La capitulación vaticana ante la Masonería (3)

15.02.2019

Ante los numerosos comentarios que se han recibido tras la publicación de las dos primeras entregas de esta serie, tanto a favor como en contra, es necesario aclarar lo siguiente: la Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo. Es una Institución divina, inspirada por el Espíritu Santo y, por lo tanto, es infalible. El pecado no cabe en ella.

Demostrar que El Vaticano actual divulga las ideas iniciáticas de la Masonería no busca, de manera alguna, atentar contra la Iglesia, sino evidenciar a quienes pretenden acabarla desde dentro. Decir que la Iglesia ha pecado es una blasfemia. También, lo es culparla de los abusos sexuales que difunden en tono de escándalo los medios de comunicación al servicio de la Élite mundial.

Si la Iglesia pecara, no sería divina. Los interesados en decir que es una institución pecadora son los mismos que quieren despojarla de su infalibilidad, para colocarla al nivel de las demás, con el fin de subordinarla después a una orden religión pannacional que esté al servicio de un gobierno mundial.

Es muy conocido que concluida la Segunda Guerra Mundial, el imperio comunista encabezado por la entonces Unión Soviética se dedicó a infiltrar a falsos creyentes en los seminarios de Occidente para utilizarlos después (una vez ordenados sacerdotes, consagrados obispos y/o creados cardenales) en el combate al Dogma, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia. De esto, nos ocuparemos con detalle más adelante.

Baste decir, por el momento, que la actual avalancha de escándalos sexuales que sacude a la Iglesia tiene su origen en tal infiltración. Los medios de comunicación al servicio de la Élite mundial se regodean con los efectos, pero evitan indagar las causas. Todo periodista que se precie de serlo tiene la obligación de buscar las respuestas a las siete preguntas:

  • Qué pasó
  • A quién le pasó
  • Por qué le pasó
  • Cuándo pasó
  • Dónde pasó
  • Cómo pasó
  • Para qué pasó

El lector bien intencionado descubrirá que los medios de comunicación al servicio de la Élite mundial nunca responden a las preguntas fundamentales: por qué y para qué. Nosotros sí lo haremos: porque quieren terminar con la Iglesia católica y dar el triunfo al enemigo de Cristo.

Traman desde dentro la ruina de la Iglesia

El Papa San Pío X, en su Encíclica «Pascendi» («Apacentar a la grey del Señor») alertaba en 1907 en el sentido de que la Iglesia era combatida no sólo desde fuera, sino desde dentro. En el primer párrafo del punto 2, el Santo Padre decía:

«2. Tales hombres se extrañan de verse colocados por Nos entre los enemigos de la Iglesia. Pero no se extrañará de ello nadie que, prescindiendo de las intenciones, reservadas al juicio de Dios, conozca sus doctrinas y su manera de hablar y obrar. Son seguramente enemigos de la Iglesia, y no se apartará de lo verdadero quien dijere que ésta no los ha tenido peores. Porque, en efecto, como ya hemos dicho, ellos traman la ruina de la Iglesia, no desde fuera, sino desde dentro: en nuestros días, el peligro está casi en las entrañas mismas de la Iglesia y en sus mismas venas; y el daño producido por tales enemigos es tanto más inevitable cuanto más a fondo conocen a la Iglesia. Añádase que han aplicado la segur no a las ramas, ni tampoco a débiles renuevos, sino a la raíz misma; esto es, a la fe y a sus fibras más profundas. Mas una vez herida esa raíz de vida inmortal, se empeñan en que circule el virus por todo el árbol, y en tales proporciones que no hay parte alguna de la fe católica donde no pongan su mano, ninguna que no se esfuercen por corromper. Y mientras persiguen por mil caminos su nefasto designio, su táctica es la más insidiosa y pérfida. Amalgamando en sus personas al racionalista y al católico, lo hacen con habilidad tan refinada, que fácilmente sorprenden a los incautos. Por otra parte, por su gran temeridad, no hay linaje de consecuencias que les haga retroceder o, más bien, que no sostengan con obstinación y audacia. Juntan a esto, y es lo más a propósito para engañar, una vida llena de actividad, constancia y ardor singulares hacia todo género de estudios, aspirando a granjearse la estimación pública por sus costumbres, con frecuencia intachables. Por fin, y esto parece quitar toda esperanza de remedio, sus doctrinas les han pervertido el alma de tal suerte, que desprecian toda autoridad y no soportan corrección alguna; y atrincherándose en una conciencia mentirosa, nada omiten para que se atribuya a celo sincero de la verdad lo que sólo es obra de la tenacidad y del orgullo». (1)

El Santo Padre explicaba hace 112 años que la guerra contra la Iglesia católica se hacía mediante una serie de doctrinas a las que definió como «modernistas», es decir, reformadoras. Sigamos leyendo al Papa Pío X, quien -por cierto- ordenó al clero firmar el Juramento Antimodernista:

«37. Queda, finalmente, ya hablar sobre el modernista en cuanto reformador. Ya cuanto hasta aquí hemos dicho manifiesta de cuán vehemente afán de novedades se hallan animados tales hombres; y dicho afán se extiende por completo a todo cuanto es cristiano. Quieren que se renueve la filosofía, principalmente en los seminarios: de suerte que, relegada la escolástica a la historia de la filosofía, como uno de tantos sistemas ya envejecidos, se enseñe a los alumnos la filosofía moderna, la única verdadera y la única que corresponde a nuestros tiempos.

»Para renovar la teología quieren que la llamada racional tome por fundamento la filosofía moderna, y exigen principalmente que la teología positiva tenga como fundamento la historia de los dogmas. Reclaman también que la historia se escriba y enseñe conforme a su método y a las modernas prescripciones.

»Ordenan que los dogmas y su evolución deben ponerse en armonía con la ciencia y la historia.

»Por lo que se refiere a la catequesis, solicitan que en los libros para el catecismo no se consignen otros dogmas sino los que hubieren sido reformados y que estén acomodados al alcance del vulgo.

»Acerca del sagrado culto, dicen que hay que disminuir las devociones exteriores y prohibir su aumento; por más que otros, más inclinados al simbolismo, se muestran en ello más indulgentes en esta materia.

»Andan clamando que el régimen de la Iglesia se ha de reformar en todos sus aspectos, pero príncipalmente en el disciplinar y dogmático, y, por lo tanto, que se ha de armonizar interior y exteriormente con lo que llaman conciencia moderna, que íntegramente tiende a la democracia; por lo cual, se debe conceder al clero inferior y a los mismos laicos cierta intervención en el gobierno y se ha de repartir la autoridad, demasiado concentrada y centralizada.

»Las Congregaciones romanas deben asimismo reformarse, y principalmente las llamadas del Santo Oficio y del Índice.

»Pretenden asimismo que se debe variar la influencia del gobierno eclesiástico en los negocios políticos y sociales, de suerte que, al separarse de los ordenamientos civiles, sin embargo, se adapte a ellos para imbuirlos con su espíritu.

»En la parte moral hacen suya aquella sentencia de los americanistas: que las virtudes activas han de ser antepuestas a las pasivas, y que deben practicarse aquéllas con preferencia a éstas.

»Piden que el clero se forme de suerte que presente su antigua humildad y pobreza, pero que en sus ideas y actuación se adapte a los postulados del modernismo.

»Hay, por fin, algunos que, ateniéndose de buen grado a sus maestros protestantes, desean que se suprima en el sacerdocio el celibato sagrado». (2)

El conjunto de todas las herejías

Luego, en el punto 38, San Pío X definía con claridad al «Modernismo» como el «conjunto de todas las herejías»:

«Y ahora, abarcando con una sola mirada la totalidad del sistema, ninguno se maravillará si lo definimos afirmando que es un conjunto de todas las herejías. Pues, en verdad, si alguien se hubiera propuesto reunir en uno el jugo y como la esencia de cuantos errores existieron contra la fe, nunca podría obtenerlo más perfectamente de lo que han hecho los modernistas. Pero han ido tan lejos que no sólo han destruido la religión católica, sino, como ya hemos indicado, absolutamente toda religión. Por ello les aplauden tanto los racionalistas; y entre éstos, los más sinceros y los más libres reconocen que han logrado, entre los modernistas, sus mejores y más eficaces auxiliares». (3)

El Vaticano actual

Hoy, Francisco aboga por una fraternidad universal sustentada en un acuerdo interreligioso mundial. Así lo expuso en su mensaje de Navidad del 25 de diciembre de 2018, en El Vaticano. Para que no quedara duda de su política, confirmó su inclinación a la fraternidad masónica el 4 de febrero de 2019, en Abu Dhabi, capital de los Emiratos Árabes Unidos, donde rubricó -junto con el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyeb- el «Documento sobre la Fraternidad Humana por la Paz Mundial y la Convivencia Común».

Ahora bien, este documento tiene su origen en la reunión, efectuada el 4 de septiembre de 2014, en la Casa Santa Martha, de El Vaticano, entre el Pontífice Francisco y el hoy finado ex presidente de Israel, Shimon Pérez, quien fue uno de los principales promotores contemporáneos del sionismo. Según la nota publicada por el periódico español El Mundo, en su página de Internet, Peres propuso a Bergoglio encabezar la Organización de las Religiones Unidas ante la insuficiencia de la Organización de las Naciones Unidas en la preservación de la paz mundial y en la contención a la nueva forma de la guerra.

«Peres ha lamentado que para enfrentarse a una “guerra nueva” con “terroristas que dicen matar en nombre de Dios” se derive a la ONU, que ha calificado como “una organización política” a la que le faltan “los ejércitos que tienen los países y la convicción que dan las religiones”.

»En esta línea, [Peres] ha declarado que “la mejor manera para contrastar a estos terroristas que matan en nombre de la fe” es la creación de una “Organización de las Religiones Unidas, una ONU de las Religiones” al tiempo que ha señalado la necesidad de una “constitución de las Religiones Unidas, exactamente igual a la constitución de la ONU”.

»Así, [Peres] ha detallado que la nueva constitución serviría para “establecer en nombre de todos los credos que actos como decapitar a la gente, o crímenes de masas no tienen nada que ver con la religión” al tiempo que ha argumentado que “la mayor parte de las personas, practica su religión sin matar a nadie, ni siquiera pensarlo”». (4)

El activismo de Francisco a favor de la fraternidad universal está a tono con el significado iniciático de esa palabra. El lema de la Masonería es “Libertad. Igualdad. Fraternidad”. Por otro lado, el documento firmado por el propio Francisco y el Gran Imán de Abu Dhabi, Ahmad Al-Tayyeb, va en la  línea de la creación de la Organización de las Religiones Unidas.

Los argumentos del Pontífice Bergoglio son los mismos que denunció el Papa San Pío X en 1907, bajo la denominación genérica de «Modernismo».

Francisco no ha sido el único Obispo de Roma en dar voz a la ideología masónica. Juan Pablo II lo hizo en 2004.

El 14 de agosto de ese año, durante la ceremonia de bienvenida que le hizo el entonces presidente de Francia, Jacques Chirac, en el aeropuerto de Tarbes, en Lourdes, Karol Wojtyla, dijo lo siguiente:

«La Iglesia católica, respetando las responsabilidades y las competencias de cada uno, desea aportar a la sociedad su contribución específica con vistas a la construcción de un mundo en el que los grandes ideales de libertad, igualdad y fraternidad puedan constituir la base de la vida social, en la búsqueda y la promoción incesante del bien común». (5)

Se puede señalar, además, que fue Juan Pablo II quien convocó por primera vez a un diálogo interreligioso global, el 27 de octubre de 1986, en la Basílica de San Francisco en Asís, Italia.

Esa ocasión se llevó a cabo el Día Mundial de Oración por la Paz. En ese contexto, Karol Wojtyla señaló en tono conciliador que la oración no se puede reducir a un solo denominador común:

«3. Sí, existe la dimensión de la oración, que incluso en la diversidad real de las religiones, intenta expresar una comunicación con un Poder que está por encima de todas nuestras fuerzas humanas. La paz depende fundamentalmente de este Poder que llamamos Dios y que, como creemos los cristianos, se ha revelado en Cristo. Este es el significado de este día de oración.

»Por primera vez en la historia, nos hemos reunido en todo el mundo, iglesias cristianas, comunidades eclesiales y religiones del mundo, en este lugar sagrado dedicado a San Francisco para testificar ante el mundo, cada uno según su propia convicción, la calidad trascendente de la paz. La forma y el contenido de nuestras oraciones son muy diferentes, como hemos visto, y no es posible reducirlas a un tipo de denominador común». (6)

En la próxima entrega, demostraremos cómo Francisco, que impulsa un acuerdo interreligioso mundial, desprotegió, sin embargo, a la Iglesia en la China comunista y cómo utiliza un lenguaje suave para decir que la Iglesia es pecadora.

También, referiremos en qué términos propuso Pablo VI a la ONU la creación de un gobierno mundial.

(Continuará).

Notas:

  1. Pío X. Encíclica Pascendi. La Santa Sede. Recuperado el 13 de febrero de 2018. https://bit.ly/2pcYqMP
  2. Ibid.
  3. Ibid.
  4. El mundo. Simon Peres propone al Papa Francisco fundar una ‘ONU’ de las religiones para frenar el terrorismo. Recuperado el 13 de febrero de 2018. https://www.elmundo.es/internacional/2014/09/04/54085214e2704e0d188b4581.html
  5. El Vaticano. Discurso del Santo Padre Juan Pablo II en la ceremonia de bienvenida en el aeropuerto de Tarbes. Recuperado el 13 de febrero de 2019. https://bit.ly/2IlWuPM
  6. El Vaticano. La Dirección de Su Santidad Juan Pablo II a los Representantes de las Iglesias Cristianas y las Comunidades Eclesiales y las religiones mundiales. Recuperado el 13 de febrero de 2019. https://bit.ly/2Byq1A2