El CCEAG: el gran trueque del tripartito en los "Balcanes euroasiáticos"

14.09.2016

Por favor diríjase a la Parte I para obtener información introductoria sobre esta serie y la intención del autor detrás de la misma.

Situación actual

Rusia:

Moscú ha estado cortejando a Abu Dabi y a Riad por inversiones después de que la Unión Europea iniciara sus sanciones contra Rusia, y si bien esta política deja mucho que desear, todavía ha dado algunos frutos en las regiones de mayoría musulmana de Rusia, como Tatarstán. Lo más importante, sin embargo, es que esto señaló que Rusia estaba dispuesta a dejar a un lado sus diferencias políticas regionales sobre Siria con el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo (CCEAG), en nombre de una pragmática cooperación económica mutuamente beneficiosa, que aunque es impulsada comercialmente, de por sí es un acercamiento diplomático que representa una de las muchas nuevas maniobras de política exterior de Moscú. En relación con esto, Rusia hizo una gran cantidad de movimientos hacia Arabia Saudita en el verano previo a su participación en la misión antiterrorista en Siria, y aunque los mismos no encontraron ningún dividendo obvio y las relaciones parece que incluso se han empantanado desde entonces, todavía simbolizan significativamente el nuevo y experimental pensamiento estratégico de Moscú, que podría volver a ser reanimado en un momento oportuno.

Por el contrario, mientras que sigue habiendo prometedores lazos ruso-emiratís (especialmente en la industria de defensa), y la intensificación de los vínculos ruso-saudís no puede ser enteramente descartada, las cosas son mucho menos positivas cuando se trata de los puntos de vista de Moscú hacia Doha. Los qataríes atacaron de forma humillante al embajador de Rusia en el aeropuerto de la capital en 2011, y desde entonces las relaciones nunca han sido las mismas. Aunque todo es posible en el mundo de la diplomacia y la geopolítica internacional, de entre todos los países del CCGAC, Qatar es el que podría decirse que tiene la posibilidad menos probable de mejorar de forma prospectiva sus relaciones con Rusia. Ni siquiera la visita de enero 2016 del Emir Thani a Moscú tuvo éxito en hacer las paces, aunque sí creó públicamente una pretensión presentable de hacerlo en algún momento en el futuro. Si Rusia pudiera entrar en algún tipo de mecanismo de cooperación pragmática con Qatar (posiblemente en el marco del proceso de resolución del conflicto de Siria), entonces podría ser capaz de alcanzar finalmente un acuerdo común que podría sentar las bases para una relación más sólida, que idealmente permitiría a ambas partes moverse más allá de su controvertida historia, de la misma forma como Rusia y Turquía decidieron hacerlo valientemente.

Irán:

Irán tiene las relaciones menos constructivas estado a estado con las monarquías del Golfo, pero esto también ejerce la influencia más directa sobre ellos debido a su poderoso potencial militar y al papel de inspiración que tiene al servir como modelo para la oprimida población chiíta de la región. Por lo tanto, el poder blando de Teherán se extiende en la isla de mayoría chiíta de Bahrein y en la provincia oriental de Arabia Saudí, de mayoría chiíta y rica en petróleo, ante el temor de los excluyentes monarcas de Manama y Riad. Los saudíes incluso han ido tan lejos como para montar una coalición global "antiterrorista", que funciona esencialmente como un instrumento agresivo que se ejerce contra Irán, mientras que al contrario se podría decir que el despliegue de la fuerza aérea de Rusia en la ciudad noroccidental de Hamadan (sin tener en cuenta su duración), es simbólicamente la disuasión más visible de Teherán contra futuras hostilidades convencionales por parte de Arabia Saudí.

En el lado positivo, sin embargo, Irán tiene lazos comerciales y financieros de beneficio mutuo con los EAU, que funcionaron como punto de acceso informal a la economía mundial durante el período de sanciones. La contraparte diplomática de Irán para el interés comercial de los EAU en el CCEAG es Omán, que históricamente ha sido neutral en los conflictos de la organización iniciada por Arabia Saudí, y al que se le atribuye el haber facilitado de forma encubierta el histórico acuerdo nuclear iraní. Los dos países están tan cerca que no sólo son los dos firmantes del multipartito Acuerdo de Ashgabat para la creación de un corredor de comercio Asia Central-Mar de Arabia, sino que Irán incluso está construyendo un gasoducto a Omán desde el que tiene previsto suministrar al país y exportar GNL al mercado internacional.

En cuanto a Qatar, se puede decir que la relación de Irán con este reino es cordial, pero no se acerca al nivel de cooperación estratégica que de otro modo sería posible si Doha estuviera interesada en ella. Ambos estados poseen su propia parte del yacimiento de gas de Pars, el depósito marino más grande en el mundo, y por lo tanto no pueden entrar en conflicto debido a la destrucción mutua de sus economías que este escenario podría suponer, pero esto no les ha impedido librar una sangrienta guerra de poder en la región. Los dos estados son incompatibles ideológicamente en dos niveles: en primer lugar, la monarquía de Qatar es lo contrario del republicanismo de Irán, mientras que en el segundo, el patrocinio de Doha a la militancia terrorista de los Hermanos Musulmanes en el extranjero pone en peligro la estabilidad de los aliados seculares de Teherán en Damasco y Bagdad.

Turquía:

Ankara tiene las mejores relaciones con el CCEAG de todo el tripartito, lo que incluye el alojamiento de aviones militares saudís en Incirlik y la apertura de una base en Qatar. Ambos movimientos fueron de naturaleza muy estratégica, con el primero llegando cuando la tensión en Siria subió y había un exceso de especulación acerca de una invasión convencional del país, y el segundo siendo irónicamente un movimiento de equilibrio anti-Arabia por parte de Doha. Para explicarlo, la grieta árabe-qatarí que caracterizó la mayor parte del 2014, versaba sobre ideologías en conflicto, con Riad temerosa de que el patrocinio de los Hermanos Musulmanes por parte de Doha se comportara como un boomerang de vuelta al Golfo, dando lugar a disturbios dentro de sus propias fronteras.

La eliminación del presidente de los Hermanos Musulmanes de Egipto, Mohamed Morsi, en julio de 2013, fue una derrota sorprendente para Qatar, y Riad pensó que esto llevaría a Doha a distanciarse de la banda terrorista. Cuando no lo hizo, sin embargo, Arabia Saudita ejerció más presión sobre su vecino del CCEAG y, finalmente, logró forzar al Emir de Qatar a 'hacer las paces' con el Rey en septiembre de 2014, y a expulsar a los Hermanos Musulmanes a Turquía. Los qataríes seguían albergando rencor por eso, y por lo tanto pensaron que la introducción de tropas turcas en su suelo actuaría como una protección adicional contra cualquier movimiento asimétrico que los saudíes pudieran intentar contra ellos en el futuro, si Doha alguna vez decide reafirmarse contra ellos, o no sucumbe a cualquier petición suya.

EE.UU.:

Los EE.UU. son el poder supremo fuera de la región del Golfo y el único estado capaz de rivalizar con Irán por influencia, pero aún así, la presencia de Washington ha estado en retroceso durante el último año con las secuelas de acuerdo nuclear con Teherán. Las monarquías de la región, tradicionalmente muy cercanas a los EE.UU., vieron el acuerdo con sospecha y con razón pensaron que Washington había hecho demasiadas concesiones a Teherán con el fin de quedar bien con su "moderado" liderazgo occidental amistoso, preparando una gran reorientación geoestratégica. No obstante justificados, estos temores aún tienen que llegar a algo tangible, y en su lugar, el reciente empuje de los "conservadores" multipolares indica que esto podría pasar a la historia como uno de las estratagemas estadounidenses más espectacularmente fracasadas. Independientemente de lo que termine pasando en las relaciones vis-à-vis EEUU-Irán, no hay perspectivas realistas de que el Pentágono traslade sus sedes del CENTCOM, aérea en Qatar, naval en Bahrein, y estos dos reinos diminutos ocuparán una importancia geoestratégica privilegiada para la Estados Unidos no importa lo que pase, y sobre todo si las relaciones políticas con los saudíes se deterioran (aunque se espera que los lazos militares con Riad sigan siendo muy fuertes).

Trueque” beneficioso para todos

El actor más importante para coordinar la promoción del Tripartito en el CCEAG es, sin duda, Turquía, pero esto depende totalmente de no entrar en un "guerra civil/fría sunnita" con Arabia Saudita, como consecuencia de la posible participación multipolar de Ankara con "Syraq". Si es capaz de mantener la paz con Riad pesar de los reveses evidentes del reino en relación con los programas de Turquía hacia sus vecinos del sur, entonces esto le impulsaría a la posición de equilibrador intra-civilizacional del Medio Oriente entre la Arabia Saudí sunita y el Irán chiita. Para recordar al lector en caso de que no esté familiarizado con las obras anteriores del autor, toda la división entre sunitas y chiítas fue un esquema cuidadosamente ideado y orquestado por los EE.UU. y Arabia Saudita para sus ganancias geopolíticas, y no tiene nada inherentemente "natural", por lo que es enteramente posible que pueda ser resuelta con el tiempo, siempre que los propios actores tomen la iniciativa de buscar la solución de forma responsable. Turquía podría desempeñar este papel debido a su reciente reorientación multipolar hacia Irán y su existente asociación con Arabia Saudita, convirtiéndola en el elemento crucial si las circunstancias lo permiten y, posiblemente, dándole la oportunidad de poner fin a la guerra en Yemen.

El otro 'trueque' clave relacionado que podría llevarse a cabo es si Turquía se doblega en su relación con Qatar en medio de un deterioro decisivo de las relaciones con Arabia Saudita. Doha, que ya está resentida con Riad, podría sentirse envalentonada por la base militar turca en su suelo y la pasividad estratégica de Estados Unidos para reiniciar su patrocinio directo de los Hermanos Musulmanes, lo que llenaría de rabia a los saudíes y al instante sumergiría el CCEAG de nuevo en una guerra fría dentro de la organización, si bien una en la que las post-sanciones a Irán tengan más influencia en los EAU y Omán. De hecho, si Turquía e Irán coordinaran sus políticas, Ankara podría incluso utilizar su influencia militar e ideológica sobre Doha para conseguir firmar una asociación de gas con Teherán, lo que por diplomacia práctica y próxima es probable que termine trayendo a Qatar y a Rusia a la misma sintonía en relación con el mercado mundial de la energía y el GNL. Si los tres países - Rusia, Irán y Qatar - forjaran un 'cártel' exportador de gas a través del Foro de Países Exportadores de Gas (FPEG), al igual que Arabia Saudita y otros lo hicieron con la OPEP, entonces podrían revolucionar la industria del gas natural y estrechar los lazos entre todos los miembros participantes.

Arabia Saudita se sentaría agriamente al margen, con la ansiedad y la preocupación por la pérdida de control sobre su propio mecanismo de integración regional debido a la habilidad tripartita para cebar a algunos de los miembros más pequeños, jugando con sus inseguridades después de haber sido intimidados por Riad. Como consuelo, Rusia podría entonces ser capaz de explotar este reordenamiento geoestratégico que cambia el juego en el Golfo, impulsando un acuerdo de armas defensivas con los saudíes, lo que permitiría a Moscú la oportunidad de contribuir a refrenar el equilibrio militar entre Riad y Teherán de la misma exacta manera que actualmente practica armando a los rivales Bakú y Ereván, Nueva Delhi y Beijing, y Pekín y Hanoi. De hecho, la introducción de armas defensivas rusas en el mercado saudí podría crear la misma sensación de pánico en los EE.UU. que las ofensivas estadounidenses han creado a Rusia en la India, aunque es mucho menos probable que Moscú esté nunca en posición de desplazar estratégicamente a Washington en Arabia Saudita, tal y como su rival está tratando de hacer progresivamente en la India. Aun así, si ninguna de las anteriores propuestas claves sucede, Rusia podría aún tener la posibilidad de vender armas defensivas a Arabia Saudita como un gesto de 'buena voluntad', para 'romper el hielo' después de su despliegue aéreo en la ciudad iraní al noroeste de Hamadan, especialmente si éste se convierte en indefinido en el caso de que Rusia sea expulsada de una Armenia “gobernada” por una revolución de color pro-occidental. Si tiene éxito, entonces esta extensión sin precedentes podría poner a Moscú en el primer paso de un largo camino para posicionarse como mediador entre Riad y Teherán después de ganarse la confianza de ambos, lo que incluso podría poner fin a la guerra en Yemen (para lo cual está en una sintonía mucho más neutral que Turquía).

Los escenarios oscuros

Hay tantas cosas que pueden ir mal en esta ordenación que es mucho más probable que ocurran los escenarios oscuros que el "trueque" beneficioso para todos propuesto anteriormente. En primer lugar, la aparición de una guerra fría saudí-turca (o en un marco diferente, una "guerra civil/fría sunita"), podría detener los avances de Ankara en el golfo y aislarlo de Qatar, con el resto de los reinos estando sólidamente tras Riad en oposición a lo que ellos públicamente hilan como un complot "vendido" por su líder "compañero sunní" poniéndose del lado de sus rivales chiíes. Qatar podría incluso echar al Ejército de Turquía fuera del país o restringir severamente sus operaciones hasta el punto de anularlo eficazmente si no tiene las agallas para hacer frente a los saudíes. El reverso de este escenario podría ver a Qatar siendo el “chico malo” del CCEAG, si se siente "excluido" por un 'alto el fuego' mediado por Turquía en la "Guerra Fría" sunita-chiíta entre Arabia Saudita e Irán, y decide jugar el papel de alerón regional cooperando aún más estrechamente con los EE.UU. de lo que lo hace actualmente, con el fin de interrumpir este proceso.

El otro acontecimiento que podría suceder para sabotear los esfuerzos del tripartito es que uno de sus tres miembros actúe fuera de la coordinación con los demás, y haga algo con el CCEAG que inmediatamente conduzca a un dilema de seguridad/estratégico que deshaga la solidaridad del incipiente bloque, al socavar la confianza fundamental entre sus miembros. Por ejemplo, esto podría ocurrir si Turquía, de repente, permite a las fuerzas aéreas de los otros países del CCEAG lanzar ataques "anti-terroristas" desde Incirlik, si Rusia de repente concluye un acuerdo de armas ofensivas sorprendentemente rápido con Arabia Saudita, y/o si Irán firma un acuerdo de coordinación exportador de gas con Qatar que excluya a Rusia. Ninguno de estos escenarios son probables, pero simplemente sirven como ejemplos de lo que podría suceder para socavar el tripartito desde dentro, y se puede estar seguro de que los EE.UU. y sus aliados tratarán con todas sus fuerzas de hacer de la región del Golfo la tumba auto excavada de este bloque geopolítico rival, no importa cuáles sean los esquemas que finalmente cocinen en sus intentos para neutralizarlo.