Elecciones en Brasil: La lucha por su futuro geopolítico

05.10.2018

El 7 de octubre tendrán lugar en Brasil las elecciones presidenciales. La ciudadanía elegirá al presidente y vice-presidente de Brasil, los miembros del Congreso Nacional de Brasil, los gobernadores y vice-gobernadores de los Estados así como las asambleas legislativas estatales. 13 candidatos se disputan la silla de jefe de Estado: Si en la primera vuelta ninguno de los candidatos obtiene la mayoría absoluta, entonces tendrá lugar una segunda vuelta el 28 de octubre.

Problemas en el país

Brasil, siendo la economía más grande de Iberoamérica, está en una situación de crisis real. Por un lado hay indicadores como la disminución del PIB, la alta inflación (4,2% en Agosto) y el creciente déficit presupuestario. Por otro lado también está el crecimiento de la desigualdad material, la oleada criminal (más de 60.000 asesinatos en este año), y 13 millones de desempleados.

E incluso un año después de salir de la recesión, Brasil continúa luchando por sobrevivir.

Los candidatos: Bolsonaro, Haddad y otros

Se presentan 13 candidatos. Ahora las tareas del presidente de Brasil están cumplidas por Michel Temer, reemplazando a su predecesora, Dilma Rousseff (destituida tras un juicio político en 2016). Temer es una figura temporal impopular, ha llevado a cabo las instrucciones según el rumbo neoliberal, con recortes en los gastos de necesidades sociales y con un apoyo a empresarios y banqueros.

El candidato de la derecha, Jair Bolsonaro (Partido Liberal Social) y el sucesor de Lula, Fernando Haddad (Partido de los Trabajadores, PT) son los candidatos más posibles para ocupar la silla del presidente.

Ambos son populistas, sin embargo, los programas (así como las opiniones ideológicas) difieren bastante. Bolsonaro, por ejemplo, quiere privatizar los activos del Estado, y Haddad defiende el aumento de los subsidios estatales y el aumento los impuestos a los ricos.

Bolsonaro es atractivo para el electorado con sus puntos de vista tradicionales de la cultura y la familia; mientras que Haddad lo es por sus consignas sociales.

Haddad dice que él es el representante del arrestado Lula. “Vamos a recuperar las riendas del país. Necesitamos disminuir los impuestos a los pobres y mejorar la economía para generar más empleos”, dijo.

Como representante de los puntos de vista de la izquierda, Haddad representa a los grupos LGBT, a los derechos humanos, a los movimientos de mujeres (como #metoo). En particular, Haddad acusó a Bolsonaro por sus “problemas psicológicos con mujeres, negros y LGBT”.

Los candidatos tienen diferentes puntos de vista sobre los abortos (Bolsonaro está fuertemente en contra) y sobre la lucha contra las drogas (Haddad sugiere conmutar la pena por posesión de drogas y no considerarla como delito, refiriéndose a las abarrotadas prisiones de Brasil).

Al mismo tiempo, Bolsonaro planea simplificar las leyes para la adquisición y tenencia de armas de fuego, y Haddad quiere complicar este procedimiento.

Entre otros candidatos para el puesto del presidente están: Ciro Gomes (PDT), Geraldo Alckmin (PDDB), Marina Silva (REDE), Henrique Meirelles (MDB), Alvaro Dias (PODE), Cabo Caiolo (PATRI), Guilherme Boulos (PSOL), Joao Amoedo (NOVO), Joao Vicente Goulart (PPL), Vera Lucia (PSTU).

Según France Press, el 28% de los encuestados están listos para apoyar a Bolsonaro, y para Haddad alrededor del 22%. Pero considerando la impredecibilidad de los resultados, puede haber grandes sorpresas.

Algunos expertos dan una victoria segura a Bolsonaro, y otros predicen el destino de Marine Le Pen en las elecciones presidenciales de Francia (2017) cuando ella logró llegar a la segunda ronda con Emmanuel Macron, pero entonces fue derrotada.

El factor Lula

Los vínculos de Haddad con Lula pueden ser buenos y malos: Por un lado, Lula es extremadamente popular entre la población, por otro lado: El movimiento de Lula está involucrado en escándalos de corrupción. Una parte del electorado seguirá al candidato de la izquierda, pero la otra parte preferirá una figura nueva contra el sistema.

Recordemos que en abril, la Corte Suprema Federal de Brasil, en relación con el negocio de corrupción de la compañía Petrobras, tomó la decisión de arrestar al ex-presidente de Brasil, Lula de Silva. Tal cosa, con alta probabilidad, podría hacerle ganar las elecciones y recoger más de un tercio de los votos.

En la víspera de la detención, Lula ha dicho que ahora él “no es una persona, sino una idea”, insinuando al sucesor. En agosto, escribió en una carta desde la cárcel: “¡Cada uno de ustedes tiene que convertirse en Lula!”.

¿Por qué a Occidente no le gusta Bolsonaro?

Es importante tener en cuenta la campaña que Bolsonaro hace desde hospital, donde se encuentra tras recibir una puñalada en el estómago, precisamente en vísperas de las elecciones. El jueves pasado fue herido por un radical de izquierdas con desviaciones mentales durante un discurso público.

Sin embargo, ha tenido un impacto positivo en una campaña del candidato de derechas: La gente simpatiza más con él. Además, su imagen recuerda a Donald Trump: Bolsonaro es un usuario activo de Twitter, y sus hijos también ayudan mucho a la realización de la campaña. El candidato brasileño incluso usa la misma palabra que Trump: “El pantano” (the swamp). “Queremos salvar nuestros valores perdidos y sacar a Brasil de este pantano de violencia y corrupción”.

Formalmente, Bolsonaro es el representante del Partido Social Liberal (los tres principios del partido son: “Conservadurismo social, liberalismo económico, y nacionalismo brasileño”). Algunos lo llaman “el populista y el nacionalista”, otros – “el sexista, el misógino y el racista". Él se posiciona como anticomunista.

Mientras tanto, a Occidente, a los liberales, a las feministas, a los gais y a otros representantes de la “democracia” no les gusta Bolsonaro. En vísperas de las elecciones, las mujeres brasileñas organizaron una marcha, tal como hicieron las feministas estadounidenses en Estados Unidos contra Trump. Estaban caminando con las consignas Ele Não (“él no”), y calificaron al candidato como sexista y homófobo.

¿Por qué? Por varias razones. En primer lugar, Bolsonaro se opone a los abortos. En segundo lugar, tuvo un escándalo con una mujer que lo acusó de “violación” (le ha respondido de esta manera: “Nunca te violaría porque no te lo mereces, zorra”). En tercer lugar, el candidato critica abiertamente a los grupos LGBT. En cuarto lugar, porque Bolsonaro es el único candidato que hace campaña abiertamente a favor de la religión y de la familia tradicional.

Sin embargo, a pesar de los eslóganes tradicionales, no deberíamos idealizar a Bolsonaro: Es el candidato pro-estadounidense y pro-israelí que también está involucrado en la corrupción y en el sistema capitalista. Él es católico, pero al mismo tiempo lo bautizó un pastor protestante. Él apoya al lobby israelí: En particular, después de la puñalada, se negó a ser tratado en el hospital sirio-libanés, y dijo que iría a la clínica israelí.

Ello afecta también a sus puntos de vista geopolíticos, obviamente se inclina por unas nuevas relaciones de Brasil con los EEUU, y obviamente encontraría un lenguaje común con Trump. En particular, tiene la intención de establecer relaciones comerciales con los EEUU.

En ese caso, Bolsonaro está preparado para dar un paso hacia los estadounidenses y para respaldar las apelaciones de Trump sobre la intervención militar en Venezuela y en la cuestión israelí. Anteriormente ha criticado al gobierno venezolano del presidente Nicolás Maduro.

Dos son los posibles escenarios. Este movimiento de Bolsonaro hacia la unión con los EEUU tiene el riesgo de arruinar los modelos multipolares (debido a los vínculos económicos de Bolsonaro con las estructuras globalistas). Ambos están en contra de la versión izquierdista liberal del globalismo, pero el brasileño está conectado con la elite globalista. Al mismo tiempo, el segundo escenario podría ser beneficioso para el mundo multipolar, si Bolsonaro rechaza la parte globalista de sus vínculos.

Haddad, a su vez, como seguidor de Lula, probablemente apoyará a Maduro. En cualquier caso, la presidenta del Partido de los Trabajadores, Gleisi Hoffmann, apoyó abiertamente al gobierno venezolano.

Geopolítica de Brasil

Brasil es el país clave de Iberoamérica (el más poblado y económicamente efectivo). Las elecciones tienen valores clave para su destino: En primer lugar, los resultados de la votación son interesantes para los Estados Unidos. La administración de Trump y los influyentes republicanos necesitan el apoyo de Brasil en la región, en particular con respecto a Venezuela. Las elecciones de Brasil probablemente definirán si Trump tiene un nuevo aliado o un nuevo oponente.

El militarista Bolsonaro, con su retórica de la legalidad y de la ley y el orden es agradable para Trump (también a Trump le gusta la retórica de Vladimir Putin o Rodrigo Duterte). Algunos expertos suponen que Bolsonaro encontrará un lenguaje común con Trump como el populista con el populista.

Los globalistas no están de acuerdo ni con Bolsonaro ni con Haddad: El candidato de derechas apunta al diálogo directo con Trump, pero no al poder establecido (“establishment”); los activistas de izquierda no permitieron a las compañías petroleras estadounidenses ingresar a Brasil (por ejemplo, para ExxonMobil y Chevron), al mismo tiempo que fortalecieron las comunicaciones con China (el contrato con Sinopec). Por esta razón, los principales medios de comunicación occidentales critican tanto a Bolsonaro como a Haddad.

Las elecciones de 2018 en Brasil serán definitorias para el país. Sea quien sea el que gane, si Brasil es capaz de poner orden en el país, puede convertirse en uno de los países más interesantes de los mercados emergentes en 2019 y en un actor geopolítico en la región.