Balance de dos años con Zelensky en la presidencia: Promesas electorales y resultados escasos

22.08.2021

El pasado mes de abril de 2021 se cumplieron ya dos años desde que Volodymyr Zelensky fuera elegido presidente de Ucrania. El listado de sus promesas electorales en aquel 2019 fue bastante extensa: Por un lado, prometió el suministro de gas al país por su propia cuenta y la transición a un sistema de pensiones de capitalización, mientras que por otro lado Zelensky calificaba la finalización de la guerra en Donbás como su principal tarea como presidente.

Allá por mayo de 2021, el Comité Electoral de Ucrania estimó que Zelensky había cumplido un 25% de su programa electoral durante los dos primeros años de su presidencia. En total, los expertos señalaron 30 puntos del programa electoral, de los cuales, todavía 22 no se han aplicado. Las promesas que se hicieron realidad son principalmente las “menores”, es decir, aquellas que han tenido menor repercusión en la vida de los ciudadanos. Entre las promesas incumplidas, los expertos señalaron las siguientes:

1)    El fin de la guerra en el sureste de Ucrania (Donbás);

2)    La persecución a los ladrones y a los funcionarios corruptos del gobierno anterior;

3)    La lucha contra la corrupción existente (ignorándose aquí las imágenes de vídeo del diputado de “Servidores del Pueblo”, Geo Leros, donde el hermano del jefe de la Oficina Presidencial, Denis Yermak, discutía los nombramientos para cargos públicos con determinadas personas a cambio de una comisión);

4)    La reducción en las tarifas de los servicios públicos (en la actualidad hay un gran aumento del impago en las viviendas y los servicios comunales debido a su aumento de tarifas y a la disminución del nivel de ingresos de los ucranianos);

5)    El aumento del nivel de producción industrial (se ha producido un descenso de la producción industrial y una contracción de la economía, así como un consecuente aumento del desempleo y un descenso del nivel de vida de los ucranianos);

6)    La resolución de la cuestión lingüística.

De hecho, los expertos han pillado a Zelensky engañando al 75% de los ciudadanos ucranianos que le han votado. Sin embargo, no hay nada sorprendente en esto. Al fin y al cabo, el ascenso al poder de Zelensky, al igual que el de su partido “Servidores del Pueblo”, se construyó sobre el engaño, la mentira, la hipocresía, la trampa y el fraude y, como resultado, según los últimos sondeos de opinión, la valoración de Zelensky se ha reducido más del 50%.

Durante la campaña electoral, Zelensky ocultó a sus votantes su adicción a las drogas. Sin embargo, ni Zelensky ni sus Servidores del Pueblo han ocultado su intención de legalizar el cannabis medicinal mediante la elaboración del correspondiente proyecto de ley. En julio de 2021, el diputado de Servidores del Pueblo E. Bragar y el ex diputado de Servidores del Pueblo A. Yurchenko (que ya fue condenado por robar cuatro botellas de cerveza en 2009) fueron declarados culpables de conducir bajo los efectos de las drogas. Los expertos pueden atribuir una de las razones de la "dimisión" de Avakov a la publicación de estos hechos, ya que la información sobre la drogadicción de los "servidores del pueblo" afecta indirectamente al propio Zelensky.

Durante sus dos años de mandato, Zelensky ha perdido gradualmente la confianza de los socios internacionales. Solo su declaración, en la que esencialmente acusó a Estados Unidos de ser el autor intelectual de la operación Wagner, es digna de mención.

Sobre el secuestro del ex juez Nicolay Chaus en territorio moldavo.

El presidente Zelensky es plenamente responsable del secuestro, el 3 de abril de 2021, por parte de las autoridades ucranianas en Moldavia (Chisinau), de un antiguo juez del tribunal del distrito de Dniprovsky de Kiev, Nicolay Chaus, conocido por haber encarcelado bajo el mandato del presidente Poroshenko Es conocido por haber puesto entre rejas a Gennadiy Korban, un estrecho colaborador del oligarca Igor Kolomoysky, bajo la presidencia de Poroshenko. Chaus es especialmente notable porque durante sus años en Ucrania tuvo fama de juez "de bolsillo" al servicio de los intereses de Poroshenko y su equipo. Fue calificado como uno de los principales falsificadores de casos judiciales en Ucrania. 

En 2016, Chaus fue sorprendido aceptando un soborno de 150.000 dólares, que el juez guardaba en tarros de cristal de tres litros en su jardín. Chaus no fue detenido entonces porque estaba protegido por la inmunidad judicial, que sólo podía ser levantada por la Rada Suprema de Ucrania. Mientras que el parlamento ucraniano estudiaba la cuestión, el juez huyó a la vecina Moldavia. Según los periodistas de investigación, Poroshenko y personal de su equipo también ayudaron a Chaus a escapar de la investigación en Moldavia.

En 2019, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky pidió ayuda al gobierno moldavo para extraditar al juez caído en desgracia, y Chaus, a su vez, pidió a las autoridades moldavas que le concedieran asilo político. El proceso duró varios años y los tribunales moldavos iban a tomar una decisión final a últimos de abril. Sin embargo, el 3 de abril de 2021 se supo que Chaus había sido secuestrado. En ese momento, los medios de comunicación afirmaron que la operación de "extracción" de Chaus había sido aprobada por la oficina del presidente Zelensky y la operación fue supervisada por la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa ucraniano. 

Más tarde, el 21 de mayo de 2021, el ministro ucraniano de Asuntos Exteriores, Dmytro Kuleba, declaró públicamente que el "caso Chaus" era algo supuestamente beneficioso para el Kremlin y su tarea es "no permitir que un tercer país, a saber, la Federación Rusa, divida a Ucrania y Moldavia por este tema".

El 23 de julio de 2021, el fiscal general de Moldavia, Alexandru Stoianoglo, declaró que empleados de los servicios especiales ucranianos estaban implicados en el secuestro de Chaus. Según Stoianoglo, la parte ucraniana ha guardado silencio durante los tres meses transcurridos hasta esa fecha. La declaración del fiscal general de Moldavia, Alexandru Stoianoglo, es esencialmente de carácter internacional y es una acusación directa a las autoridades oficiales ucranianas de secuestro en el territorio de Moldavia sin ninguna decisión procesal al respecto.

Los instrumentos internacionales, empezando por el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional de 1998 (A/CONF.183/9 de 17.07.1998), estableció la prohibición legal de la "desaparición forzada de personas". Específicamente, el artículo 7, párrafo 1 (i) del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional de 1998 (A/CONF.183/9 de 17.07.1998), entiende por "desaparición forzada de personas" el arresto, la detención o el secuestro de personas por parte del Estado o de una organización política o con su consentimiento, con su apoyo, seguido de una negativa a reconocer dicha privación de libertad o a revelar su suerte o paradero para privarles de la protección de la ley durante un período prolongado. También se presta atención a los secuestros internacionales en la Declaración de la Asamblea General de las Naciones Unidas de 1992 sobre la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas (Resolución nº 47/133 del 18.12.1992).

La declaración del fiscal general de Moldavia ha esbozado claramente no sólo los contornos del escándalo internacional, sino que también se han identificado los clientes, los organizadores y los autores, y todos ellos están en Ucrania, empezando por el presidente Zelensky y terminando por los actuales empleados de la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania. 

En este sentido, los líderes de las potencias mundiales invitadas a la “Plataforma de Crimea” deberían condenar las acciones criminales de Zelensky y, como señal de protesta por el desprecio de Zelensky al derecho internacional, no sólo negarse a participar personalmente en la "plataforma de Crimea", sino imponer sanciones a Ucrania, de forma similar a como Ucrania y Occidente impusieron sanciones a Bielorrusia en relación con la detención en Minsk del bloguero caído en desgracia Roman Protasevich, que iba a bordo de un avión de Ryanair que fue obligado a aterrizar en el aeropuerto de Minsk. De hecho, Crimea es un tema recurrente en la política ucraniana y siguen afirmando desde Kiev que la retomarán de vuelta, e incluso diversos políticos han propugnado una solución militar desde 2014, lo cual solo se ha quedado en amenazas. Mientras tanto, Rusia ha invertido en la mejora de industrias e infraestructuras de Crimea, cosa que no ha tenido ningún reflejo en Ucrania, pues la situación solo ha empeorado para todas las regiones de dicho país. Así visto, la cuestión de Crimea solo queda como un punto de distracción para que cada presidente ucraniano desvíe las miradas lejos de la situación interna.

El hecho de que el 30 de julio de 2021 Chaus apareciera en la región ucraniana de Vinnitsa es irrelevante, ya que el hecho de su secuestro ha sido confirmado por el fiscal general moldavo. 

Apunte sobre la responsabilidad del accidente del Boeing 737 sobre Irán

El presidente Zelensky es indirectamente responsable del vuelo Boeing-737 de Ukraine Airlines que se estrelló cerca de Teherán el 8 de enero de 2020. A principios de enero de 2020, el presidente Zelensky ocultó a la sociedad ucraniana su visita a Omán. Los intentos del presidente ucraniano por explicar la estancia de Zelensky en Omán, donde Ucrania no tiene su embajada permanente, podrían haber desencadenado una grave crisis política interna, e incluso haber provocado acusaciones de traición, ya que se sugirió que Zelensky estaba en Omán para reunirse con funcionarios rusos. También hubo versiones de que Zelensky mantenía una reunión con la gente del oligarca Kolomoysky, y que se trataba supuestamente de una visita oficial para atraer inversiones, etc.

Como el interés en la estancia de Zelensky en Omán crecía dentro del estamento político ucraniano con cada día de estancia de Zelensky en dicho país, y la Oficina del Presidente no presentaba una respuesta coherente, el Comando-Ze no podía evitar preocuparse por desviar la atención de los ciudadanos ucranianos hacia otro problema. Unos días más tarde, el 8 de enero de 2020, a las 4:44 de la madrugada, hora de Kiev, se estrelló cerca de Teherán un Boeing-737 ucraniano de la UIA, en la ruta Teherán-Kiev, que transportaba 176 personas (167 pasajeros, entre ellos 26 menores de 18 años, y 9 miembros de la tripulación). Todos ellos murieron.

Las autoridades civiles iraníes afirmaron inicialmente que el avión se estrelló por razones técnicas, negando que el avión pudiera haber sido derribado. Al mismo tiempo, varios dirigentes occidentales, citando informes de inteligencia, afirmaron que el avión había sido derribado por la defensa aérea iraní.

En esta situación resulta bastante extraño el comportamiento de la embajada ucraniana en Irán, que inmediatamente después del accidente, sin esperar a los primeros resultados de la investigación sobre las causas del accidente, se apresuró a descartar el hecho de un ataque terrorista contra el avión o un posible ataque con misiles, publicando una posición oficial en la página web de su embajada, señalando indirectamente al mal funcionamiento del avión o a un error humano, es decir, la posición de Ucrania coincidió extrañamente con la de Irán.

Obviamente, este trágico acontecimiento desvió inmediatamente atención no sólo a los ciudadanos ucranianos, sino a todo el mundo, ya que a bordo del avión había ciudadanos de 6 países (Afganistán, Canadá, Irán, Suecia, Reino Unido y Ucrania), y la pérdida de vidas humanas hizo que el tema de la visita de Zelensky a Omán pasara a un segundo plano.

Tres días después del accidente, las autoridades iraníes, presionadas por la comunidad internacional y, en primer lugar, por Canadá, admitieron que el vuelo 752 de UIA fue efectivamente derribado por sus fuerzas de defensa aérea como resultado de un "error humano" en las condiciones de máxima alerta de las fuerzas armadas en relación con una posible respuesta de los EEUU a un ataque con misiles iraníes en instalaciones militares estadounidenses en Irak. Los datos recogidos revelaron que el avión había sido derribado por dos misiles tierra-aire disparados por las fuerzas de defensa aérea de Irán, supuestamente para destruir el misil de crucero.

Los expertos señalaron que un avión de pasajeros como el Boeing-737 es difícil de confundir con un misil de crucero pues tiene parámetros y características de vuelo diferentes, especialmente cuando el avión está ascendiendo después del despegue, mientras que el misil de crucero, por el contrario, se precipita hacia un objetivo en tierra. El hecho de que se dispararan dos misiles contra el avión llevó a muchos a creer que el avión civil fue derribado deliberadamente y a propósito.

Hasta el momento de la tragedia, Zelensky llevaba ocho meses en el poder y consiguió subordinar todas las estructuras de poder y los servicios especiales de Ucrania, en primer lugar, el Ministerio de Defensa y su Dirección Principal de Inteligencia, el SBU y el SVR, colocando en puestos clave a personas leales y comprensibles para él. No es ningún secreto que la Dirección Principal de Inteligencia de Defensa de Ucrania, así como el complejo militar-industrial ucraniano, han estado tradicionalmente en estrecho contacto con los servicios pertinentes de Irán.

Por desgracia, ni los medios de comunicación ni la comunidad internacional han investigado la versión de la posible implicación de los servicios de seguridad de Ucrania en esta tragedia.

Cabe señalar que, por una extraña coincidencia, el avión se retrasó en el aeropuerto de Teherán durante más de una hora, supuestamente por una sobrecarga de equipaje. Cabe suponer que los servicios de inteligencia de Irán tenían su propia información sobre una posible filtración de información secreta relacionada, por ejemplo, con el programa de misiles nucleares de Irán, que fue utilizada por la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania y proporcionó a la parte iraní la desinformación pertinente. No es un secreto que entre los pasajeros muertos había científicos y profesores de la Universidad de Edmonton (Canadá). 

Otro apunte obre el avión de pasajeros malasio Boeing 777-200ER derribado sobre Donbás

Algo similar ya había ocurrido en julio de 2014 en los cielos sobre la región de Donbás, cuando se estrelló el Boeing 777-200ER de Malaysia Airlines, vuelo regular MH17 entre Ámsterdam y Kuala Lumpur. En ese momento murieron las 298 personas a bordo: 283 pasajeros y 15 miembros de la tripulación.

La causa fundamental de la tragedia del avión de pasajeros de Malasia es el hecho comprobado de que las autoridades ucranianas no cerraron completamente el cielo sobre la zona de operaciones militares en el sureste de Ucrania, aunque esto fue precedido por una serie de casos en los que la milicia del LNR golpeó con medios de defensa aérea a los aviones de la fuerza aérea ucraniana a bastante altura. El 14 de julio, un An-26 fue derribado a 6.500 metros de altura en la región de Lugansk y un Su-25 fue derribado el 16 de julio. En junio-julio de 2014, se informó de la pérdida de más de diez aviones tripulados de la Fuerza Aérea de Ucrania en la zona.

Cabe señalar que las autoridades ucranianas habían prestado especial atención a la seguridad de los vuelos de la aviación civil sobre la zona de conflicto. Por ello, las autoridades ucranianas cerraron el espacio aéreo sobre la zona de conflicto para la aviación civil desde el 1 de julio hasta FL260 (7900 metros) y desde el 14 de julio hasta FL320 (9750 metros). La Organización Europea para la Seguridad de la Navegación Aérea señaló las autoridades ucranianas cerraron el espacio hasta FL320, mientras que se permitió volar en FL330 (10.050 metros), donde el avión estaba en ruta (la diferencia de altitudes es de sólo 300 metros).

Además, según el sitio web de seguimiento de vuelos flightaware, el vuelo Ámsterdam-Kuala Lumpur no siguió la ruta habitual. Los días 14 y 15 de julio de 2014, el mismo vuelo recorría la costa sur del Mar de Azov. Sin embargo, el 16 de julio de 2014, la aeronave ya sobrevolaba la costa norte, y el 17 de julio de 2014 se dirigió hacia el norte, directamente a la zona de hostilidades. Cabe señalar que los controladores aéreos del Servicio de Navegación Aérea de Ucrania exigieron a los pilotos del Boeing 777-200ER malasio que cambiaran su altitud de vuelo. El plan de vuelo preveía una altitud de 10,66 kilómetros, pero los pilotos bajaron a 10,05 kilómetros a petición de los controladores aéreos.

Entonces, la situación con el Boeing 777-200ER de Malaysia Airlines desvió bruscamente la atención de europeos y estadounidenses de los problemas del sureste de Ucrania, donde las víctimas civiles se contaban ya por centenares, donde se había desarrollado una catastrófica situación humanitaria con refugiados, e identificó a Rusia como culpable del conflicto interno del sureste ucraniano y, de hecho, de haber contribuido a la destrucción del propio avión.