El Sur y la geopolítica (4ª parte)
IV. El Sur y Roma
El Sur sigue justo muy de cerca el patrón romano de civilización descrita anteriormente, pero hay otro punto de unión importante entre los dos: El Sur se ve a sí mismo como alguien que ha revivido de algún modo la misma experiencia de la antigua Roma. El profesor M. E. Bradford escribió sobre esto de la siguiente manera. Aludiendo a un poema sobre los orígenes sureños que citó anteriormente en su ensayo, dijo:
Drayton no imagina ningún intento de mejorar la cultura dominante de Britannia. La plantación de Virginia será nueva en el sentido de extensión o re-creación, como Roma fue nueva pero mínimamente diferente a Troya, compuesta de los restos de una corriente particular de historia y por el bien de su perpetuación, con la posibilidad de sentida discontinuidad y reducida a cualquier cosa que venga de la experiencia de asentarse como oportunidad sin irreverencia…
La alusión a Eneas, mirando a la vez hacia atrás y hacia adelante, es por tanto un lugar común esperado en la seria literatura del Sur (“First Fathers”, pág.172).
Entonces, ¿natural debiera ser para el Sur, que se identifica a sí mismo con la Vieja Roma, la búsqueda de una alianza con Moscú, la Tercera Roma, el líder de las civilizaciones terrestres en el mundo actual, del mismo modo que busca liberarse de Cartago, del yugo de la civilización de Washington D.C – Nueva Inglaterra? Citando de nuevo a Dugin,
En la historia moderna, el epítome del poder “terrestre” fue el imperio ruso junto con los imperios centrales europeos, Austro-Húngaro y Alemán. Rusia, Alemania, Austria-Hungría son símbolos esenciales de “geopolítica terrestre” en el periodo de la historia moderna (“The Great War of Continents”).
En otro sitio detalla,
El “norte mundialista rico” [el ‘primer mundo’, esto es, EEUU y Europa Oriental] globaliza su dominación sobre el planeta a través de la partición y la destrucción del “segundo mundo” [Rusia y otros antiguos satélites soviéticos]. En la geopolítica moderna esto también se denomina como “el nuevo orden mundial”. Las fuerzas activas de la anti-tradición consolidan su victoria sobre la recalcitrante pasividad de las regiones sureñas, preservando su retraso económico y defendiendo la Tradición en sus formas residuales. Las energías geopolíticas internas del “segundo mundo” son puestas ante una elección: O son incorporadas en el sistema del “cinturón norteño civilizado” y definitivamente rompen con cualquier conexión con la historia sagrada (proyecto del mundialismo izquierdista), o pasan a ser un territorio ocupado al que se le permite una restauración parcial de algunos aspectos de tradición (proyecto del mundialismo derechista). En esta dirección, los acontecimientos a día de hoy se están desarrollando y se desarrollarán en el futuro próximo.
Como proyecto alternativo es posible -teóricamente- formular un camino diferente de transformación geopolítica basada en el rechazo de la lógica mundialista Norte-Sur y regresar al espíritu de la genuina geografía sagrada, en la medida de lo posible al final de la era oscura. Es el proyecto del “gran retorno” o, en terminología diferente, de la “Gran Guerra de los Continentes”.
En sus características más generales, la esencia de este proyecto es tal que así.
1) El “norte rico está opuesto, no al “sur pobre” [“el tercer mundo”], sino al “norte pobre”. El “norte pobre” es un ideal, el sagrado ideal del regreso a las fuentes nórdicas de civilización. Tal norte es “pobre” porque está basado en el total ascetismo, en la devoción radical a los más altos valores de la Tradición, en el completo desprecio de lo material por mor de lo espiritual. El “norte pobre” existe geográficamente sólo en los territorios de Rusia, que, siendo en efecto, “el segundo mundo”, resistió socio-políticamente hasta el último momento a la adopción final de una civilización mundialista en su forma más “progresista”. Las tierras euroasiáticas del norte de Rusia son los únicos territorios sobre la tierra que no han sido completamente dominados por el “norte rico”, está habitado por pueblos tradicionales y siendo una terra incógnita del mundo moderno. El sendero del “norte pobre” para Rusia significa el rechazo a la incorporación en el cinturón mundialista, el rechazo de arcaizar sus propias tradiciones y el rechazo a reducirlas al nivel folclórico de una reserva etno-religiosa. El “norte pobre” debería ser espiritual, intelectual, activo, y agresivo. En otras regiones del “norte rico” una oposición potencial del “norte pobre” también es posible; que puede mostrarse en el sabotaje radical en la parte de la élite intelectual occidental al rumbo establecido de la “civilización mercantilista”, en rebelión contra el mundo de las finanzas por los valores eternos y ancestrales del Espíritu, justicia y auto-sacrificio. El “norte pobre” comienza una lucha geopolítica e ideológica con el “norte rico”, rechazando sus proyectos, estallando desde dentro y desde el exterior de sus planes, deteniendo su eficiencia intachable, derribando sus manipulaciones políticas y sociales.
2) El “sur pobre”, incapaz de responder por sí mismo al “norte rico”, entabla una alianza radical con el “norte (euroasiático) pobre” y comienza una lucha de liberación contra la dictadura “norteña”. Es especialmente importante atacar a los representantes de la ideología del “sur rico”, esto es, las fuerzas que, trabajando en el “norte rico”, defienden el “desarrollo”, “progreso”, y “modernización” de los países tradicionales, que prácticamente sólo significará una creciente retirada de los remanentes de la tradición sagrada.
3) El “norte pobre” del este euroasiático, junto con el “sur pobre”, extendiendo un círculo en torno a todo el planeta, concentran las fuerzas que luchan contra el “norte rico” del occidente atlantista. Así, un fin para siempre es puesto a las versiones ideológicamente vulgares del racismo anglo-sajón, que alaba la “civilización técnica de los pueblos blancos” y lo repite la propaganda mundialista. (Alain de Benoist expresó esta idea en su famoso libro “El tercer mundo y Europa: La misma lucha” [L’Europe, Tiersmonde — même combat]; su argumento es, por supuesto, la “Europa espiritual”, la “Europa de los pueblos y tradiciones”, en vez de la “Europa de las mercancías de Maastricht”). La intelectualidad, la actividad, y el perfil espiritual del genuino norte sagrado hace que las tradiciones vuelvan a la fuente nórdica [‘nórdico’ en un sentido metafísico, no biológico, como Dugin dice en este mismo ensayo], y levanta al “sur” a una revuelta planetaria contra el único enemigo geopolítico. La pasividad recalcitrante del “sur”, adquiere así un pivote en mesianismo planetario de los “nórdicos”, rechazando radicalmente la rama degenerada y anti-sagrada de aquellos pueblos blancos que siguieron la senda del progreso técnico y el desarrollo material. Estalla la Revolución Geopolítica planetaria supra-racial y supra-nacional basada en la solidaridad fundamental del “tercer mundo” con esa parte del “segundo mundo” que rechaza el proyecto del “norte rico” (“Geografía sagrada en Geopolítica”).
No fue hace tanto tiempo que los Sureños describieron a los Nuevo Ingleses con este tipo de palabras:
Esto reflejó la opinión ampliamente mantenida de que los norteños eran de temperamento inestable, incapaces de distinguir entre lo superficial y lo fundamental, y en consecuencia siempre son víctimas de modas y nociones (Weaver, Southern Tradition at Bay, p. 139).
…
En amplio resumen, la victoria del ‘Yankee’ fue vista por el Sur como un triunfo de las fuerzas del materialismo, igualitarismo, y la irreligión. Richard Taylor, que pasó mucho tiempo de su vida después de la guerra en el Norte intercediendo por los Confederados en peligro, se horrorizó por la ‘saturnalia’ que presenció allí. Le pareció que las masas habían “perdido todo poder de discriminación”. Los nuevos hombres de influencia fueron aquellos que simplemente habían adquirido fortunas, y que se mostraban “faltos de maneras, gustos, o principios”. La gran cruzada moral había terminado en una farsa:
La vulgar insolencia de la riqueza sostenía la completa posesión de los espacios públicos y asaltaba las ciudadelas de la sociedad. Ciertamente, la sociedad desapareció. Como en la edad media, para escapar de la polución, hombres honorables y mujeres refinadas (y había muchos así en el norte) huían a un santuario o desierto, o como los primeros cristianos, a las catacumbas, se encontraban secretamente y en el miedo (ibíd., págs. 205-206).
Pero después de décadas de lavado de cerebro por las escuelas públicas y la cultura popular de América (todas dominadas por Nuevo Ingleses), muchos sureños han tomado orgullosamente para sí algunos de esos rasgos que solían lamentar de los Nuevo Ingleses. Pero si la “Yanquinfectación” del Sur todavía no es completa, si hay un fleco de memoria de los mejores modos del Viejo Sur todavía viviendo en los corazones de los hombres y mujeres del Sur (y creemos que lo hay), necesitan soltarse de Washington DC, dejar de intentar reformarla y cambiarla (de los principios de su gobierno, economía, etc. sobre la que está fundada y están en desacuerdo con su propia cultura), girar su mirada a Rusia, y empezar un largo diálogo con ésta sobre cómo puede tener un lugar en un mundo multipolar donde su propia cultura es valorada y se le permite desarrollarse y florecer hasta su más alto grado.
Trabajos citados:
Berry, Wendell. ‘A Good Scythe’. The Gift of Good Land: Further Essays Cultural and Agricultural. Berkeley, Cal.: Counterpoint, 1981.
--. ‘The Idea of a Local Economy’. The Art of the Commonplace: The Agrarian Essays of Wendell Berry. Ed. Wirzba, Norman. Berkeley, Cal.: Counterpoint, 2002.
--. ‘The Whole Horse’. The Art of the Commonplace: The Agrarian Essays of Wendell Berry. Ed. Wirzba, Norman. Berkeley, Cal.: Counterpoint, 2002.
Bradford, M.E. ‘First Fathers: The Colonial Origins of the Southern Tradition’. A Better Guide than Reason: Federalists and Anti-Federalists. New Brunswick, Nj.: Transaction, 1994.
Calhoon, Robert. Evangelicals and Conservatives in the Early South, 1740-1861. Columbia, S. Car.: U of SC Press, 1988.
Dabney, Rev Robert Lewis. Life and Campaigns of Lieut. Gen. T.J. (Stonewall) Jackson. Harrisonburg, Va.: Sprinkle Publications, 1983.
Dugin, Alexander. ‘The Great War of Continents’. The Fourth Political Theory. http://4pt.su/en/content/great-war-continents. Accessed 16 Aug. 2016.
--. ‘Sacred Geography to Geopolitics’. The Fourth Political Theory. http://4pt.su/en/content/sacred-geography-geopolitics-0. Accessed 20 Aug. 2016.
Fischer, David Hackett. Albion’s Seed: Four British Folkways in America. New York, Ny.: Oxford UP, 1989.
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