¿Hacia una guerra Rusia-OTAN?
La llave en manos de los países euroasiáticos.
Después de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aprobara el uso de material militar estadounidense en suelo ruso, Ucrania lanzó por primera vez misiles de largo alcance suministrados por Estados Unidos contra territorio ruso. Se dispararon misiles ATACMS contra la región rusa de Briansk. Rusia respondió atacando la ciudad ucraniana de Dnipro con un «nuevo misil balístico de alcance intermedio», según declaró el Presidente Putin.
El autor, historiador y politólogo de la UWI, Prof. Dr. Mehmet Perinçek, respondió a nuestra pregunta sobre los rápidos acontecimientos.
¿Una interpretación de la última decisión de la administración Biden dice que es un intento de escalar y prolongar la guerra en Ucrania antes de dejar el cargo? ¿Está usted de acuerdo?
El fracaso de EEUU: militar, económico y político
Estados Unidos ha fracasado en Ucrania. Militarmente, el ejército ucraniano no puede recuperar los territorios perdidos ni hacer retroceder a las fuerzas rusas. Económicamente, Estados Unidos también ha perdido la guerra. Las sanciones a Rusia no sólo no han perjudicado a la economía rusa, sino que han permitido a Rusia reducir su dependencia del sistema económico occidental fomentando el comercio en monedas nacionales y desarrollar alternativas. Ejemplos de ello son los nuevos sistemas bancarios y los esfuerzos del BRICS por crear una moneda común.
Desde el punto de vista político y de las relaciones internacionales, la situación es similar. El objetivo de Estados Unidos era aislar a Rusia. Sin embargo, como se vio en la reciente cumbre de los BRICS en Kazán, países que representan una parte significativa de la población y la economía mundiales siguen comprometiéndose con Rusia en plataformas comunes. Lejos de aislar a Rusia, Estados Unidos y sus seguidores europeos se han debilitado económica y políticamente.
Golpe a los halcones y a los globalistas
Esta serie de fracasos tiene inevitablemente repercusiones internas en Estados Unidos. La decisiva victoria electoral de Trump fue una de ellas. La élite dirigente estadounidense, una parte significativa de su población e incluso ciertos elementos dentro del Estado han reconocido a través de estos resultados electorales que el rumbo en Ucrania es perjudicial para sus intereses. La idea de renunciar al papel de «policía global» y volverse hacia dentro ha quedado refrendada por los resultados electorales.
Esto supone un duro golpe para los halcones y los globalistas estadounidenses. La última decisión de la administración Biden refleja su desesperación. Previendo los posibles resultados que la presidencia de Trump podría traer en Ucrania, dieron este paso para adelantarse y socavar cualquier mesa de negociación que pudiera establecerse entre Trump y la administración rusa.
Qué respuesta esperan de Rusia?
El uso de estos misiles solo es posible con la implicación directa de las fuerzas estadounidenses o de la OTAN, ya que no son armas que puedan desplegarse solo con las capacidades del ejército ucraniano. Así pues, aunque Rusia ya era consciente de que la guerra en Ucrania es de hecho contra Estados Unidos y el Occidente colectivo, lo nuevo aquí es la implicación directa de Estados Unidos y la OTAN en el campo de batalla. Este es el aspecto crítico de la decisión de la administración Biden.
La doble estrategia de Rusia
En este contexto, la nueva doctrina nuclear de Rusia puede verse como una respuesta a la creciente implicación de EEUU y la OTAN en la guerra. Sin embargo, esto no significa que Rusia haya decidido definitivamente utilizar armas nucleares. Antes de llegar a ese punto, Rusia aún dispone de armas convencionales que no ha empleado.
Es probable que Rusia siga una estrategia dual: mantener su disuasión y resolución, al tiempo que mantiene abiertas las vías de negociación para la administración entrante de Trump.
La llave en manos de los países euroasiáticos
¿Qué cambios podría traer la presidencia de Trump?
Se sabe que Trump es partidario de negociar con Rusia. Sin embargo, la clave no está en manos de EEUU sino de Eurasia, de los países euroasiáticos. El orden mundial unipolar está en declive y la multipolaridad está en alza. La coordinación y la postura unida de destacados países euroasiáticos desempeñarán un papel decisivo.
Si a los ojos de esos países, la guerra en Ucrania se considera no sólo una lucha de Rusia, sino la defensa colectiva de Eurasia contra Estados Unidos y la OTAN, la iniciativa seguirá correspondiendo a las potencias euroasiáticas. Esta perspectiva también se aplica más allá de Ucrania. La resistencia de Palestina contra Israel y Estados Unidos, la postura de Turquía ante las amenazas de Estados Unidos en el norte de Siria y el Mediterráneo oriental y Taiwán... Los demás países euroasiáticos tienen enfrentamientos similares con el Sistema Atlántico.
Si las naciones euroasiáticas mantienen la iniciativa, Trump se verá obligado a cumplir sus promesas y a actuar con mayor coherencia respecto a las posiciones que ha manifestado anteriormente.