Después del incidente en el cielo de Siria, Moscú rompió todos los lazos con Ankara e introdujo una serie de estrictas medidas restrictivas en el campo económico. Como resultado, la economía turca ha perdido miles de millones de dólares. Rusia ha establecido tres condiciones para la reanudación del diálogo: una disculpa pública de Erdogan, la reparación de los daños y la investigación del crimen.
Algunos expertos sugieren que la destrucción del caza ruso Su-24 podría formar parte de una conspiración de las élites pro-estadounidenses contra el presidente Recep Tayyip Erdogan. De acuerdo con algunos informes, el derribo se hizo sin su conocimiento y con el objetivo de desestabilizar las relaciones ruso-turcas, provocando otro conflicto en la región.
Otra serie de factores apuntan también a una profunda división dentro de la élite turca.El 28 de junio, el primer ministro Binali Yildirim dijo que Turquía estaba dispuesta a pagar una indemnización por el avión derribado. Sin embargo, a las pocas horas los medios de comunicación internacionales comenzaron a replicar que Ankara no hará tal cosa. Por la tarde, se informó una vez más que Turquía está dispuesta a aplicar la compensación si la parte rusa envía una solicitud. Es obvio que la red de influencia occidental está haciendo todo lo posible para bloquear el acuerdo entre Rusia y Turquía.
Poco antes de la conversación programada se produjo uno de los ataques terroristas más sangrientos en el aeropuerto de Estambul. En la masacre, al menos 35 personas murieron y 147 resultaron heridos. Las autoridades turcas sospechan que los atentados fueron organizados por los terroristas de DAESH, contra los que Rusia está luchando en Siria. Algunos expertos creen que es una especie de mensaje de la inteligencia estadounidense e israelí, que de este modo "advierten" a Erdogan sobre las consecuencias de un acercamiento a Rusia.