El rosa ya no es un color
Obituario del orden mundial liberal
Se hace interesante seguir la situación post-electoral en EEUU. La gran cuestión es, ¿Trump puede asegurar su administración de modo que un nuevo régimen pueda crecer? Sí, dije nuevo régimen. No hagamos algún error sobre ello. Lo que existe ahora es un enorme cambio de régimen, a escala global. El rosa ya no es más un color, ya que el orden mundial liberal está luchando por su existencia. No es un color debido a la victoria de Trump. No, empezó a evolucionar mucho antes de las elecciones de EEUU. Ahora únicamente vemos algunos resultados visibles de este enorme cambio. El Orden Mundial Liberal (OML) era esencialmente una herramienta para la globalización de la economía, y para lograr la cohesión necesaria a una escala global, el plan era imponer valores liberales en casi cada pequeño aspecto de nuestra vida diaria. Según emergía el plan, los ciudadanos empezaron a perder el sentido de la racionalidad, no podían seguir la lógica tras los cambios en la cultura y cosmovisión. Casi todo perdió su significado e identidad original.
Y el OML nunca entendió, o se preocupó, que al mismo tiempo muchos perdieron el significado de la vida y su identidad. En otras palabras, sintieron que perdieron sus almas en el proceso. Para añadir insulto al daño, el OML, presumió de sus logros y se vio a sí mismo como una creación divina que tiene justificación para imponer su voluntad sobre nosotros. Pero el problema fue que no hay ninguna justificación genuina para ello. Nada en absoluto. Los discursos rimbombantes sobre la igualdad, derechos humanos, democracia y valores occidentales eran solamente sonidos vacíos sin sentido en los oídos de los ciudadanos frustrados y decepcionados.
Finalmente, el OML entró en modo auto-destructivo cuando abandonó a la clase media. La clase media era algo esencial para el OML, la columna vertebral de la economía basada en el consumo.
Pero, como el OML empezó a realizar más y más políticas que favorecían los puntos de vista de los neo-con y liberales derechistas, la clase media empezó a encogerse. Tras eso, los ciudadanos se estaban embarullando aún más, dado que esta nueva derecha liberal no respeta ningún otro valor más que la avaricia y la libertad individual para enriquecerse. Así, se volvió evidente que el OML era incapaz de comprender las necesidades de los ciudadanos, como seres humanos. Y los ciudadanos empezaron a rebelarse, no de un modo visible, porque temían la pérdida de sus oportunidades de carrera y posibilidades de prosperar, empezaron a rebelarse en sus corazones. En lo profundo de sus corazones sabían que el sistema es malo. Sabían que no era bueno para ellos, lo era para algunos otros. Pero sentían que no había alternativas, y el OML entendió eso, e hizo todos los esfuerzos para fortalecer ese sentimiento. En esa frase, aquellos que vieron los desarrollos empezaron a entender que la única cosa que mantenía unido al OML era la falta de alternativas. Así que empezaron a esperar por alternativas. Y finalmente, fuera del azul, un retador al OML apareció en escena, Vladimir Putin. Él tenía determinación y empezó a ganar terreno, y ganó los corazones y mentes también en el hemisferio occidental. Cuando el OML se dio cuenta de eso, empezó la furiosa guerra informativa contra él y contra Rusia. Pero resultó ser un fracaso total y el OML perdió su último y fuerte bastión, la credibilidad de los medios principales de comunicación. Y con el resultado del referéndum por el Brexit en Reino Unido, el escenario estaba preparado y listo para Donald Trump.
Lo anterior suena como una conspiración de Putin, Nigel Farage y Putin. Que ellos están trabajando juntos, mano a mano, por la destrucción del OML. Pero no creo que este sea el punto. Creo que la principal razón por la victoria de Trump fue la incapacidad del poder establecido para entender que los medios principales de comunicación habían perdido su credibilidad. En otras palabras, el poder establecido (‘establishment’) perdió su guerra de información. Y tan extraño como pueda sonar, parece que el poder estableció -adrede- quiso llevar a Trump al poder. Primero, los demócratas allanaron el camino para Trump al ayudarle a ser el contendiente republicano de Clinton.
Estaban seguros que Trump no tenía ninguna oportunidad contra Hillary. En segundo lugar, los demócratas expulsaron a Bernie Sanders, para estar seguros de que el próximo presidente de EEUU sería Hillary Clinton, un personaje ideal para la agenda liberal dado que ella era tanto liberal-social como liberal-económica. Finalmente, subestimaron el poder de los medios de comunicación alternativos y de manera obstinada no aceptaron la realidad cambiante. Al actuar así, el poder establecido perdió la última posibilidad de ganar alguna credibilidad. Ahora, sus únicas armas son la censura y la negación, ambas dañan más al poder establecido, que a sus enemigos. Ahí es donde estamos ahora mismo, en palabras de Trump, en el pantano.
Trump, que no es liberal en ningún sentido, prometió drenar el pantano en el poder establecido de EEUU. Pero es más que eso. No trata solamente sobre la purga de la corrupta élite política de Washington. También está la estrategia para un cambio a escala mundial, basado en las nuevas ideologías emergentes que llenarán el vacío dejado por el liberalismo.
Una de las esperanzas subyacentes en muchos países es la soberanía económica. Con los bancos centrales independientes, fue fácil para el OML el control de las políticas monetarias y los movimientos de capital, así imponiendo la estructura de poder supra nacional sobre concretos Estados soberanos. “Quien controla el suministro de dinero de una nación, controla la nación”, como señala la famosa frase. Muy cierta. Ahora, si Trump en un movimiento proteccionista desmantela los acuerdos de libre comercio del TTP y TTIP, ese es el buen punto de inicio para la soberanía económica de las naciones, y el fortalecimiento del papel de los Estados. Y ese podría ser el principio del cambio fundamental que haga sitio para un mundo mejor y multi-polar.