El sistema financiero es una amenaza más grande que el terrorismo

12.04.2016

En el siglo XXI los estadounidenses han sido entretenidos por la híper-cara “guerra contra el terrorismo”. Miles de millones de dólares se han añadido a la carga de los contribuyentes, y muchos miles de millones de dólares en ganancias para el complejo militar/de seguridad con el fin de combatir insignificantes “amenazas” extranjeras, tales como los talibanes, que después de 15 años permanecen invictos. En todo este tiempo el sistema financiero, trabajando mano a mano con los responsables políticos, ha hecho a los estadounidenses más daño del que los terroristas jamás podrían infligir.

El propósito de la política de la Reserva Federal y el Tesoro de Estados Unidos de tasas de interés cero, es apoyar los precios de los instrumentos financieros sobre-apalancados y fraudulentos que los sistemas financieros no regulados siempre crean. Si la inflación se mide adecuadamente, estos tipos de interés cero serían tasas negativas, lo que significa no sólo que los jubilados no tienen ingresos de sus ahorros de jubilación, sino también que el ahorro es un caso perdido. En lugar de ganar intereses sobre sus ahorros, Ud. paga intereses que reducen el valor real de sus ahorros.

Bancos centrales, economistas neoliberales y medios de comunicación financieros “presstitutos” (su significado es prensa prostituta. Nota del traductor) defienden los tipos de interés negativos con el fin de obligar a la gente a gastar en lugar de ahorrar. La idea es que el pobre desempeño económico de la economía no se debe al fracaso de la política económica, sino debido a las personas que acaparan su dinero. La Reserva Federal y su círculo de economistas y “presstitutos” mantienen la ficción de un exceso de ahorro, a pesar de la publicación del propio informe de la Reserva Federal donde expresa que el 52% de los estadounidenses no puede recaudar 400 dólares sin vender objetos personales o pedir dinero prestado. (enlace al informe: http://www.federalreserve.gov/econresdata/2013-report-economic-well-being-us-households-201407.pdf)

Las tasas de interés negativas que se han introducido en algunos países como Suiza y acechan en otros países, han provocado que la gente, para evitar el impuesto sobre los depósitos bancarios, retirara sus ahorros de los bancos en billetes de elevado valor. En Suiza, por ejemplo, la demanda de billetes de 1.000 francos (unos 1.000 dólares) se ha incrementado sensiblemente. Estos billetes de alta denominación ahora representan el 60% de la moneda suiza en circulación.

La respuesta de los depositantes a tasas de interés negativas ha dado lugar a que los economistas neoliberales, tales como Larry Summers, pidieran la eliminación de los billetes de alta denominación con el fin de hacer que sea difícil para las personas mantener sus saldos de efectivo fuera de los bancos.

Otros economistas neoliberales, tales como Kenneth Rogoff, quieren eliminar por completo el efectivo y sólo tener dinero electrónico. El dinero electrónico no puede ser retirado de los depósitos bancarios excepto para gastarlo. Con el dinero electrónico como el único dinero, las instituciones financieras pueden utilizar las tasas de interés negativas con el fin de robar los ahorros de sus depositantes.

La gente intentaría recurrir al oro, la plata y formas de dinero privado, pero otros métodos de pago y ahorro estarían prohibidos y el gobierno llevaría a cabo operaciones punitivas con el fin de suprimir la evasión de dinero electrónico con penas severas.

Lo que muestra este cuadro es que gobierno, economistas y presstitutos se alían contra cualquier independencia financiera de ahorro personal que los ciudadanos puedan adquirir. Los políticos tienen una política económica chiflada y los que tienen control sobre su vida valoran más su régimen que lo que valoran su bienestar.

Este es el destino de las personas en las así llamadas democracias. Cualquier control que tengan sobre sus vidas está empezando a ser arrebatado. Los gobiernos sirven a unos pocos grupos de interés poderosos, cuyas agendas resultan en la destrucción de las economías donde se hospedan. La deslocalización de puestos de trabajo de la clase media transfiere ingreso y riqueza de la clase media a los ejecutivos y propietarios de las empresas, pero eso también mata al mercado interno de consumo de los bienes y servicios deslocalizados. Como escribe Michael Hudson, esto mata al huésped. La financierización de la economía también mata al anfitrión y de la misma manera a los propietarios de las empresas. Cuando los ejecutivos corporativos se endeudan con los bancos con el fin de impulsar el precio de las acciones y sus bonos de desempeño mediante la recompra de las acciones de propiedad pública de las empresas, los beneficios futuros se convierten en pagos de intereses a los bancos. Los futuros flujos de ingresos de las corporaciones están financierizados. Si los futuros ingresos corrientes fallan, las compañías pueden ser ejecutadas, al igual que los propietarios de viviendas, y los bancos se convierten en los dueños de las corporaciones.

Entre la deslocalización de puestos de trabajo y la conversión de más y más fuentes de ingresos en pagos a los bancos, cada vez menos se encuentra disponible para ser gastado en bienes y servicios. Por lo tanto, la economía no crece y cae en declive a largo plazo. Hoy en día muchos estadounidenses sólo pueden pagar el pago mínimo del saldo de su tarjeta de crédito. El resultado es una masiva expansión en un balance que nunca podrá ser cancelado. Son a estas personas que son las menos capaces de pagar la deuda, a las que se golpea con cargos draconianos. La manera en que las compañías de tarjetas de crédito operan ahora si se realiza un pago atrasado, o si su pago es devuelto por su banco, es que se ven afectados para los próximos seis meses con una penalización del tipo de interés anual del 29,49%.

En Europa están siendo embargados países enteros. Grecia y Portugal se han visto obligados a la liquidación de los activos nacionales y los sistemas de seguridad social. Así que muchas mujeres se han visto arrojadas a la pobreza y a la prostitución, donde el precio de una prostituta ronda los 4,12 dólares por hora.

En todo el mundo occidental el sistema financiero se ha convertido en explotador de las personas y un peso muerto perdido sobre las economías. Sólo hay dos soluciones posibles. Una de ellas es romper los grandes bancos en entidades más pequeñas y locales, tales como existían antes de la concentración que la desregulación fomentó. La otra es nacionalizarlos y hacerlos funcionar únicamente en interés del bienestar general de la población.

Los bancos son demasiado poderosos actualmente para que haya cualquier solución. Pero la codicia, el fraude y el comportamiento interesado de los sistemas financieros occidentales, con la complicidad de los gobiernos, podrían estar llevando a la destrucción de la vida económica de tal manera que la idea de un sistema financiero privado llegará a ser tan aborrecible en el futuro como el nazismo lo es hoy.

Comunidad Saker Latinoamérica