Dos años atrás, empezó la guerra en el Donbass (Ucrania)

14.04.2016

El 13 de abril de 2014 fue aprobado en la Rada Suprema de Ucrania, el plan de operaciones militares que empezaría justo al día siguiente, el 14 de abril de ese mismo año. El parlamento dominado por los golpistas de la "revolución del maidán", tomaron la medida de enviar al ejército ucraniano al Donbass (a las regiones de Donetsk y Lugansk), bajo la excusa de que se había perdido el control a causa de un asalto terrorista.

Es más, denominaron al Donbass como "Zona de Operaciones Anti-terroristas", y condenaron como separatistas a los más de seis millones de habitantes en las dos regiones del Donbass. Así jugó el nuevo gobierno, muy democrático desde luego, pues estaba amparado por el apoyo directo de los Estados Unidos y también por el silencio cómplice de la Unión Europea, y es normal, pues ninguno de los burócratas o presidentes más metidos en la UE sabían cómo decirle al jefe americano que tal vez no estuviera bien eso de preparar otra posible guerra de Yugoslavia.

Los acontecimientos se desarrollaron de un modo inesperado, pues los soldados ucranianos de la primera oleada no vieron terroristas de esos de los que hablaba el nuevo gobierno, sino que vieron gente, que se preguntaban por qué el gobierno les había enviado a los tanques y a los aviones. Muchos de aquellos primeros soldados abandonaron sus armas porque no iban a disparar a civiles, y es más, tampoco le iban a disparar a su propia gente porque el nuevo gobierno se lo ordenase.

Así que ante la falta de masacre, el gobierno del maidán apoyó el reclutamiento de batallones privados basados en esos supuestos “nacionalistas ucranianos”, que ya les habían conseguido el gobierno de Ucrania en febrero tras meses de enfrentamientos en Kiev, y ahora los empaquetaban y enviaban al frente del este. Tras dos décadas de fuerte manipulación, habían creado una generación de ucranianos que odiaban y atacaban todo lo que fuera ruso, o más bien, todo lo que el gobierno de turno les señalase como ruso y por tanto malo.

Durante meses, el nuevo gobierno, con el apoyo innegable de oligarcas sionistas reclutó varios batallones que eran básicamente sicarios a sueldo. Aquellos fueron los que provocaron la guerra. Sus patrocinadores lo sabían, y por eso los emplearon. Sabían que tenían un ejército de tarados dispuestos a matar, y eso provocaría las iras de Rusia y tal vez desembocar en una invasión real del ejército ruso para proteger al Donbass, tal como pasó en agosto de 2008 cuando el presidente georgiano pro-americano Saakashvili, atacó a las tropas rusas en Osetia del Sur.

Aquí no sucedió tal cosa, no hubo una contraofensiva. Pero si hubo una inmensa marea de voluntarios rusos para formar milicias en el Donbass y combatir la invasión de ejército a sueldo del Maidán, ergo, al servicio de Washington y el capitalismo.

Dos años después, los resultados de la guerra son cerca de tres millones de refugiados del Donbass en Rusia, que abandonaron sus hogares por la guerra, además de miles de muertos y decenas de miles de heridos. Por supuesto, esta guerra es buena para los negocios de aquel gobierno golpista y que nunca se ha terminado de asentar, pues la corrupción y la crisis económica y social ucraniana se han profundizado aún más. Quizá millones de ucranianos se ilusionaron pensando que el Maidán fue una revuelta contra la corrupción. Pero, ¿cómo va a encabezar una revolución los mayores oligarcas de Ucrania con el apoyo explícito de los Estados Unidos?

La cuestión es que han pasado dos años de aquel trágico inicio, y ya está muy claro lo que ese gobierno del Maidán ha traído para Ucrania en general, y para el Donbass en particular. Una guerra que el pueblo paga con su sangre, mientras el gobierno de Washington con su delegación en Kiev, se lucra del conflicto y aún más lucro que busca, pues bajo el suelo del Donbass se encuentran enormes reservas energéticas que las multinacionales de la energía están ávidas por abrir y saquear.

Como siempre el capitalismo interpone sus intereses ante cualquier otra cosa, sin importar el sufrimiento de millones de personas, y la destrucción de ecosistemas. Esperemos que tras este segundo aniversario de la última guerra abierta en Europa, sirva para recapacitar y encontrar una vía de paz, que es la única vía que beneficia al pueblo, y no sólo al Donbass que sufre la guerra, sino a todos los jóvenes ucranianos que han sufrido 7 leyes de reclutamiento forzoso del gobierno Maidán para ser enviados como carne de cañón que sostenga la guerra del Donbass. También hay que recordar a las familias que tienen a sus hijos en la guerra de la camarilla de Poroshenko y compañía, y a las familias que esta desgracia de gobierno les ha devuelto a sus hijos en un ataúd.