Estados Unidos activa presencia militar en Centroamérica
A finales de noviembre de 2024, los sindicatos panameños y los medios de comunicación latinoamericanos emitieron un anuncio contundente sobre que Estados Unidos pretendía aumentar su presencia militar en la región, utilizando a Panamá como su base de apoyo.
En particular, la Central Nacional de Trabajadores de Panamá (CNTP) condenó la presencia de aviones militares de Estados Unidos estacionados en el aeropuerto Howard, en las afueras de la capital. La agencia Prensa Latina, por su parte, también confirmó que hace más de una semana aviones del tipo C-17 Globemaster III, helicópteros Sikorsky UH-60 Black Hawk y Bell UH-1h estaban basificados en el aeropuerto internacional Panamá Pacífico.
El CNTP también mencionó que las autoridades actuales de Panamá, lo mismo que las anteriores después de la invasión de los Estados Unidos en 1989, han estado involucradas en relaciones con diplomáticos y militares estadounidenses.
El comunicado también dijo que “…este extraño movimiento de equipo militar nos preocupa porque se produce en medio de un momento interno crítico para el país y los panameños, como la crisis y las reformas del Fondo de Seguridad Social…”.
Además, el movimiento de efectivos y las maniobras militares se produjeron en medio del litigio en curso con Minera Panamá, una subsidiaria de la multinacional canadiense First Quantum, que fue obligada a detener las operaciones después de intensas manifestaciones populares a fines del año pasado.
Al propio tiempo, la presencia de estas aeronaves contradice la proclama de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe de hace 10 años, que declaró a la región como “Zona de Paz”, lo que significó la renuncia de manera permanente al uso de la fuerza en la región y el compromiso de no interferir directa o indirectamente en los asuntos internos de otros estados.
Además, el liderazgo del país no sabía (al menos oficialmente) las razones de la presencia de estos aviones y personal militar. Y como Panamá no tiene un ejército de acuerdo con su sistema constitucional y legal, la aparición del personal militar de un Estado extranjero parecería, al menos, extraña y alarmante.
Varias fuentes informaron que una flotilla de aviones militares de la fuerza aérea de los Estados Unidos participó en los ejercicios conjuntos «CRUZEX» en Brasil.
Formalmente, estas fueron maniobras militares internacionales que tuvieron lugar en el gigante sudamericano del 3 al 15 de noviembre. Participaron efectivos de Brasil, Argentina, Canadá, Chile, Colombia, Ecuador, Francia, Alemania, Italia, Paraguay, Perú, Portugal, Sudáfrica, Suecia, Uruguay y Estados Unidos.
Sin embargo, hay ciertos matices. Es importante destacar que la fuerza aérea de los Estados Unidos desplegó por primera vez en Brasil una unidad de sus cuatro cazas F-15C Eagle, de la fuerza aérea de la guardia nacional estadounidense.
Estos son aparatos cazabombarderos y pertenecen al 159º regimiento aéreo de caza de la guardia nacional de Luisiana, basificados en un aeródromo de reserva de la fuerza aérea naval combinada en Nueva Orleans. Para el aseguramiento de los F-15C en Brasil arribaron otros aviones de apoyo que tomaron tierra en la base aérea de Natal, tal es el caso de los aviones de transporte C-17 Globemaster III, y esto ocurre bajo el gobierno de Lula da Silva, que pretende ser de izquierdas y apoyar el socialismo.
Sin embargo, varios de estos mismos aviones fueron vistos volando libremente sobre el territorio de Panamá. Además, el canal de Panamá a menudo es utilizado por el Comando Sur de los Estados Unidos para el movimiento de sus unidades de superficie y submarinos, lo que indica el interés especial de Washington en este país.
Agregamos que durante muchos años, el centro regional de entrega de ayuda humanitaria de varias agencias ha estado operando en la base de Howard. Aviones estadounidenses realizan vuelos sospechosos de helicópteros y aviones C-17 GlobeMaster III sobre el territorio de Panamá y a la región de Darién con el pretexto de “entregar ayuda humanitaria”.
Teniendo en cuenta el hecho de que el 8 de noviembre fue nombrado el nuevo jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, Alvin Hosner, se puede concluir que el Pentágono y la comunidad de inteligencia de los Estados Unidos están intensificando sus acciones en la región de América Central y el Caribe.
En la región del Caribe, un número considerable de bases militares estadounidenses están ubicadas en la isla de Puerto Rico, que legalmente se considera un territorio asociado, pero de hecho es una colonia de los Estados Unidos. Las principales bases allí son:
1). Base Rami, de la fuerza aérea de la guardia nacional. Está ubicada en Aguadilla y es la sede del escuadrón de comunicaciones aéreas Nº 199, proporciona apoyo aéreo con aviones de combate;
2). Centro de Reserva del Ejército “Fernando Ribas Domenech”. Se encuentra en San Juan y es uno de los centros de reserva más grandes del ejército de los Estados Unidos. Proporciona entrenamiento y preparación para el combate a los militares;
3). Reserva del Ejército en Ponce. Esta base apoya el despliegue de la fuerza de reserva y se dedica a la capacitación. También en Puerto Rico se encuentran las estaciones de la guardia Costera de los Estados Unidos.
Además, la isla alberga el campamento de Santiago, en Salinas y Fort Buchanan, en San Juan; Fort Allen, en Juana Díaz, así como una base de la fuerza aérea de los Estados Unidos en Muñiz.
A esto se suma la presencia de bases militares en varios países de América Latina, con bases oficialmente reconocidas en el Salvador, la parte ocupada de Cuba (Guantánamo), Aruba, Curazao, Antigua y Barbuda, en la isla de Andros en las Bahamas, así como una micro base en Costa Rica, que el gobierno tico niega oficialmente. Esta red permite recibir información diversa y responder rápidamente en la región.
Y en el contexto de América Latina, es importante tener en cuenta que recientemente se inauguró en Perú el puerto de aguas profundas más grande de Sudamérica: “Chancay”, y en Nicaragua, el presidente Daniel Ortega anunció una nueva ruta para un futuro canal interoceánico, que reemplazará al canal de Panamá y contará con dos puertos de aguas profundas y un importante aeropuerto comercial de carga en el centro del país.
Estos proyectos forman parte de la iniciativa china “Cinturón y Ruta de la Seda”, que tiene como objetivo crear una nueva arquitectura del comercio mundial, pero también, fortalece la soberanía de los países socios.
Agregamos que el futuro secretario de Estado de Donald Trump será el senador Marco Rubio, que tiene estrechos vínculos con la mafia anticubana en Miami. Rubio es considerado partidario de medidas duras contra los gobiernos de Venezuela, Cuba y Nicaragua.
Por lo tanto, dada la adhesión de Washington a la Doctrina Monroe, velada bajo la iniciativa Build Back Better (en la práctica completamente fallida, pero aún actuando como una pantalla para la influencia estadounidense), los preparativos para un “cambio de régimen” en estos países a través de la línea oficial del Departamento de Estado de los Estados Unidos o a través de las decisiones del Estado profundo son mucho más que probables.