Blanquerna: cuando la justicia se convierte en represión

20.01.2017

El Tribunal Supremo ha elevado las penas impuestas por el acto de protesta en el centro cultural Blanquerna de Madrid durante el acto de celebración de la Diada 2013, lo que conlleva a los participantes de la misma al ingreso en prisión.

No es hora de volver a opinar sobre la conveniencia o no de dicha protesta, personal y privadamente, ya me posicioné y di mi opinión a quien creí debía darla; ni es momento tampoco de “separar” a unos de otros en función de su militancia, ese actuar lo dejo para “la falta de ética de algunos” (su actitud ante mi detención la tengo bien presente); tampoco es momento de explayarse con las diferencias ideológicas. Es hora de hacer piña ante un acto infame de injusticia, de “dictamen” judicial propio de comisarios políticos y no de un Tribunal Supremo de Justicia.

El asalto a capillas, a conferencias o el boicot continuado y violento a actos políticos o culturales legales y pacíficos por parte de grupos organizados no ha llevado a ninguno de sus autores a la cárcel por no considerar los jueces el agravante de “odio ideológico”, y en cambio, en este caso de Blanquerna sí que se considera ese agravante. Vivimos momentos de desafíos, de enfrentamientos, donde en Cataluña la crispación se palpa y se siente, aunque los “asalariados” del separatismo lo pretendan negar. Los “radicales” separatistas campan a sus anchas, amenazan, insultan, hacen boicots violentos... y los burguesitos separatistas callan y pactan con ellos.

Ante ello, defender la unidad de España nunca puede ser un delito, defenderla ante quienes sobrepasan los límites de la legalidad, tampoco. Quienes desde el patriotismo amamos a Cataluña sabemos que los que participaron en Blanquerna no les movía el odio a Cataluña, sino que su corazón les latía por amor a la Cataluña española.

...cuando la justicia deja de ser justicia para ser represión, sólo puede dar lugar a reparar la injusticia por los españoles mismos.

Mi solidaridad con todos ellos, hoy Blanquerna somos todos.