¿Es nuestro coronavirus?

09.04.2020

En Rusia, está surgiendo una disonancia cognitiva muy desagradable. Putin deja en claro que no hay epidemia en Rusia, que solo se acercan las vacaciones y que todo se recuperará pronto y volverá a ser lo que era antes. Por su discurso, y más aún por las explicaciones de siempre frescas de Peskov [1] (como si acabara de salir de un baño de burbujas), oscurecen significativamente el panorama, y uno tiene la impresión de que no tiene que preocuparse, de que las medidas tomadas son simplemente por prevención, por lo que no hay razón para temer. Nada sucede especialmente con la economía, y algunos de los costos se cubrirán fácilmente con las medidas de Putin. Es decir, el Presidente dice que habrá un nuevo fin de semana, algunos pequeños cambios en los informes financieros y los impuestos, y todo estará bien pronto. No hay razón para temer nada serio. Rusia está por delante de nuevo. "Nuestro coronavirus".

Pero con esto, las medidas de Sobianin [2], que comenta las palabras de Putin en una clave completamente diferente, alarmista, están en completa disonancia. Por ejemplo, no se trata de vacaciones, sino de cuarentena, no es una forma de ganar dinero extra para las empresas medianas, sino, por el contrario, medidas más estrictas y que implican el cierre de centros de ocio, tiendas y banquetes. Sobianin gentilmente permite que las personas solteras y las familias pequeñas se muevan por los parques, aludiendo al hecho de que todos los demás pueden enfrentar problemas la próxima semana.

Hay dos actitudes que provocan, desde el punto de vista de la psicología lingüística, el trastorno mental (según G. Bateson), como sucede en el caso de los padres con problemas al habalr. Una autoridad dice: todo está en orden, no hay nada de qué preocuparse. La otro: solo trata de salir con un solo acompañante o en pareja. En el primer caso, todo está bien; en el segundo, todo es grave.

Aquí puede verse lo más importante: en esa situación extrema que se ha desarrollado bajo las condiciones de una epidemia en el mundo (el colapso del modelo globalista de la política y la economía), el poder pertenecerá a quien enfrente el virus. Y alguien que toma el problema en serio y responda al desafío con las medidas adecuadas aumentara la confianza, sin importar cuán duros e impopulares puedan ser sus medidas. Si el peligro es grave, las medidas deben ser graves.

Bajo las condiciones rusas, la preocupación de Sobianin se detienen ante la sonrisa tranquila de Putin y especialmente por los comentarios del siempre tranquilo de Peskov, pero si la situación se pone tensa, y esto es muy probable que suceda, entonces la confianza simplemente pasará a Sobianan o Shoigu con sus tropas, y la declaración de Putin de que "todo está bien como nunca", causará rechazo y desconcierto.

En cualquier caso, el comportamiento de las autoridades rusas parece extraño: o esta es una distribución de roles (luego es estúpida), o es la falta de una sola línea de acción (lo que es peligroso).

En Rusia, aquellos que muestren sus mejores capacidades durante la emergencia tendrán legitimidad. Y nadie más, ya que la historia de la legitimación de las innovaciones constitucionales claramente comenzó ahora. La situación se ha agravado con la política y la economía global, una sociedad cerrada ha tomado el lugar de una sociedad abierta, y todas las personas, pueblos, regímenes y sociedades de los países avanzados se ocupan de esto hoy. Tenemos que tratarlo nosotros.

Y aquí existe la sospecha de que algo salió mal. Por supuesto, es genial que no haya más Medvedev, lo que sería absolutamente monstruoso, pero existen todos los demás (o casi todos), y esto inspira una gran preocupación. Claramente, Putin no tiene prisa por asumir su responsabilidad en una situación de emergencia, y muy probablemente no por razones políticas (eso está bien), sino por razones económicas, de quienes no quieren pasar violentamente a una economía de movilización y esperan salvar los mercados y alzar los precios del petróleo. Sin embargo, esto puede ser un problema. La forma en que colapsan los mercados en Occidente sugiere que esta esperanza puede llegar a ser falsa y que ya no se puede evitar un modelo de movilización. Es mejor admitirlo ahora, porque todos los días, si no desde un punto de vista epidemiológico, sí desde un punto de vista económico, la situación solo se volverá más complicada. ¿Por qué no decir ayer qué tan serio es todo y advertir que se necesitarán medidas de emergencia, llamando a la cuarentena “cuarentena” y no con la palabra ambigua y completamente tóxica de “vacaciones” para los rusos?

Bueno sería que Rusia evitara el destino de otros países. Pero incluso en este caso, ya estamos en un mundo nuevo y en condiciones nuevas. Y se necesitan dar nuevas respuestas. La clase política rusa es completamente inadecuada para tomar estas medidas en estas nuevas condiciones, y definitivamente necesita ser cambiada. Este es el futuro, y parece que ya ha llegado. Si Putin quiere ser el gobernante, y no sólo "seguir siéndolo", tendrá que contar con esto.

Notas del traductor:

  1. Se refiere a Dimitry Peskov, secretario de prensa del presidente Putin.
  2. Serguéi Semiónovich Sobianin, actual alcalde de Moscú.

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera