Escenarios de la gran Eurasia: la ASEAN (II)
Laos: sin salida al mar y enlace por tierra, ¿para bien o para mal?
Vientián se vende a sí mismo como un estado terrestre que puede reunir a todos los demás países continentales de la ASEAN, proporcionando un corredor de comercio entre ellos y la alimentando sus economías, con su gran potencial hidroeléctrico. Esta es una visión positiva que sería multilateralmente beneficiosa si alguna vez se pusiera en práctica plenamente, pero el pequeño y poco conocido país es demasiado geoestratégicamente importante como para dejarlo a su suerte y que promueva sus políticas sin interferencias. La insurgencia hmong apoyada por los Estados Unidos en la Guerra Fría parece haber vuelto, con la muerte de trabajadores chinos y ataques contra efectivos militares ocurridos después de años de paz. Las otras decenas de etnias dentro del país también pueden ser animadas o provocadas a tomar las armas contra las autoridades, pero esta última posibilidad no muestra signos de haber sido favorecida por el momento (aunque es muy difícil obtener información fiable fuera del país y en especial de sus zonas rurales).
El problema es que la ubicación central de Laos es un don y una maldición - podría ser un factor positivo para toda la región si el país sigue siendo pacífico, estable, e integrado con cada uno de sus vecinos, pero sería un desastre si la guerra rompiera por ahí y los problemas de Laos se extendieran rápidamente más allá de sus fronteras. Siendo por lo tanto un factor beneficioso el ser un enlace por tierra si Laos tiene cosas positivas para proporcionar a la región, como un territorio de tránsito estable entre los países vecinos y un vasto potencial de energía hidroeléctrica, sus vecinos lo preferirían sin litoral y contenido si todo lo que se extiende es energía negativa y desestabilización. Por otra parte, por ambiciosa que sea para Laos la visión de convertirse en la "batería de la ASEAN", sólo puede hacerlo si sus presas del sur se completan según lo previsto y los estados afectados aguas abajo de Camboya y Vietnam dejan responsablemente a un lado sus reservas y no se unen para detenerlo (ya sea por medios diplomáticos, encubiertos, o militares).
Camboya se derrumba bajo una Guerra híbrida... ¿y toma la región con ello?
El liderazgo de décadas del Premier Hun Sen, de una forma u otra ha creado una oportunidad fértil para los EE.UU. y sus ONGs para ayudar a que crezca una revolución de color en el país del sudeste asiático. Uno de los estados más pobres del mundo, aunque uno que se está modernizando rápidamente, Camboya no puede permitirse el lujo de tener otro conflicto civil como el que caracterizó la década de 1980 a raíz de la intervención militar contra el Khmer Rouge vietnamita. Incluso si el golpe de Estado contra el gobierno es rápido, eso no quiere decir que Camboya esté totalmente descolgado, ya que las consecuencias geopolíticas de un cambio de régimen en Phnom Penh sacudirían la estrategia china de la ASEAN hasta la médula, privándola de su único socio diplomático 100% fiable en el bloque, y abriendo las puertas para el consenso contra Pekín en el Mar del Sur de china.
La ironía es que por políticamente cercanas que estén China y Camboya, no tienen ninguna infraestructura física de movilidad que las conecte (tales como ferrocarriles), basándose principalmente en las interacciones marítimas, lazos comerciales vulnerables transitando por el Mar del Sur de China. Una caída del gobierno de Camboya permitiría a los EE.UU. y a Vietnam ejercer diferentes grados de hegemonía sobre el país, atándolo con mayor solidez a la emergente "Coalición de contención de China”, pero, por otro lado, la imposición de un gobierno nacionalista radical a lo largo de la líneas de lo que algunos miembros de la oposición están sugiriendo, podría provocar un potencial rayo de conflicto regional, ya sea una Camboya imponiéndose contra Tailandia en una nueva disputa fronteriza, Laos con sus controvertidos proyectos de represas, y Vietnam en lo que se refiere a la pequeña comunidad fronteriza khmer en el país.
Lo importante a tener en cuenta es que ninguno de estos conflictos previstos son orgánicos y 'naturales' (excepto quizás el tailandés, pero el anterior se resolvió oficialmente a favor de Camboya por parte de la CIJ), pero estarían fabricados a propósito para el efecto máximo geoestratégico, dependiendo de los contornos de la guerra regional asimétrica en curso liderada por Estados Unidos contra China. Laos y Camboya, debido a sus posiciones, son las mejores posiciones desde las que los EE.UU. pueden extender al mismo tiempo su influencia a través de todos los miembros de la parte continental de la ASEAN, ya sea con fines de integración unipolares, o destructivos de Guerra híbrida.
Vuelve el "Gran Vietnam"
Vietnam sostuvo una significativa influencia regional durante la Guerra Fría, y directamente afianzando su influencia en sus vecinos indochinos de Laos y Camboya, ayudando multidimensionalmente al primero a través de su invitación, y haciendo lo mismo con el último después de intervenir militarmente para derrocar a los jemeres rojos. El efecto combinado fue que se creó el espacio del "Gran Vietnam", no en el sentido étnico-cultural, sino en el hegemónico subregional de Hanoi sacando músculo como poder supremo en Laos y Camboya. Han pasado un par de décadas desde el apogeo de ese momento, pero Vietnam está una vez más preparándose para hacer valer su influencia sobre sus vecinos, siendo Laos el país que con más probabilidad será escogido en primer lugar.
La reciente fase de cambio de liderazgo en Vientián ha dado lugar a lo que algunos observadores creen que es el ascenso de una facción pro-Hanoi, que es sospechosa para China, y aunque es muy dudoso que alguna vez dejaran la Ruta de la seda de la ASEAN, podría moverse mucho más cerca de Vietnam como una estrategia de cobertura para evitar la excesiva dependencia de China. Esto no sólo hace de Pekín y Hanoi rivales en la lealtad de Vientián y en los favores de tránsito por el estado enlace por tierra, sino que también podría dar a Vietnam la ventaja cuando se trata de su disputa hidroeléctrica con Laos y con Camboya. Vietnam podría, bien tratar de hacerse con el control directo o indirecto sobre el proyecto para detenerlo, o utilizarlo como moneda de cambio en la ampliación de su propia influencia sobre Camboya. En relación a esto, podría estallar una guerra de poder entre China y Vietnam si Hanoi gana más autoridad sobre Laos y explota sus planes hidroeléctricos para provocar un conflicto con la Camboya aliada con China.
Ya sea esto así o no, la perspectiva del "Gran Vietnam" expandiéndose en nueva esfera de influencia china en Laos-Camboya diversificaría la rivalidad entre Hanoi y Pekín desde su otrora foco marítimo en el Mar del Sur de China, y se extendería a la zona de influencia continental de Indochina. Esto podría aliviar la presión de Vietnam de tener a Hanoi engañando a Pekín, desviando la atención y los recursos estratégicos hacia la frontera selvática en su lugar, con China temiendo que pudiera desbordarse cualquier desestabilización en la provincia de Yunnan (que ya está bajo presión desde la guerra civil de Myanmar). Si China 'pierde' Camboya frente a Vietnam, entonces esto haría más fácil para los EE.UU. y sus aliados el aislar aún más al gobierno militar de Tailandia amigo de China, y adquirir concesiones estratégicas de ello vis-à-vis, la Coalición de contención de China y los proyectos de la Ruta de la seda china de la ASEAN.
Ya sea que Vietnam avance de forma asimétrica en Laos (tal vez mediante la organización de una misión conjunta anti-hmong con su aliado histórico en medio de un estallido respaldado por Estados Unidos en la región fronteriza) o en Camboya (a través de lo anteriormente mencionado), el resultado final sería intensificar la presión en la Ruta de la seda china de la ASEAN y complicar la situación estratégica de las autoridades militares en Tailandia por los escenarios descritos anteriormente.
La ruta de la seda de la ASEAN
Uno de los objetivos geopolíticos principales de China es encabezar nuevas rutas comerciales eludiendo el estrecho de Malaca y vincular la República Popular directamente al Océano Índico. Una de estas iniciativas es lo que el autor ha dado en llamar la Ruta de la seda de la ASEAN, que oficialmente es el proyecto de tren de alta velocidad desde la capital de Yunnan, Kunming, a Singapur, con el potencial para el puerto malasio de Kedah de funcionar como auxiliar de la isla de la ciudad-estado en el caso de que surja la necesidad (o incluso los puertos de Tailandia como Phuket, Kantang, y/o Krabi). China, por lo tanto, depende de la estabilidad en Laos, Tailandia y Malasia, aunque lamentablemente los tres países están bajo diferentes grados de presión de Guerra híbrida norteamericana. Esto templa las ambiciones de China y presenta un verdadero desafío para su viabilidad sostenible, pero a la inversa, también da a Pekín un gran interés en estos tres países haciendo, inevitablemente, lo que sea posible para ayudar a su estabilización y entrar en asociaciones mutuamente beneficiosas de amplio espectro con ellos. Tanta atención como dan los observadores al Mar del Sur de China, también deberían centrarse en el corredor central en la parte continental de la ASEAN (Laos-Tailandia-Malasia), ya que es aquí donde se pueden ver los aspectos más tangibles de la diplomacia regional de China.
El corredor central de la ASEAN es notable por otra razón, a saber, que representa la elección secundaria de China a Myanmar, por la cual tuvo originalmente la intención de tener un ferrocarril de 20.000 millones de dolares hasta puerto de Kyaukpyu, paralelo a sus oleoductos y gasoductos. Mientras que el proyecto podría ser restablecido un día si Pekín puede jugar bien sus cartas con Suu Kyi, y ella puede resistir correspondientemente las presiones de la Guerra Híbrida estadounidenses contra ella si eligiera esta opción fatídica, es importante en este punto evaluar el corredor central de la ASEAN como una alternativa a Myanmar, aunque pudiera convertirse algún día en una ruta complementaria. Debido a la importancia geoestratégica de esta región, ya que corresponde a la gran visión de China de lograr acceso a la parte continental del Océano Índico, puede predecirse fácilmente que la Guerra híbrida reinará en el futuro como la definitiva herramienta perjudicial.
También, debido a la interrelacionada utilidad estratégica de Myanmar, Laos y Tailandia (o para simplificar, los dos países más grandes de Myanmar y Tailandia), podría ser útil designar un nuevo neologismo para esta parte de la ASEAN, al igual que se le llama popularmente "Indochina" a la parte continental del este. Esto puede ayudar más en el futuro al estudio y la conceptualización de esta parte del mundo, y a ver conexiones que no son tan fácilmente visibles a simple vista (por ejemplo, la amenaza del federalismo identitario, tanto en Myanmar como en Tailandia y la rebatiña de grandes potencias resultante para este espacio).
El intermediario malasio se desequilibra
Malasia es particularmente idóneo, tanto como parte continental, como por miembro marítimo de la ASEAN, dándole la posibilidad de extender su influencia a lo largo de cualquiera de los dos vectores geográficos o conjunto de miembros de la organización, aunque su vulnerabilidad principal es que está plagado de vulnerabilidades de Guerra híbrida que podrían complicar ambos. Lo que se refiere al enfoque continental se manifiesta de manera más inmediata mediante los lazos con Tailandia, la insurgencia musulmana del sur de Tailandia (a veces marcada por el terrorismo) es sin duda un factor perturbador, y podría proceder de acuerdo con cualquiera de tres posibles formas:
* Las provincias musulmanas del sur de Tailandia permanecen bajo el control de Bangkok, ya sea en su estado original o con futuros derechos federales/autónomos;
* se independizan de Tailandia y funcionan como un país propio;
* o acaban uniéndose a Malasia.
Cada escenario tiene sus propias ventajas e inconvenientes, aunque parece que por ahora Kuala Lumpur ha decidido que es mejor para estas provincias permanecer bajo el control de Bangkok, aunque posiblemente con autonomía.
El otro escenario potencialmente perjudicial frente a la geopolítica de Malasia en el futuro es si los actores no estatales filipinos (ya sean terroristas o "irredentistas uulu") invaden el estado del noroeste de Borneo de Sabah, y precipitan ya sea una guerra asimétrica o una convencional. Esta área ha sido históricamente reclamada por las Filipinas y podría descongelarse en un problema regional, si las circunstancias y provocaciones "correctas" lo permiten, y obstaculizaría gravemente la unidad de la ASEAN si retorna como un problema en el futuro. Por otra parte, debido a que una significativa población filipina de inmigrantes ilegales ya reside en el estado, podría crearse un pretexto por parte de uno u otro actor (ya sea Manila, una "coalición de dispuestos" dirigida por los EE.UU., o la ONU) para avanzar allí una "intervención humanitaria".
Otros posibles escenarios en Malasia son que una revolución de color destrone su gobierno de tendencia occidental, pero pragmático hacia china, y lo reemplace con nacionalistas malayos que provoquen conflictos en cualquiera de estas dos trayectorias antes citadas, o que la población de origen chino se convierta en víctima de la desestabilización del estado o de un agente que ayude a causarla. En el caso de que fueran víctimas de cualquier nacionalismo malayo violento (ya sea provocado o en 'castigo' por algo), entonces esto invitaría a China a involucrarse diplomáticamente en los asuntos del país, creando de este modo un nuevo atolladero diplomático para Pekín en el Mar del Sur de China.
Posicionado en el medio de un canal de agua tan estratégico, y gobernado por un estricto pero eficaz liderazgo secular, Singapur es uno de los éxitos más conocidos del mundo, pero esto también ha creado un montón de envidia entre algunos actores no estatales a los que nada les gustaría más que echar a perder sus logros. Aunque muy seguro para los estándares regionales y globales, informaciones recientes de que fueron capturados terroristas islámicos examinando el país desde zonas e islas vecinas son muy alarmantes y muestran que Singapur está sin duda en la lista negra de algunos grupos militantes.
Estos están sobre todo regionalmente enfocados desde Indonesia, por lo tanto, de ahí por qué sus amenazas e intentos de ataques no suelen dar titulares mundiales y la mayoría de la gente fuera de la ASEAN no es consciente de ellos, pero si alguna vez tienen éxito en llevar a cabo un ataque de alto perfil, entonces podría sacudir Singapur en una crisis importante, tanto porque el nuevo temor por la seguridad podría aumentar la especulación de más ataques y, por consiguiente, impactar en la economía financiera, como porque esto también activaría el estado de seguridad nacional en acción y cambiaría drásticamente la forma de vida de sus ciudadanos.
Considerado como un país libre socialmente para los estándares occidentales, con atractivo para emigrantes de todas partes del mundo, si de repente fuera convertido en un estado de seguridad nacional al estilo israelí, que impusiera amplias restricciones sobre la población, entonces esto podría contribuir aún más a la predicha crisis económica en el país y a socavar su competitividad y liderazgo regional. Singapur no se convertirá en un remanso baldío, simplemente porque su posición geoestratégica es demasiado importante como para permitir que eso ocurra alguna vez, pero si tuviera lugar una serie de acontecimientos que resultara en cambios a gran escala en la forma de vida, entonces no podría ser visto ya como el paraíso que una vez fue y podría retroceder el valor de sus avances de décadas.