. Al respecto ver: FEIMANN, José Pablo, Peronismo. Filosofía política de una persistencia argentina. Tomo I, Buenos Aires, Ed. Planeta, 2010.
23A principios de 1945 la Unión Soviética puso en marcha la operación “Alsos Ruso” cuyo objetivo era la captura de los científicos alemanes en Alemania, Austria y Checoslovaquia con la finalidad de acelerar el proyecto atómico de la URSS. Las cuestiones operativas del proyecto se encomendaron al SMERSH, el servicio de contrainteligencia militar. Entre los científicos nazis trasladados a la Unión Soviética figuran Manfred von Ardenne, director de su instituto privado (el Forschungslaboratoriums für Elektronenphysik), en Berlin-Lichterfelde, Gustav Hertz, Premio Nobel y director del Laboratorio de Investigación II Siemens en Berlin-Siemensstadt, Peter Adolf Thiessen, profesor ordinario en la Universidad Friedrich-Wilhelms y director del KWIPC (Kaiser-Wilhelm Institut für physikalische Chemie und Elektrochemie) en Dahlem (Berlin), y Max Volmer, profesor ordinario y director del Instituto de química física de la Technische Hochschule, en Charlottenburg.
24 El primer país en disponer de un avión a reacción fue Alemania en 1938, el segundo Inglaterra en 1941, el tercero Estados Unidos en 1942, el cuarto Japón en 1945, el quinto la Unión Soviética en 1946, el sexto Francia también en 1946, el séptimo Suecia el 10 de marzo de en 1947 y el octavo Argentina el 9 de agosto de 1947.
25 “Como pocas veces en la historia de la Argentina y de otros países consumidores y adaptadores de tecnologías extranjeras, se experimentó y desarrolló una innovación tecnológica radical. De construcción totalmente metálica, ala alta con flecha de cuarenta grados y diedro negativo, el Pulqui II fue uno de los diseños más avanzados de su época. Los vuelos de los prototipos lograron récords de velocidad y altitud, y demostraron estar a la altura del Sabre y el MiG-15”. ARTOPOULOS, Alejandro, Tecnología e innovación en países emergentes. La aventura del Pulqui II, Buenos Aires, Ed. Lenguaje Claro, 2012, p. 15.
26 Resumiendo la brillante obra de Diego Hurtado, “El sueño de la Argentina atómica” es posible afirmar que al final de la Segunda Guerra Mundial el presidente Juan Domingo Perón decidió que la república Argentina debía embarcarse en el desarrollo de la energía atómica. Unos años después, en enero de de 1958, la primera reacción en cadena del hemisferio sur era producida en Buenos Aires por un reactor construido por científicos e ingenieros argentinos. A fines de la década del sesenta, el desarrollo nuclear argentino era considerado, detrás de la India, el más avanzado de los países del llamado Tercer Mundo. Hacia 1983, en pleno derrumbe de la dictadura, la Argentina era capaz de enriquecer uranio. Estados Unidos presionó, entonces, con gran tenacidad para que Argentina abandonara su ambicioso proyecto nuclear. La deuda externa de los años 80 y las políticas de “achicamiento del Estado” llevadas a cabo por el gobierno neoliberal de Carlos Menem provocaron la desarticulación y el desguace del aparato nuclear industrial argentino. Mientras la Argentina exportaba reactores nucleares de investigación, compitiendo exitosamente con Francia, Corea del Sur o Estados Unidos, la investigación y las políticas que se habían seguido desde el primer gobierno de Perón languidecían. HURTADO, Diego, El sueño de la Argentina atómica. Política, tecnología nuclear y desarrollo nacional (1945-2006), Buenos Aires, Ed. Edhasa, 2014.
27 Sobre los éxitos de la la industria aeronáutica en el período comprendido entre 1945 y 1955 ver: BURZACO, Ricardo, Las Alas de Perón, Buenos Aires, Ed. Davinci, 1995.
28 “Un tema poco explorado respecto del Pulqui II fue el real interés que despertó el proyecto entre funcionarios y militares estadounidenses…Hubo una posibilidad de vender el proyecto tecnológico a Estados Unidos. La Guerra de Corea sorprendió a la superioridad técnica estadounidense con la aparición de los modernos cazas a reacción MiG-15 de fabricación soviética…(fue entonces que) el Pulqui fue considerado por los estadounidenses como una alternativa, en particular por la empresa Lockheed Martin, competidora de North American, fabricante del F-86 Sabre. De hecho hubo misiones de reconocimiento del proyecto…Perón no tenía ningún problema en asociarse con los Estados Unidos para fabricar el avión pero el Departamento de Estado estadounidense finalmente se opuso”. ARTOPOULOS, Alejandro, “Pulqui II: una bisagra en la historia industrial”, Buenos Aires, Revista Todo es Historia, Nº 483, octubre del 2007, p. 73.
29 “Según consta en los archivos norteamericanos y británicos, entre 1942 y 1949 los Estados Unidos sometieron a la Argentina a un proceso de severo boicot económico y desestabilización política…A partir de agosto de 1947 el Reino Unido declaró unilateralmente la inconvertibilidad de la libra esterlina (y) a partir de ese momento, Gran Bretaña encontró conveniente plegarse a las políticas anti argentinas de los Estados Unidos. (entonces) como la Argentina ya no podía convertir libras para comprar bienes de capital en los Estados Unidos, debería archivar su plan de industrialización…( por otra parte) Hacia esos años, el boicot económico norteamericano se concentró en utilizar a la poderosa Administración de la Cooperación Económica ( ECA), agencia del gobierno norteamericano encargada de implementar el Plan Marshall, para evitar que los países europeos usaran dólares, tanto del Plan Marshall, como de otras fuentes, en sus compras a la Argentina para forzarla a aceptar sus precios y reglas de juego, mientras – es importante recordarlo- los dólares del Plan Marshall y otras fuentes fueron continuamente usados para compra de productos agropecuarios en otros países cuya producción competía con la Argentina, como el Canadá y Australia…Es que el plan de industrialización acelerada del gobierno argentino fue, de alguna manera, un desafío indirecto al orden internacional de facto (implícito y no escrito) , desafío que no iba a ser tolerado por las potencias occidentales…Parece claro, entonces que aquí hubo una conspiración…Está claro que la conspiración consistió en neutralizar encubiertamente al mercado libre, y en establecer mecanismos informales de discriminación”. ESCUDE, Carlos, Argentina versus las grandes potencias, Buenos Aires. Ed de la Universidad de Belgrano, 1986, págs. 19 a 39.