El proyecto Trump: nacionalismo y capitalismo global

01.12.2016

"Los imperios han creado el tiempo de la historia. Los imperios no han ubicado su existencia en el tiempo circular, recurrente y uniforme de las estaciones, sino en el tiempo desigual de la grandeza y la decadencia, del principio y el fin, de la catástrofe. Los imperios se condenan a vivir en la historia y a conspirar contra la historia. La inteligencia oculta de los imperios sólo tiene una idea fija: cómo no acabar, cómo no sucumbir, cómo prolongar su era..."  J. M. Coetzee.

La artillería mediática y los círculos de poder global han reaccionado estupefactos por la victoria electoral del candidato republicano Donald J. Trump, a quien las encuestas ¿manipuladas? le otorgaban pocas posibilidades de convertirse en el presidente 45º de los Estados Unidos de América.

A raíz de que escribí el artículo: "La implosión de la democracia en los Estado Unidos de América", en el último párrafo expresé: "El liderazgo de la contraparte global de Estados Unidos se percibe con gran fortaleza, como es el caso de Rusia y China, mientras que los aliados de EE.UU., la Unión Europea y Gran Bretaña, parecen disminuir el impulso de la marcha que observaron en el último cuarto de siglo...". Me escribió Wilson F. Rainer, demócrata de Pensilvania, para expresarme que la globalización estaba en su primera etapa y que la sociedad estadounidense no votaría por una criatura política anti globalización.

Después de la gran crisis económica en los EE.UU en el año 2009, derivada de la burbuja inmobiliaria, en el corazón de la sociedad capitalista global se produjeron en cascada una serie de procesos que llenaron de caos e incertidumbre los mercados bursátiles, que se extendieron por Europa y otras latitudes, generando incertidumbre que por primera vez cuestionaba la globalización y la llamada era post capitalista.

La crisis económica de Grecia, Italia, España y la desaceleración del crecimiento de las principales economías globales, han dejado muy frágiles las bases del neoliberalismo, y se hace más grosera la brecha que separa las élites económicas y los sectores más deprimidos a nivel mundial, e inclusive en sociedades como la norteamericana y la Unión Europea. Las razones son la insatisfactoria respuesta a los problemas económicos, sociales y políticos (los gobiernos son un botín de guerra de los políticos).

Hay quienes hablan de la dictadura global del gran capital, que impone las reglas de juego como lo hicieron durante una época los tigres asiáticos, explotando a nivel de esclavizar a la clase trabajadora, o como lo ha hecho el neoliberalismo liderado por la clase rentista mundial (capital financiero transnacional), para quienes existe una división clara entre "consumidores" y "productores o generadores de riqueza", esto ha provocado que la clase trabajadora norteamericana excluida se revele y produzca un voto anti sistema en contra del eje compuesto por políticos de los grandes partidos y el gran capital, entonces, se abanderan de un multimillonario que se hastió de las élites gobernantes, como expresó el presidente ruso Putin. Hay quienes aseguran que el triunfo de Trump es un regreso al nacionalismo, una involución de la política de bloque, que producirá una desaceleración de la economía a nivel mundial, solo pensar en esta posibilidad genera incertidumbre y angustia existencial en esos sectores neoliberales.

Las promesas de campaña del hoy presidente de construir un muro en los 3.218 Km de frontera entre EE.UU y México, para limitar la inmigración ilegal, el flujo migratorio, y deportar 3 millones de indocumentados, han provocado la caída del peso mexicano y gran preocupación en toda Latinoamérica. Este número es la cantidad que el presidente Obama deportó en sus dos mandatos, y su antecesor presidente George Bush deportó dos millones.

No es factible construir un muro que tiene un costo de 10.500 millones de dólares, una obra que no producirá rentabilidad, que aislará físicamente a Estados Unidos del resto de América, trayendo como consecuencia una disminución de su influencia en la región latinoamericana. Además de que EE.UU es el principal socio comercial de este mercado de 600 millones de consumidores de este conjunto de países, por lo que el Congreso integrado por republicanos y demócratas bloqueará este proyecto.

La revisión de los tratados de libre comercio y la creación de un impuesto a las mercancías manufactureras provenientes de China y México con la finalidad de que las empresas norteamericanas se vuelvan a instalar en los Estados Unidos para crear empleos, puede producir variables económicas importantes que conduzcan a una desaceleración económica y sus efectos de contagio no sólo afecten a México y China, sino que se amplíen a nivel internacional.

Hace unos días, en Lima, Perú, el  Foro de Cooperación Asia-Pacífico (APEC) celebró su mayor reunión anual, a la que  asistieron líderes de unas 21 economías que lo conforman y que reúnen el 54% del Producto Interno Bruto Global.

El APEC (Asia-Pacific Economic Cooperation, en español Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico) es un foro multilateral creado en 1989, con el fin de consolidar el crecimiento y la prosperidad de los países del Pacífico, que trata temas relacionados con el intercambio comercial, la coordinación económica y la cooperación entre sus integrantes. El presidente Obama ha sido uno de los disertantes y ha expresado su esperanza que el presidente electo Trump continúe con los esfuerzos de impulsar esta gran alianza comercial.  El presidente de China participa activamente en este encuentro que busca una alianza geoestrategica y comercial con este amplio y diverso conjunto de países Asia-Pacífico.

Los economistas han vaticinado que si se cumplen las promesas del presidente electo de invertir en infraestructura, bajar los impuestos y salirse del NAFTA, la economía norteamericana experimentará inflación, por el aumento de precios de los productos de importación, aumentará el déficit por la inversión, que se compensará con la emisión de Bonos del tesoro, y el crecimiento sería muy discreto. Los republicanos harán énfasis en las reformas del Estado del Bienestar, un regreso a crear la sensación de los años felices del sueño americano, y hacer de Estados Unidos más seguro con el auge del empleo.

Este proteccionismo comercial de EE.UU. induciría a cambios estructurales en la economía de México y toda América Latina. Efectos esperados son la dislocación de los mercados financieros regionales y el impulso a nuevas alianzas comerciales de los mercados emergentes que aumentarán los precios de sus materias primas. Los mercados mundiales están reaccionando con normalidad. El escenario financiero internacional luce complejo, la UE  sobreponiéndose  del impacto del Brexit del Reino Unido y pendiente de la enigmática e impredecible nueva administración de los EE.UU.

El nuevo presidente estadounidense ha planteado en sus discursos de campaña un cambio radical en la política exterior a nivel de la OTAN, ha expresado que los aportes de EE.UU a la alianza militar dependerán de los aportes de los aliados. Olvidando que el coloso del norte es el líder mundial y las amenazas de Corea del Norte, Medio Oriente, Afganistán y los conflictos de África del Norte, además de que cualquier alianza que haga con Rusia es circunstancial y su principal finalidad debe ser enfrentar al islamismo (ISIS), terminar con el drama de Siria y la masacre en Alejo, pero necesariamente sus intereses chocarán en materia de seguridad global, comercial en la industria de la guerra, aeroespacial y de control geopolítico.